La memoria tiene por función grabar y retener datos provenientes de los sentidos y/o de la conciencia, también suministra datos al coordinador cuando es necesario (el acto de recordar).

A mayor cantidad de datos de memoria, más opciones en las respuestas.

En las respuestas con antecedentes se ahorra energía, quedando un plus en disponibilidad.

El trabajo de la memoria da referencias a la conciencia para su ubicación y continuidad en el tiempo. Los rudimentos de memoria aparecen en la inercia propia de los trabajos de cada sentido, ampliándose a todo el siquismo como memoria general.

El átomo mínimo teórico de memoria es la reminiscencia, pero lo registrable, es que en memoria se recibe, procesan y ordenan datos provenientes de los sentidos y del coordinador en forma de grabaciones estructuradas.

El ordenamiento se hace por franjas o zonas temáticas y según una cronología propia.

De esto se deduce que el átomo real sería: dato más actividad del aparato. Formas de grabación.

Los datos son grabados por la memoria de distintas formas: por shock, es decir por un estímulo que impresiona fuertemente; por entrada simultánea a través de distintos sentidos; por presentación del mismo dato de diferentes maneras; y por repetición.

El dato es bien grabado en contexto; y también cuando sobresale por falta o unidad de contexto.

La calidad de la grabación aumenta cuando los estímulos son distinguibles y esto se produce en ausencia de fondo de ruido por nitidez de las señales.

Cuando hay saturación por reiteración, se produce bloqueo, y cuando hay habituación se produce disminución en la grabación del estímulo.

Cuando hay ausencia de estímulos externos, el primer estímulo que aparece es grabado fuertemente. También cuando la memoria no está entregando información al coordinador hay mayor disponibilidad para grabar.

Serán bien grabados los datos recibidos en relación con la franja temática en la que está trabajando el coordinador.

Recuerdo y olvido

El recuerdo o más precisamente la evocación, surge cuando la memoria entrega a la conciencia datos ya grabados.

Esta evocación es producida intencionalmente por la conciencia, lo que la distingue de otro tipo de rememoración, que se impone a la conciencia, como cuando ciertos recuerdos la invaden coincidiendo en ocasiones con búsquedas o con contradicciones sicológicas que aparecen sin participación del coordinador.

Hay grados de evocación, según el dato se haya registrado con mayor o menos intensidad; cuando los datos pasan levemente el umbral de registro, la evocación será también leve e incluso hay casos en que no se recuerda, pero al volver a percibir el dato se lo reconoce.

A partir de estos umbrales mínimos de evocación aparecen gradaciones más intensas hasta llegar al recuerdo automático – veloz reconocimiento – que es por ej. el caso del lenguaje.

El reconocimiento se produce cuando al recibir un dato y ser cotejado con anteriores, aparece como ya registrado siendo entonces reconocido.

Sin reconocimiento, el siquismo experimentaría un estar siempre por primera vez ante los fenómenos, a pesar de que estos se repitieran.

El olvido, es la imposibilidad para traer a la conciencia datos ya grabados. Esto ocurre por un bloqueo en la reminiscencia que impide la reaparición de la información.

Hay por otra parte una suerte de olvido funcional que impide la aparición continua de recuerdos, gracias a mecanismos de interregulación que operan inhibiendo un aparato mientras funciona otro.

Así, no hay recuerdo continuo cuando el coordinador está percibiendo, o está coordinando respuestas, o bien está evocando una franja particular.

La gradación en la intensidad de la grabación y la evocación, se vincula con los campos de presencia y copresencia del coordinador.