El simple mecanismo original de estímulo-respuesta, aparece altamente complejo en la estructura humana, siendo característico de ésta, la «respuesta diferida» que se diferencia de la «respuesta refleja» por la intervención de los circuitos de coordinación y por la posibilidad de canalizar la respuesta por distintos centros. Estos trabajan estructurados entre sí y con registros propios, a la par del registro general que tiene el coordinador, por la información que llega desde los sentidos internos en el momento de accionar en el medio, y también por las conexiones entre centros y coordinador.

CARACTERÍSTICAS (1):

El centro vegetativo sexual es la base orgánica del siquismo, es en el que se encuentran los instintos de conservación individual y de la especie. También da información de registros cenestésicos del sueño, del reflejo de hambre y del reflejo del sexo (que en general son involuntarios). El registro cenestésico aumenta en caso de enfermedad y en caso de sentidos externos. Este centro es el productor energético de todo el organismo, en base al plan propio del cuerpo, trabajando con afinidad y descarte de substancias, que son metabolizadas para su asimilación.

El centro sexual es el recolector y distribuidor energético principal, operando por concentración y difusión alternada, como aptitud para movilizar la energía, en forma localizada y difundida. Su trabajo es voluntario e involuntario. La tensión en este centro tiene registro cenestésico, como así también la distribución de energía al resto de los centros. La disminución de la tensión, se produce por descargas propias de este centro y por descargas a través de los demás centros. También puede conectar tensiones del cuerpo y de los otros centros. La estructura vegetativo-sexual es la base filogenética a partir de la cual se han ido organizando los demás centros en el proceso evolutivo de adaptación, generando así los niveles de conciencia. El centro vegetativo sigue operando a la base, al ir ascendiendo la energía por los centros y al activar los niveles vigílicos.

El centro motriz actúa como regulador de los reflejos externos, condicionados e incondicionados, y de los hábitos de movimiento. Permite el desplazamiento del cuerpo en el espacio. Trabaja con tensión y relajación; muchas tensiones son de origen motriz y se dan dirigidas a objetos.

El centro emotivo es el regulador y sintetizador de respuestas situacionales, mediante un trabajo de adhesión o rechazo. Cuando el centro emotivo da respuestas desbordantes, se producen alteraciones en la sincronización de los otros centros por bloqueos parciales. Este caso de respuestas puede dar lugar a la «conciencia emocionada», base de una conducta que se estudia más adelante.

El centro intelectual responde en base a mecanismos de abstracción, clasificación y asociación. Trabaja por selección o confusión, en una gama que va desde las ideas a las distintas formas de imaginación, dirigida o divagatoria, pudiendo elaborar distintas formas simbólicas, sígnicas y alegóricas. Cuando las respuestas incorrectas de este centro se desbordan de su ámbito producen confusión en el resto de la estructura, y por ello en el comportamiento.

Existen diferencias de velocidad en el dictado de respuestas al medio. Tal velocidad es proporcional a la complejidad del centro: mientras el intelecto elabora una respuesta lenta, la emoción y la motricidad lo hacen con más velocidad, siendo la velocidad interna del funcionamiento vegetativo considerablemente mayor.

El funcionamiento de los centros es estructural, lo que se registra por las concomitancias en los otros centros cuando uno está actuando como primario. Por ej., al trabajo intelectual lo acompaña un tono emotivo («gusto por el estudio»), que ayuda a mantenerse en el trabajo, mientras que la motricidad se reduce al mínimo. Si, en cambio, se trata de la recomposición vegetativa (por enfermedad, por ej.), toda la energía es ocupada en ese trabajo y la actividad de los otros centros se reduce al mínimo.

Los centros pueden trabajar en disfunción, lo que ocasionará errores en la respuesta. Las contradicciones entre los centros surgen cuando las respuestas no se organizan estructuradamente, y los centros disparan actividad en direcciones opuestas entre sí. Puede usarse la fórmula: «En contradicción, se piensa, se siente y se actúa en direcciones opuestas».

(1) Ver: «Centros», en Siloismo de H. van Doren, Ed. Transmutación.

CARACTEROLOGIA:

Las múltiples tendencias de las personas, sus diversas conformaciones físicas y la diversidad de maneras con que se responde al mundo, hacen posible el establecer clasificaciones de carácter, en base a rasgos comunes. Un estudio de este tipo debería tener en cuenta que la situación de los individuos en el medio es dinámica y variable; que a lo largo de una biografía se va adquiriendo experiencia y pueden sufrirse accidentes, -favorables o desfavorables-, que producen profundas transformaciones de conducta. Por lo tanto, no es posible establecer patrones fijos en esta materia. La caracterología atiende a lo innato combinado con lo adquirido. Las disposiciones innatas, susceptibles de desarrollo, se reflejan en actitudes síquicas y en formas corporales. Por otra parte, los diversos tipos humanos van a resultar del trabajo predominante de alguno de los centros sobre los otros, con su velocidad de resonancia y dirección de la energía características; pero esto será modificable según la estructura de situación. Es decir que podría establecerse también una tipología situacional, ya que se descubren distintas respuestas en los mismos tipos básicos. Al tipo básico se le van sumando las formas culturales de la época, la situación social, el género de tarea que desarrolla, etc., y todo aquello se va organizando como personalidad.