Un caso de error es el que surge por vacío de roles ante una situación desconcertante, en la que se responde en base a codificaciones anteriores o improvisando alguna conducta. El error en este campo está vinculado al desajuste de la respuesta con la circunstancia. Otro error es la fijación de roles, que en forma estereotipada se aplican en situaciones no coincidentes con ellos. Aquí los roles van encerrando al siquismo, en lugar de abrirlo al mundo, experimentándose a la personalidad como «prisión». Hay también casos de desajustes más amplios del siquismo (y su coordinación de errores y roles) con el mundo, ya sea por shock o por inadaptación. Los acontecimientos bruscos pueden llevar, tanto a grupos sociales como a individuos, a errores de adaptación. Tales shocks pueden ser síquicos, físicos, o sicofísicos, pero en todos los casos producen desvíos en la adaptación creciente. Los límites del comportamiento están dados por las posibilidades del siquismo y del propio cuerpo. El siquismo no puede sustituir al cuerpo en la relación objetal, por cuanto el siquismo se conecta con los objetos a través del cuerpo. Si el siquismo transgrede estos límites nos encontramos con un comportamiento atípico. Asimismo, el cuerpo no puede prescindir del siquismo en su relación con el mundo, sin exponerse a la desintegración. La fijeza o cambio en su estructura limitará o ampliará sus posibilidades. El cuerpo efectuará sus operaciones objetales con mayor o menor acierto. En el primer caso habrá adaptación y en el segundo inadaptación. El siquismo puede negar lo objetal, puede negarse a sí mismo o puede crear disfunciones en el comportamiento frente al objeto. Cuando niega lo objetal hablamos de comportamiento ensimismado. Este comportamiento surge como reacción frente al mundo percibido como estímulo irritante. Los sentidos externos tienden a desconectarse, reforzándose el trabajo del circuito cenestésico. Los mecanismos y contenidos propios de ese nivel de trabajo de la conciencia, son proyectados luego sobre el mundo cuando el individuo, presionado por sus instintos básicos, retoma su contacto con el medio. Cuando se niega lo síquico interno, hablamos de comportamiento alterado. Allí, el conjunto de disposiciones, de tendencias, de intereses del individuo están colocados en el mundo de un modo no elegido, sino impuesto. La relación con el mundo está manejada desde afuera Cuando se crean disfunciones entre siquismo y mundo hablamos de comportamiento ritual, en el cual se niega al objeto la calidad objetal y se la convierte en calidad síquica, sustituyendo al cuerpo en la relación con el mundo con operaciones síquicas exclusivamente. En una situación opresiva, se niega la calidad objetal de esta situación y se intenta operar por medio del rito. (1) Esta actitud, que es ineficaz en el mundo de los objetos, puede ser eficaz cuando se actúa sobre otros siquismos, en cuyo caso es una conducta adecuada, en tanto de esa manera se logra modificar una situación. Cuando hablamos de conciencia mágica o de conciencia emocionada, hablamos de esta actitud ritual. Otro caso de disfunción entre siquismo y medio se da cuando se utiliza un intermediario que reemplaza al propio cuerpo en la relación objetal, proyectándose sobre el intermediario contenidos internos. Esto origina dependencia síquica respecto del intermediario, experimentada como falta de decisión y ambivalencia afectiva. Esta ambivalencia o contradicción se acumula como climas y tensiones generando violencia interna. La violencia interna se expresa situacionalmente como respuesta desproporcionada frente al estímulo (interna o externa). Todos estos casos los resumimos como ruido en la respuesta. El ruido en la respuesta da la medida del centro de gravedad o equilibrio de la estructura. Este centro de gravedad se logra por el aprendizaje y por la eliminación del ruido, o sea cuando no surgen errores de comportamiento. Es desde ese centro desde donde es posible el desplazamiento en distintas direcciones. Hay un pasaje suave entre el medio interno del siquismo y el externo del medio ambiente; este suave pasaje de información por un lado y de acciones por el otro, tiene un manejo central del cual existe registro. La formación y desarrollo del centro de gravedad integrado, es un paso necesario en el trabajo evolutivo.
(1) Ver: «La Escuela y el momento actual», en Silo y la Liberación de H. van Doren, Editorial Transmutación.