Cinta 1
Claro, no es el tema que se hablaba hace diez años, pero hoy estos temas están en la calle. Estas aceleraciones y globalizaciones, son para bien o para mal. Y no se podrán detener, lógicamente, determinados aspectos propios de la aceleración, propios de la globalización. Pasará con todas las cosas. El conocimiento de eso es más o menos universal, el registro de eso, sin embargo, puede ser bastante desparejo. Podría pasarnos incluso a nosotros que estuviéramos ubicados en lugares más lentos, esas especies de bolsones que hay, en el espacio y en el tiempo… y entonces, desde esos puntos sabríamos bien que a nivel general las cosas se van acelerando, pero no tendríamos ese registro tan intensamente nosotros. Ustedes saben muy bien lo que pasa con la percepción de lo inmediato, si ven caer desde este piso trece a alguien muerto en la calle, se experimenta como una tragedia, pero claro, si están a dos metros del que fue atropellado por un vehículo, la percepción toma otra intensidad. En estas cosas sucede un poco así también. Podría uno no tener ese registro de la aceleración de la globalización. Por consiguiente, algunas preguntas teóricas que se hacen, que ¿qué va a pasar si ésto sigue así, qué sucederá?, que ¿cómo serán las cosas? y todo aquello. Esas preguntas, no van a ser formuladas con el mismo tono de urgencia que pueden ser formuladas en donde el torbellino está muy activo. Así es que, todavía hay algunas diferencias en las urgencias. Si es que algo hay que hacer, para algunos hay que hacerlo muy rápido y para otros hay que hacerlo más calmadamente. Así es que todavía hay algunas diferencias sobre los registros de urgencia.
Si todo se va acelerando y todo se va globalizando, nosotros tratamos buenamente, según nuestras posibilidades, de adaptarnos a esa aceleración y a esa globalización. No es algo extraño en nosotros, desde los primeros momentos pensamos más en términos de mundialización que en términos de localismos, de ubicación espacial en puntos. ¡Desde los primeros momentos, jamás pensamos que se trataría de un fenómeno que partiendo de un punto y reforzándolo, se iría expandiendo como una mancha de aceite hacia no sé que cosa! De ninguna manera fue planteada en esos términos, sino en términos de diáspora, de dispersión a los puntos allá donde pudiéramos llegar. Eso fue planteado así siempre, sin mayores dificultades.
Francamente eso con el tiempo fue traduciéndose en ideas internacionalistas. Pero más que esa formulación internacionalista, que es propia también de otras corrientes, ésto siempre fue pensado en términos de un fenómeno que iba a homogeneizar al mundo. Pero lo de internacionalismo y todo aquello, no era exactamente el encuadre. Pero sí lo formulamos: Movimiento Internacional, la Internacional Humanista y todo aquello, pero está pensado, me parece, desde otros planos. Pero bueno, no vamos a andar discutiendo con otras corrientes. El hecho es este: no nos es extraño todo este fenómeno y tendemos a llegar a los distintos puntos cada vez con más intensidad, y tendemos a acelerarnos en nuestras comunicaciones, en nuestras relaciones. Los otros días hablábamos de los primeros esbozos de interconexión con aquellos mecanismos tan primitivos como los «mucos», los más antiguos recuerdan esas cosas, los multicontactos. Los «mucos» que eran pequeños trucos que usábamos para que circulara la información. Hoy hay algunos elementos tecnológicos que sirven muy bien a esta velocidad, a esta aceleración de las comunicaciones.
Todo eso es de mucho interés, solo que en nuestra concepción, no es que se estén acelerando, globalizando los fenómenos del mundo y que mientras, no suceda ésto con la conciencia individual, la conciencia personal. Las personas ven que ocurren esas cosas, son afectadas también en su vida cotidiana por esas cosas, pero no pasa nada en realidad en sus cabezas… ¡No!, esa no es nuestra concepción. Los problemas del momento actual son de tal naturaleza, de tal magnitud, que no es que simplemente afecten a la vida de relación de las personas. Eso sin duda ocurre, pero ocurre algo más importante todavía, que afecta a los mecanismos mismos de la conciencia de las personas. Así que, qué barbaridad, claro, si aumenta la desocupación me quedo desocupado, si cada día hay más control directo o indirecto de las actividades, me siento más asfixiado. Si cada día hay una desestructuración progresiva de las instituciones, veo que todo se desordena a mi alrededor. Como también caen las valoraciones, caen ciertos parámetros sociales, me siento muy desorientado. ¡Ah no, no termina ahí! Es algo bastante más profundo. Como la cosa se va globalizando, también yo estoy en contacto con códigos de estructuras diferentes. No solo porque me pongo ropas que son producidas en distintas latitudes, sino porque también voy modificando mi lenguaje, porque si no va a llegar un momento en que no me voy a entender con nadie, ya que los códigos de lenguaje también se van mundializando. Dietas alimenticias, modos de vestir… no queda solo ahí. Empiezo a pensar, a ordenar mi pensamiento, si es que se le puede llamar ordenar a eso; empiezo a pensar con una secuencia, de un modo. Empiezo a priorizar de un modo más o menos específico y, lógicamente, pensando de ese modo, organizando mi pensar, también mi sentir se hace más afín con ciertas cosas y menos afín con otras.
Mi sensibilidad va variando con la variación de la época. De modo que no es un individuo que está ahí, pasivamente, y al cual le pasan cosas que le pegan por lo que va sucediendo en el mundo. Pero le pasan como alrededor. Es decir, si no sucediera ésto que hoy está pasando, ¡qué feliz sería…! No, porque mi concepción de la felicidad está siendo afectada también por este proceso que está en marcha. Un modo de pensar está siendo afectado. El modo en que manejas tus imágenes está siendo afectado. Me dices que todo se desestructura, hoy estamos de acuerdo hasta con cualquier no conocedor de estas cosas. Lo dirán con otras palabras. Pero, me dices que todo se desestructura: bueno, te digo algo que va más allá. ¡No se desestructura todo y tú muy bien! Se desestructura todo y también tu pensamiento, se desestructura tu sensibilidad, tu pensamiento, el modo de moverte. Entonces algunos que un poco intuitivamente han captado ésto, sobretodo en ciertas capas intelectuales; así como en su momento sostenían que la tecnología iba a robotizar al ser humano, y entonces había que escapar de la tecnología, del avance científico y todo aquello, porque si no uno iba a ser controlado por la máquina. Se decían esas cosas. También en la época del primer telar en Inglaterra, la gente cuando vio que quedaba desocupada, empezó a romper los telares. Bueno, ahora no falta quienes tendrán gusto por romper las computadoras y seguramente habrá terrorismo computacional. Ya de hecho lo hay, pero no lo hay de un modo muy vistoso. Creo que podrá llegar a ser vistoso. Pero está mostrando también ese reflejo frente al monstruo opresor de la tecnología y de la computación.
Así que muchos, gentes sensibles a estas cosas, advierten que hay un embate importante de esta globalización, de esta desestructuración, y entonces trata de eludirlo, de evitar. Así como algunos en la medida en que pueden se van a los campos, se alejan de los centros urbanos. También en la medida en que pueden lo exhiben como un valor, tratan de no ver TV, tratan de no ir al cine. Lo dicen: «Ah sí!, yo en mi casa no tengo TV». Pero, lo que quiero decirles es que es un modo de plantear las cosas como escapándole. Seguramente creen mucho, así como aquellos que querían romper las máquinas, creen mucho en el poder de estas cosas. El mismo sistema de comunicaciones le ha hecho creer que eso es muy importante y muy decisivo. Pero ellos creen eso y dicen: «¡ah no, yo no caigo bajo la férula de la TV, a mi no me incluyen!, ¡no leo ni los diarios! Porque como todos sabemos que las noticias están amañadas, están priorizadas de cierto modo». Esto es tremendo porque pega en la cabeza de las personas, las influye poderosamente. Entonces ellos optan por alejarse de la información y alejarse de lo que le presentan en las pantallas domésticas, de lo que les presenta el sistema. Esto también es observable en pequeños números. Sobretodo en ciertas capas intelectuales. «La mejor manera de que no te joda el sistema es no viendo televisión».
No es ese nuestro problema, ¿por qué habríamos de escapar a esas cosas? Por otra parte, que salgas de ese circuito informático, que salgas de la TV, que salgas de los periódicos, que salgas de todo aquello, ni quita ni pone en la desestructuración de tu cabezota. No es la TV la que te va desestructurando internamente.
Esto depende de qué concepción se tenga del ser humano. Si se tiene una concepción pasiva de la conciencia, es una cosa. Si se tiene la concepción de que simplemente uno refleja lo que va pasando alrededor, es otra cosa. Y así siguiendo. Si se está en esta concepción, se comprende que no podría dejar de desestructurarse la conciencia de la gente en un proceso mundial de desestructuración de todo el sistema.
El sistema de ideación y el sistema de imagen es el más afectado. Las imágenes son las portadoras de cargas, son las que llevan a la acción, o que hacen huir de la acción. Son las que direccionan. La desestructuración del sistema de valores, de los imponderables, también afecta a mi modo de ver.
Aquellos que nos acompañen en un proyecto de transformación, que lo comprendan más allá de un slogan de la transformación de lo social y de lo personal, deberían, me parece, tener en cuenta esto de que algo debe hacerse con la propia cabeza. Algo debe hacerse con sus imágenes, con su valoraciones, con sus orientaciones, con el sistema de imponderables, de la vida de cada cual. Algo debería hacerse frente a esta desestructuración que los afecta en sí mismos, en su interioridad más profunda.
No se extraen estas ideas, que estamos esbozando, de la nada. Se están extrayendo de mucho material, de mucho trabajo anterior, de muchas cosas dichas. Para nosotros no son novedades. Estamos hablando de reconsiderar esto que hoy viene avalado, viene apoyado, venimos con el certificado, de lo que va ocurriendo en este momento histórico. Por eso digo que estas aceleraciones y estas cosas son para bien y son para mal. La realidad cotidiana va certificando, y nos va empujando de algún modo a revalorizar muchas cosas, y a utilizarlas como herramientas. En este sentido nuestros amigos podrían muy bien poner en marcha su instrumental.
Cuando integremos a gente, le vamos a pedir ayuda para poner en marcha un proceso más amplio ¿por qué?: ¡porque necesitamos personas! Esa es una explicación muy fácil. Yo te voy a decir porque te voy a ayudar en ésto: primero, porque estás de acuerdo, y en segundo lugar, porque la gente que pone en marcha estas cosas, se preocupa por ordenarse internamente, por ordenar su fuerza interna, por tener coherencia en lo que hace, por evitar su desintegración personal que está llamando a su puerta. De manera que, por un lado te estoy pidiendo ayuda, por otro lado te estoy diciendo que es una de las pocas cosas que te van a hacer bien. Lo tomas o lo dejas. Pero yo puedo transmitirte mi experiencia, tu lo tomas o lo dejas y yo como cualquiera tengo derecho a transmitirte mi experiencia. De manera que es claro que vamos a ofrecer ese instrumental a la gente que quiera colaborar con nosotros y no vamos a dejar desvalida a nuestra gente contando con tal instrumental. La gente tendrá que fortalecerse, tendrá que tener dirección y no puede fortalecerse cuando todos sus contenidos chocan unos contra otros, tienen carácter centrífugo en su propia cabezota. Hay que ordenar la fuerza interna y no solo reordenarla para nada, sino reordenarla con dirección.
En este proceso desestructurador cada día la gente experimenta que pierde fuerza. Es muy difícil definir esto de qué es esa fuerza de la que habla la gente. La gente habla de que pierde fuerza, pierde energía, no solo por sus temores, sus preocupaciones, se siente desvitalizada, vampirizada, eh… Sea lo que fuere esa fuerza interna, sin duda tendrá que ver con el funcionamiento de sus contenidos, hay que reorganizar ese sistema de ideación, esas imágenes, reorganizar y darle sentido, darle coherencia, hay que priorizar los intereses. ¿Y todas estas cosas no podemos explicárselas? Claro que las podemos explicar, es más, hay bibliografía nuestra que explica estas cosas. No va a ser suficiente ayuda porque en este fárrago de cosas que entran a la cabezota también entrará nuestra explicación entre tantas otras, así que vamos más allá de la explicación. El reordenamiento interno, la priorización de los intereses, de la dirección, de la coherencia en la vida, por qué no lo pondremos a disposición de los que nos acompañan. No lo pondremos simplemente como una explicación más, caerá como una explicación más entre tantas, ¿eh?, ¿se fijan en estas cosas? Será una más. Así que algo tendremos que hacer.