Cualquier representación que surja en el campo de presencia de la con­ciencia suscita cadenas asociativas entre el objeto presentado y su copre-sencia. Mientras el objeto es apresado con precisión de detalle en el campo de presencia, en el campo de copresencia aparecen relaciones de otros objetos que no están presentes, pero que están relacionados con él.

Se advierte la importancia que tienen los campos de presencia y copre-sencia en la traducción de los impulsos, como en el caso de la traducción alegórica, por ejemplo, donde mucha materia prima proviene de los datos llegados a la copresencia vigílica.

«Ejemplifiquemos con el tema de las expresiones y los significados en el lenguaje. Mientras desarrollo mi discurso observo que existen numerosas alternativas de elección que voy tomando no en sentido asociativo lineal sino de acuerdo a significados que a su vez tienen relación con el significado normal de mi discurso. Así, podría com­prender a todo discurso como una significación expresada en una región determinada de objetos. Es claro que podría llegar hasta otra región de objetos no homogéneos con la significación global que quie­ro transmitir, pero me abstengo de hacerlo para no destruir, precisamente, la transmisión de la significación total. Se me hace claro que esas otras regiones objetales están copresentes en mi discurrir y que podría dejarme llevar por «asociaciones libres» sin finalidad dentro de la región escogida. Aun en ese caso veo que tales asociaciones corresponden a otras regiones, a otras totalidades significantes.

En este ejemplo del lenguaje, mi discurso se desarrolla en una región de significados y expresiones, se estructura dentro de los lími­tes que pone un «horizonte» y se separa de otras regiones que segu­ramente estarán estructuradas por otros objetos o por otras relaciones entre objetos2.

Cuando un estímulo trabaja entre umbrales despierta el interés de la conciencia quedando en un campo central -campo de presencia- al cual se dirige la atención. Es decir: la atención se mueve por intereses, por algo que de un modo u otro impresiona a la conciencia.

El estímulo que mueve el interés puede quedar en un foco central de atención, perceptual, al que denominamos campo de presencia y que está directamente relacionado con la percepción, entendiendo por percepción a la estructura de sensaciones efectuada por la conciencia, referida a un sentido o a un conjunto de ellos. Todo lo que no aparece estrictamente ligado al objeto central se va diluyendo en la atención, acompañando sin embargo a la presencia del objeto mediante relaciones asociativas con otros objetos no presentes, pero vinculados a él. A este fenómeno aten-cional, estrechamente ligado a la memoria, lo llamamos campo de copre-sencia. En la evocación se puede desplazar la atención de las presencias a las copresencias, y ello es así porque hubo registro del objeto presente y de los objetos copresentes. La copresencia permite estructurar los nuevos datos, de manera que al atender a un objeto, se hace presente lo evidente y lo no evidente opera de modo copresente. Esto lo hace la conciencia sobre la percepción, de modo que siempre se está estructurando más de lo que se percibe, sobrepasando al objeto observado. La copresencia abarca también los diversos niveles de conciencia; así en vigilia hay copresencia de ensueños y en el sueño hay copresencia de vigilia, dando lugar a los diversos estados.

Sobre este tema, Silo ejemplifica:

«Un día cualquiera entro en mi habitación y percibo la ventana, la reconozco, me es conocida; tengo una nueva percepción de ella, pero, además, actúan antiguas percepciones que convertidas en imágenes están retenidas en mí. Sin embargo, observo que en un ángulo del vidrio hay una quebradura… «eso no estaba ahí», me digo al cotejar la nueva percepción con lo que retengo de percepciones anteriores; además, experimento una suerte de sorpresa. La ventana de actos anteriores ha quedado retenida en mí, pero no pasivamente como una fotografía, sino actuante como son actuantes las imágenes.

Lo retenido actúa frente a lo que percibo, aunque su formación per­tenezca al pasado. Setrata de un pasado siempre actualizado, siempre presente. Antes de entrar en mi habitación daba por sentado, daba por supuesto, que la ventana debía estar allí en perfectas condiciones; no es que lo estuviera pensando, sino que simplemente contaba con ello. La ventana en particular no estaba presente en mis pensamientos de ese momento, pero estaba co-presente, estaba dentro del horizonte de objetos contenidos en mi habitación. Es gracias a la copresencia, a la retención actualizada y superpuesta a la percepción, que la concien­cia infiere más de lo que percibe. En este fenómeno encontramos el funcionamiento más elemental de la creencia. En el ejemplo, es como si me dijera: «yo creía que la ventana estaba en perfectas condicio­nes». Si al entrar a mi habitación aparecieran fenómenos propios de un campo diferente de objetos, por ejemplo el motor de un avión o un hipopótamo, tal situación surrealista me resultaría increíble no porque esos objetos no existan, sino porque su emplazamiento estaría fuera del campo de copresencia correspondiente a mis retenciones. Ahora bien, yo fuí a mi habitación guiado por la intención, guiado por las imágenes de conseguir un bolígrafo. Mientras caminaba, tal vez olvi­dado de mi objetivo, las imágenes de lo que debía lograr en un futuro inmediato continuaban actuando co-presentemente. El futuro de con­ciencia estaba actualizado, estaba en presente. Desafortunadamente encontré el vidrio quebrado y mis intenciones se modificaron por la necesidad de solucionar otras urgencias. Ahora bien, en cualquier ins­tante presente de mi conciencia puedo observar el entrecruzamiento de retenciones y de futurizaciones que actúan co-presentemente y en estructura.

El instante presente se constituye en mi conciencia como un campo temporal activo de tres tiempos diferentes3.

La memoria, entonces, juega en este caso el papel fundamental de suministrar los datos que no están presentes, sino que están copresentes. La conciencia efectúa relaciones entre datos presentes y datos que no están presentes, pero que de algún modo están ligados al objeto. Este nexo que se establece es un vínculo de memoria.

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[pie] 2. Silo, Contribuciones al pensamiento, Planeta, Buenos Aires, 1991, pgs. 75 76.
3. Silo, Conferencia: «Pensamiento y obra literaria», Santiago de Chile, mayo 1991.[/pie]