La abstracción es el mecanismo de conciencia que, a partir de criterios de funcionalidad de los objetos, permite formar conceptos, opera reduciendo la multiplicidad fenoménica a sus caracteres esenciales. Esta aptitud de la conciencia disminuye en los niveles inferiores y aumenta en el nivel vigílico, caracterizándose por el debilitamiento de las imágenes y la aparición de ciertas categorías lógicas de difícil representación por medio de la imagen.
Los fenómenos del mundo externo o del mundo interno son elaborados de todos modos por esta actividad abstractiva.
El trabajo asociativo actúa estructurando las representaciones mediante los principios de similitud, contigüidad y contraste, estableciendo distintos ordenamientos según el nivel en que operen.
Podemos concluir que es gracias al ejercicio de la abstracción y de la asociación por lo que la conciencia estructura las imágenes.