Mientras el avión perdía altura, Yuri veía alejarse allá abajo, a los diminutos barcos que dejaban su blanca estela en el océano. Reflexiono brevemente sobre el estado de la investigación. Miles de kilómetros, cientos de lugares sin objetivo cierto. Luego recordó a Igor. Si aquel le hubiera contado desde el primer momento que en la India lo esperaban hacía meses, todo hubiera cambiado. O tal vez nada hubiera cambiado. Por otra parte, ¿qué impidió que le preguntara lo que en un momento sospechó? Había tenido la sensación de que la historia sobre el lama que aquél venia a contarle, ya la sabía y también sabía que en la India lo esperaban desde hacía meses. Pero no pudo preguntar a Igor. Sonrió, mientras recordaba a su buen amigo. En efecto, él era algo mas que un «guía turístico». Cada vez más nítida iba apareciendo la ciudad de Buenos Aires. Asoció libremente. «Latinoamérica, Argentina, Buenos Aires, vacas, fútbol, tango, Che Guevara.» Consideró la situación de ese remoto lugar, desde el punto de vista de su investigación. La religión era prácticamente de Estado. Sin embargo, hacía veinticinco anos, grupos enardecidos incendiaron iglesias. Después, un astrólogo se apodero del gobierno. En el norte de ese país, quedaban confusos rituales del culto incaico. Y desde el Este venían avanzando los ritos afro‑brasileños con su Macumba, Umbanda y Candomblé En el Oeste, en los limites con Chile, el avistaje de UFOS era uno de los más frecuentes del mundo. Tal vez un pequeño modelo de encrucijada cultural. Sin embargo, seria un lugar aburrido ya que en el libro de Grigori apenas si figuraban algunos grupos espirituales de interés. Debería seguir a los lugares previstos: Santiago de Chile y La Paz. Luego, y de regreso a su patria, tocaría Río de Janeiro. Entretanto, llegaba a Buenos Aires. Un lugar de paso y, sobre todo, de contacto con la embajada. El avión comenzaba a desplegar su tren de aterrizaje, mientras por los altavoces se escuchaba una música cantada en español:

 

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo camino, camino sobre la mar.

Caminante, son tus huellas el camino y nada más.

Caminante, no hay camino sino estelas en la mar.

Hace algún tiempo en ese lugar,

donde hoy los bosques se visten de espinas,

se oyó la voz de un poeta gritar:

«Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.»

Golpe a golpe, verso a verso, se hace camino al andar…

 

Las ruedas del Boeing chillaron en la pista y al avión rebotó una, dos y tres veces. «Golpe a golpe, verso a verso», pensó Yuri. Estaba en Buenos Aires.

Se repitieron las situaciones que conocía bien. Desde el «Soiuds Sovietskij Sotsialistichieskij Riespublik» del automóvil que le transportó, hasta la recepción en la embajada, dada por Galina, la equivalente femenina de Igor. Pero no necesito de su atractiva compañía por cuanto pasaría a otro país rápidamente. Sin embargo, Galina le explicó que tal vez tuviera que cambiar de rumbo, debido a ciertos problemas diplomáticos que se presentaban. Yuri argumento que su función no era política sino científica y que, en todo caso, el pasaporte diplomático y la colaboración de las embajadas era a los efectos de facilitar sus funciones… Ya vería que hacer mas adelante. Pero, de inmediato, debía partir de Buenos Aires. Frente a una pregunta, Galina confirmó que desde hacia cinco meses se recibían partes de telex anunciando su llegada. Además, comentó que un memorándum con ciertas «profecías» fue entregado anteriormente en esa misma embajada. Lo había entregado un señor respetable, que no pudo ser hallado, cuando desde Moscú se dieron instrucciones para que se tratara de mantener algún dialogo con el. Entonces, la funcionaria estableció relaciones entre ambos hechos, debido a las actividades profesionales de Yuri. A partir de ese momento, la premura del profesor se intensificó. Sin embargo, decidió ordenar sus ideas. Tomaría un tren hacia alguna ciudad fronteriza, próxima a Santiago de Chile. Sabía con certeza que tenia que llegar a la cordillera de los Andes. Galina resolvió todos los detalles y esa noche despidió a Yuri en la estación del ferrocarril.