Si se es consecuente con la idea de desarrollo personal y para toda la humanidad, si se comprende correctamente la Doctrina que explica al hombre como un ser sicobiológico de estructura además histórica y social, la práctica personal no puede estar desvinculada de la práctica social.

En la medida en que caiga el condicionamiento social, el terreno para el desarrollo personal será más apto.

La práctica social se apoya en estas pocas ideas:

1) Lucha a favor de la paz mundial y contra la violencia y contra la violencia física, económica, racial y religiosa.

2) Lucha contra toda forma de autoritarismo, que impide la creación y la evolución personal y colectiva. 3) Lucha por la liberación social, cultural y síquica. En contra de la explotación capitalista, del colonialismo cultural y de la coacción síquica.

4) Condiciones de vida básicas iguales para todos los seres humanos, o en otras palabras, igualdad de bases económicas que permita el desarrollo sin exclusiones.

5) Ubicación de la economía, la ciencia, la técnica y el arte en escala humana, es decir, al total servicio del hombre.

Las formas de lucha por la liberación social, cultural y síquica corresponden a las tácticas de acción adaptadas a las circunstancias de cada lugar del mundo.

Los mayores enemigos de esta revolución total son: el capital, el autoritarismo y las religiones. Esos enemigos adoptan diversas máscaras pero en todos los casos constituyen el freno externo para el desarrollo integral del género humano.

Si estas ideas las lleváramos a su real y última reducción, diríamos que el deseo, el sueño y el ensueño, son los enemigos definitivos de la humanidad.