Lo fundamental, sin embargo, es la presencia del núcleo de ensueño que es la respuesta general y difundida a estímulos particulares que se organizan estructuralmente en la conciencia.
La personalidad varía cuando el núcleo se desgasta y es reemplazado por otro.
Debido a esto, al núcleo se le considera el “centro de gravedad” de la personalidad.
A cada etapa vital, corresponde una modificación biológica y una transformación concomitante del núcleo, así: niñez, adolescencia, juventud, madurez, declinación y ancianidad, corresponden a estos cambios conjuntos.
Los cambios mecánicos en individuos de la misma edad, son los que explican el surgimiento de las clases temporales o generacionales. Visto así, cada generación se moviliza de acuerdo al núcleo de ensueño que le es propio.
El trabajo de Escuela, tiende a desplazar el núcleo mecánico por otro que polarice a toda la estructura humana hacia el desarrollo y la evolución individual y de toda la especie.