La Escuela nace, se desarrolla o se aletarga en distintas épocas, pero siempre (en distintos lugares) están actuando algunos centros.

Las coincidencias profundas en distintas doctrinas, prácticas, disci­plinas y símbolos producidos por civi­lizaciones alejadas entre sí en el tiempo, denotan que se trata de la misma y verdadera Escuela.

En algunos momentos al abrirse un centro de Escuela, éste parece ser el único y verdadero foco de enseñanza, tales los centros abiertos por Buda y Cristo en sus respectivas épocas. Sin embargo la misión ecuménica de esos centros y de esos fundadores no disminuye, ni invalida la acción de la Escuela en otras­ tareas para las mismas épocas.

Cuando se advierten diferencias sustanciales en las enseñanzas de distintos centros puede sospecharse la falsedad de algunos de ellos o la participación de traductores, comentaristas o intérpretes sin conocimiento profundo. Opuestamente, para encontrar la coincidencias, debe rastrearse en la profundidad de las distintas manifestaciones, dejando de lado manifestaciones periféricas atribuibles a los ámbitos culturales en los que és­tas se expresan.