Hasta ahora hemos hecho una revisión de esquemas que ustedes conocían muy bien, esquemas teóricos, desde luego. Ahora, vamos a hacer una revisión también de esquemas teóricos, pero que no se refieren a la descripción del comportamiento de los fenómenos internos, de los fenómenos síquicos, sino que se refieren a operaciones que pueden modificar determinados aspectos de este comportamiento interno.
Es decir, hasta ahora hemos hecho una revisión de teoría general del aparato síquico; ahora vamos a hacer una revisión de teoría general pero en lo que hace a actividades para modificar este comportamiento síquico.
Estamos hablando de que vamos a revisar lo que llamamos operativa, es decir, ese conjunto de técnicas que nos permite operar sobre los fenómenos. Cambia entonces el sujeto de descripción, aunque los esbozos sigan siendo teóricos.
El tema es un poco largo, pero pienso que entre hoy y mañana podemos revisarlo completamente.
Y el tema mismo tiene sus complicaciones que vamos a desentrañar, además, con las prácticas adecuadas. Estas complicaciones disminuyen a medida que se tiene registro de lo que va pasando y a medida que se va trabajando con ello. Desde luego que esto a la vez abre nuevas complicaciones, porque surgen nuevas preguntas, pero de todos modos el esquema teórico inicial queda aclarado. Luego se oscurecen otros aspectos con los sistemas mismos de práctica. Bien.
Nosotros englobamos en esta idea de operativa a diversas técnicas: técnicas que llamamos de catarsis, técnicas que llamamos de transferencias y diversas formas de auto-transferencias.
Antiguamente, nuestros amigos trabajaban con esto mismo. ¿Y cómo le llamaban a estas técnicas?. Le llamaban técnicas de catarsis, le llamaban técnicas de transferencia. No creerán ustedes que la palabra catarsis la inventaran hace cincuenta años, ¿no es cierto?, y que las técnicas de transferencia son de factura reciente; desde luego que no.
Investiguen un poco en la historia y pregúntense qué se hacía en las Escuelas de Sicología cuando a una persona con problemas -problemas internos, claro, no problemas económicos, tal vez con los problemas internos que generan los problemas económicos, pero de todos modos son problemas internos-, qué hacían en las Escuelas de Sicología cuando se acercaban esas personas y entonces algunos conocedores de estas cosas les sugerían que contaran sus problemas, que explicaran sus problemas, que soltaran su lengua; y les explicaban que al soltar su lengua se iba a producir una suerte de vómito, por así llamarle, de lanzamiento hacia afuera de los problemas internos. Y que esto se iba a registrar en ellos como una especie de lavado interno.
Esto del vómito y el lavado desde luego se alegorizó bastante y no faltaron luego numerosos ignorantes de estos procedimientos que confundieron ese lavado interno con lavados externos, abluciones, bautismos y fenómenos de ese tipo.
Las catarsis, entonces, fueron conocidas desde muy antiguo y operaron estos lavados internos con técnicas más o menos precisas. Bien, esas técnicas, son muy similares a las que usamos actualmente.
En el camino hubo una cantidad de perturbación y así como en el ejemplo que les pongo del lavado, también hubo gentes que introdujeron muchas variantes, muchas variantes que no hacían al tema propiamente tal. Se trataba de producir catarsis, y no se trataba, como sucedió después, de poner intermediarios entre esa persona y otras entidades; ahí ya se iba desvirtuando notablemente esta técnica de simple descarga de contenidos opresivos.
Entonces ya esto se convirtió en un traslado de cargas de una persona a otra y de ésta a no se sabe qué entidad y así entonces se fué todo malogrando un poco; un poco.
En épocas más recientes, cuando perdió efectividad sicológica el intermediario, se volvió a hablar de la palabra catarsis, y ahora resulta que aparecía de nuevo ese señor que se ponía en presencia del que tenía problemas y le decía nuevamente, como miles de años atrás, le decía: «vea mi amigo, suelte su lengua y explique los problemas que usted tiene». Y entonces la gente soltaba su lengua, explicaba sus problemas y se producía una suerte de lavado. ¿Y cómo le llamaban a esta técnica?: catarsis.
Desde luego que esto también creaba un mecanismo de intermediación y así siguiendo. Es como si se tratara de los mismos personajes en distintos momentos históricos, que van retomando el mismo tipo de actividades, por cuanto el registro de esos problemas y el registro de la desaparición de esos problemas corresponde a fenómenos que están pegados en el tiempo, en el sentido de que son los mismos fenómenos que se producen en la estructura general del siquismo.
Ustedes comprenden que si a una persona se le aprietan los globos oculares, ve luz. Esta persona puede pertenecer a una latitud geográfica u otra; puede ser alguien contemporáneo o puede ser alguien que en otras épocas, hace muchos años, también se le hayan apretado los ojos y haya visto luz. Esto no responde a ninguna cosa extraordinaria, responde a cómo están armadas las cosas y como están armados los sentidos.
Así es que estas técnicas han respondido siempre al armazón interno de la maquinaria humana y no tiene mucha más complicación que esto.
La otra técnica de operativa, esta técnica de transferencia, fue llamada también por nuestros amigos, transferencia. Claro, ellos contaban con algunos recursos para trabajar de este modo. Por ejemplo, se tomaba una persona que ya había producido su catarsis, que ya conocía las técnicas menores de trabajo interno, que ya había aliviado sus tensiones menores, se trabajaba con esa persona haciéndola transitar por distintos estados internos. De tal modo que al transitar por esos estados internos, aquello, que ya no era tensión -que podía descargarse y volverse a cargar, descargarse y volverse a cargar- sino que era otro fenómeno sicológico, al transitar por esos estados internos desplazaba, transfería, los problemas.
Así es que esto de las catarsis y de las transferencias, es de factura técnica bastante lejana en el tiempo.
¿Cómo hacían estos amigos en su momento?. Bien. Lo hacían, les dije, con recursos aparentemente externos. Esta persona transitaba por lugares, transitaba por recintos, y al transitar por lugares y por recintos, su representación interna iba acompañando a aquello que veían en el exterior. Seamos un poco más explícitos.
Recordarán ustedes las leyes visuales. Recordarán ustedes que al símbolo puede vérselo afuera, claro que sí. Pero si se fijan bien, el ojo sigue al símbolo porque en el interior de uno mismo hay un registro de imagen visual que acompaña a la tonicidad del ojo. De tal manera que si se pone un símbolo externo, y el ojo frente a ese símbolo hace una especie de secuencia, internamente, ahora, si se cierran los ojos, se puede seguir al símbolo y observar, por reversibilidad del fenómeno, que el ojo también se va moviendo aunque no tenga el símbolo afuera.
Estamos hablando de una equivalencia grande, una relación estrecha, que existe entre el ojo, sea que observe el fenómeno afuera o sea que observe el fenómeno adentro.
De tal manera que cuando se hacían algunas construcciones simbólicas, a esto se lo puede ver como el interés puesto en el ojo afuera, pero también se lo puede ver como interés puesto en el ojo adentro, es decir, en la representación interna.
Desde luego, quienes no conozcan este tipo de funcionamiento, van a considerar sólo el aspecto externo del símbolo y nada más. A lo sumo podrán alegorizar de acuerdo a sus tensiones y a sus creencias y suponer que aquellos que construyeron un determinado símbolo, explicaban tal cosa o explicaban tal otra. Creer que el símbolo cumplía con esa función externa solamente, o alegorizar e interpretar aquello del modo conveniente al sistema de tensiones que ése intérprete tiene, para el caso es exactamente igual. Es decir, fuera de tema.
Y, comentábamos, cuando se hacía transitar a una persona por un determinado tipo de espacio externo, con un tipo de decoración externa, se estaba tratando de que internamente la representación fuera desplazándose, acompañando a todo aquello que como decorado, que como construcción, se ponía alrededor del sujeto.
Estos eran trabajos más avanzados. A estos trabajos les solían llamar trabajos mayores. Y a los trabajos catárticos y de otra naturaleza les llamaban en general trabajos menores, porque así es, en efecto, y así se experimenta.
Ustedes comprobarán, en los trabajos transferenciales, que si se trabaja básicamente con los canales asociativos, y estas asociaciones son guiadas de un determinado modo, entonces estas imágenes que se van asociando, no van a funcionar como asociaciones libres, que esa es la creencia de algunos recientes en esta materia. No se trata de asociaciones libres, sino de asociaciones guiadas, de asociaciones dirigidas. Pero la pregunta es, cómo puede uno dirigir tales secuencias si el canal asociativo se bloquea en cuanto la actividad vigílica pretende dirigir tales asociaciones. Ahí ya hay una paradoja síquica. En actividad vigílica, el canal asociativo se bloquea, funcionan sobre todo los mecanismos abstractivos. Por consiguiente, si yo quisiera dirigir imágenes lo único que podría hacer es dirigir una suerte de imaginación, que repite los fenómenos observados por mí cotidianamente, pero no mucho más.
Cuando yo ahora imagino que puedo salir de esta sala y tengo que subir una cierta escalera -desde el fondo de esta sala voy subiendo por la escalera y llego al plano alto y desde allí cruzo la calle y me desplazo hacia las casas que tenemos ahí yo voy siguiendo estas imágenes que son correspondientes a lo que sucede en vigilia. Pero no puedo hacer mucho más, no puedo imaginar simplemente que desde estas profundidades subo a un plano medio, que ahí me encuentro con personajes fantásticos, que estos personajes fantásticos van haciendo un tipo de operación y otra, no puedo hacer eso si voy dirigiendo mi imaginación, desde vigilia. Es incompatible con el manejo imaginativo este otro tipo de fenómenos que se suelta.
Si por otra parte creo que se trata simplemente de soltar las imágenes para que se vayan encadenando unas con otras, tampoco hay dirección, de manera que ¿cómo soluciono este problema, de, por un lado, que las imágenes se suelten, según su tendencia, se relacionen unas con otras según su tendencia y al mismo tiempo cómo hago para que haya dirección?. Problema.
Este problema de la dirección de las imágenes, precisamente, aquellos antiguos lo solucionaron con un guía, y así lo llamaron: el guía. El guía era aquél que acompañaba a quien se colocaba en esos recintos, indicándole por donde había de ir, que tipo de operaciones realizar. Y se establecían diálogos interesantes entre el sujeto en cuestión y el guía. Merced a estos diálogos, y merced a esta conducción, entonces las imágenes que iban apareciendo eran comentadas y tratadas de un modo diferente. Y no se dejaba simplemente al sujeto en un laberinto, del cual no se conocía la salida, del cual se perdía toda pista de salida. Eso parece que tenía un objetivo muy diferente al que estamos teniendo en cuenta.
En los laberintos no se trabajaba con esta idea. Acá se está trabajando siempre con la idea del guía, del mismo modo que trabajamos nosotros para solucionar esta paradoja del siquismo; aquello de que desde un nivel bajo de conciencia, sí, se sueltan imágenes, pero no puede haber conducción vigílica. Y si trabajamos en vigilia no se sueltan imágenes; entonces podemos conducir, sí claro, pero imágenes propias de la vida cotidiana. Esta paradoja la solucionamos nosotros bajando el nivel de conciencia y colocando un guía.
¿Donde colocamos el guía?. En ningún recinto, a menos que le llamemos recinto al espacio de representación interna. Pero eso ya es otra historia. Bien.
Quedan hoy numerosas construcciones de estos laboratorios de trabajo, numerosas construcciones que comienzan con un recinto, en las profundidades, a lo mejor construcciones mayores. En estos recintos que estaban muy poco iluminados se colocaba a aquél que tenía estos problemas. Pasaba allí un tiempo suficiente. Se establecían diálogos entre este señor y el guía. El guía a veces no era visto por este señor, pero de todos modos había diálogo. Permanecía ahí bastante tiempo. El lugar a veces era frío, sumamente oscuro, y en ese estado de eliminación de datos sensoriales externos, los registros internos se hacían presentes. Y entonces surgían una cantidad de alegorizaciones, una cantidad de fenómenos, que ahora eran cumplidos en la percepción visual externa cuando aparecía un señor acompañado de una luminaria, disfrazado de un modo característico.
Y entonces se establecían diálogos, ahora entre el guía y este señor disfrazado, se establecían diálogos en torno a qué significaba este señor disfrazado. Entonces le decía cosas extrañas, por ejemplo le decía: «aquí hay un umbral y yo soy el guardián del umbral». «Ahá, aquí hay un umbral y usted es el guardián del umbral, bueno, muy bien, y ¿qué más? «Y bueno, que va a tener dificultades para ir en una dirección u otra dirección». «¿Y por qué voy a tener dificultades?». Y bueno, entonces aparecía otro disfrazado que le presentaba una cantidad de problemas, y entre disfrazados, pasajes de recinto, monstruos y toda una fauna de cosas raras, este señor, en ese estado alegórico pero con un espacio de representación que coincidía con las representaciones externas,iba transitando por distintos niveles, por distintos lugares, e iba produciendo sus transformaciones internas.
Algunos tenían más problemas que otros en una estancia que en otra estancia. Algunos tenían más problemas que otros en ciertos desplazamientos. Claro, los más gordos tenían problemas al pasar por recintos más pequeños y así también había algunos que tenían registro de dificultades mayores para pasar a ciertos ámbitos que coincidían con su sistema de tensión interna.
Entonces estos guardianes o estos guías, dialogaban en torno a los problemas, en torno a las dificultades que había para pasar a ciertos recintos. Y entonces los iban conduciendo, sin mayores dificultades; claro, se la pasaban haciendo esto, conocían muy bien el camino, así que no había problema por parte de estos guías. Explicaban que había que fijarse en ciertos escalones, que por allá se iba mejor que por el otro lado y todo esto.
Estos disfrazados, que aparecían para conducir a estos señores por esos recintos, ahora ya no son necesarios, están muy bien incorporados. A estos disfrazados los vamos a encontrar en los distintos niveles, en los distintos puntos del espacio de representación en las técnicas de transferencia.
Y ustedes saben muy bien que ahora aparecen esos mismos; aparecen con cierto tipo de disfraz, con cierto tipo de actitud y también se sigue más o menos el mismo plano que antes se seguía en construcciones externas. Y entonces vamos a encontrar allá guardianes del umbral; vamos a encontrar allá lazos, engaños, seducciones; vamos a encontrar protectores, vamos a encontrar defensores; vamos a encontrar ancianos que dan luz o que dan calor, que aumentan los fuegos, que disminuyen los fuegos; vamos a encontrar señoritas muy atractivas pero ambivalentes; vamos a encontrar distinto tipo de problemas; vamos a ver como a medida que se va trepando por esos recintos, lógicamente, se va subiendo, va entrando luz, se va aclarando la cosa, se va entendiendo mejor, y entonces, a medida que se transita por esos lugares, el espacio de representación se clarifica, se hace claro, se hace más luminoso. Y a medida que se baja hacia esas profundidades, entonces el espacio de representación se hace más oscuro y es así de simple. Si se sube más, comienzan a surgir otros tipos de alegorizaciones, alegorizaciones de lo más curiosas.
Y así subiendo y subiendo por este plano de representación interna vamos acercándonos a recintos cada vez más luminosos. Y más allá de estos recintos y por encima de todos los recintos encontramos al sol, ese sol que antes nuestros amigos ponían en las partes más altas de los recintos, en las partes más luminosas. Este sol que no tenía importancia en sí, sino que era una representación de otro tipo de sol. Pero que, claro, todos tenemos asociado al sol con la luz. Claro, no es lo mismo la luz que imagino o la luz que veo, a esa luz que invade el espacio de representación interna cuando se transita de nivel. Pero de todos modos tienen algo familiar.
No estamos usando un lenguaje alegórico; estamos describiendo lo que sucede con las alegorías que es una cosa muy diferente. Cuando uno describe a un determinado monstruo interno, no está haciendo alegoría; uno está describiendo racionalmente lo que sucede con una alegoría, que es por cierto muy diferente.
Bien. Así es que fíjense que curioso, desde aquellos que usaban las técnicas menores, con sus sistemas de catarsis de alivio de tensiones, o aquellos otros que usaban las técnicas mayores, con sus sistemas ya no de simples descargas de alivio de tensiones, sino con sus sistemas de tránsito por distintos recintos, claro, hay diferencia. En realidad formaba todo eso parte de un mismo sistema.
No interesan los nombres con que se englobó a todo aquello y mucho menos interesa cómo, históricamente, se les ha llamado luego a ese conjunto de procedimientos. Ni tampoco interesan mucho las opiniones que se han tenido en torno a este tipo de cuestiones. Lo que si sabemos es que seguimos trabajando con las mismas operaciones, continuamos el mismo tipo de trabajo. Estos trabajos no se han interrumpido, esos trabajos continúan, como estos trabajos, desde luego, van a continuar en el futuro, dejando de lado las interpretaciones que se puedan tener en el futuro.
Bien, vamos entonces, ya habiendo considerado -porque es interesante incorporar estos contenidos que están en el pasado, rescatarlo- estos trabajos del pasado, veamos como procedemos nosotros contemporáneamente.
Ayer hablamos de los registros de las tensiones en el simple hecho del atender. Ustedes lo reconocen bien. Ustedes pueden atender con tensión o sin ella; hay diferencia. Ustedes pueden a veces soltar esta tensión y atender. Normalmente creen que cuando sueltan la tensión para atender se desinteresan del tema. No sucede así. Sucede una cosa distinta, que ustedes han asociado desde hace mucho tiempo, esta tensión con el atender y creen que atienden cuando están tensos. Pero la atención nada tiene que ver con esto.
Cuando nosotros hablamos de tensiones, no buscamos las causas de las tensiones sino sus registros. Fíjense que manera de trabajar la nuestra.
Nosotros no estamos buscando qué cosas motivan estas tensiones, a qué se deben estas tensiones. No, eso no nos interesa. Nosotros tratamos de especificar el registro de tales tensiones, ese es nuestro tema. Al hacer semejante cosa las interpretaciones desaparecen y lo que tenemos es la experiencia inmediata de lo que sucede.
Bien, y ¿qué pasa con las tensiones en general, no solo con las tensiones de la atención?. Bueno, a las tensiones en general, las ubicamos en distintas partes del cuerpo, en los músculos particularmente. Son tensiones musculares externas, éstas de las que estamos hablando.
Tenso un músculo voluntariamente y tengo un registro de esa tensión. Perfectamente. Tenso voluntariamente los músculos faciales, tengo un registro de esa tensión. Tenso distintos músculos de mi cuerpo y tengo registro de esa tensión. Me voy familiarizando con esa técnica de la tensión artificial. Me interesa mucho poder obtener la mayor cantidad de registros posibles, tensando los distintos músculos de mi cuerpo. Eso constituye todo un sistema de técnicas. Y me interesa mucho, luego, ir disociando tensiones, que normalmente cuando se realizan, generan alrededor de esos músculos todo un sistema, y entonces en lugar de tensar un punto, estoy tensando más de la cuenta. Nos interesa mucho esas técnicas de las que vamos a hablar al terminar esta conversación de hoy.
Entonces observo que tenso un punto y además se tensan otros cuantos. Bien, tengo registro de ese fenómeno curioso. Y luego distiendo ese músculo, pero a veces no se distienden los otros músculos que acompañan a la tensión. Este es un punto muy interesante. Si ustedes trabajan con ciertas partes de su cuerpo van a comprobar que al querer tensar un punto se tensan ese punto y otros, y luego, al distender ese punto, se distiende ese punto pero no los otros.
Esto sucede también, no por estos trabajos voluntarios, eso sucede en la vida cotidiana. De tal manera que frente a un problema de confrontación, un sistema de músculos se pone tenso; desaparece la confrontación con el objeto, los músculos en cuestión se distienden, pero no los otros que le acompañaron en el momento de la tensión. Un poco más de tiempo y termina todo distendido.
Pero a veces sucede que pasa bastante más tiempo y no se distienden los otros puntos.
¿Quién de ustedes no reconoce tensiones musculares más o menos permanentes?. Hay quienes registran esas tensiones a veces en el cuello, a veces en otra parte de su cuerpo. Ahora mismo, si ustedes se fijan, pueden descubrir tensiones innecesarias que están operando en diversas partes de su cuerpo. Ustedes a eso lo pueden registrar. Y como ven, eso que registran en distintas partes de su cuerpo, no está cumpliendo con ninguna función, en este momento en que estamos confrontando ideas y trasladándolas de un lado a otro, ¿no es cierto?; no cumple con ninguna función aparente.
Nosotros distinguimos entre las tensiones musculares externas de tipo situacional y las tensiones musculares externas de tipo contínuo.
Tensiones situacionales: se produce un fenómeno, el sujeto tensa determinadas partes de su cuerpo. Punto aparte. Desaparece la confrontación, desaparece la tensión. Esas tensiones situacionales, a cada rato estamos trabajando con ellas, seguro que cumplen con funciones muy importantes. Nadie pretende liquidar esas tensiones.
Están las otras, las continuas, no las situacionales. Y estas continuas, tienen además, el siguiente agravante: que ahí están ellas trabajando y dando impulso continuamente, pero si se produce un determinado fenómeno de confrontación, además, aumentan. Y luego bajan, nuevamente; bajan adónde, ¿a la distensión total?; no, bajan al nivel que les corresponde a la tensión continua.
De manera que ya distinguimos esos dos tipos de tensiones que son muy interesantes. La cosa se agrava un poco más; puedo yo, por ciertos procedimientos, distender las tensiones continuas; si, como no, puedo, con ciertas técnicas. Esto no garantiza que no permanezcan en mi interior distintos sistemas de tensiones. Puedo trabajar con toda la musculatura externa, puedo hacer cuanto ejercicio quiera, y sin embargo, internamente, las tensiones siguen actuando. ¿Y por qué digo eso?. Digo eso porque lo registro. Ustedes habrán registrado estados de relax interesantes, musculares externos, y también habrán registrado que siguen operando tensiones internas. ¿De qué naturaleza son estas tensiones internas?. En ocasiones son de tipo muscular profundo; en ocasiones. En ocasiones registro a estas tensiones como, en realidad, irritaciones profundas; irritaciones viscerales, problemas fisiológicos, que dan impulsos; todo esto va configurando un sistema de tensión interna.
Cuando hablamos de estas tensiones profundas, estamos hablando de tensiones que en principio, no son muy diferentes a las externas, pero que tienen, eso si, un componente emotivo importante. Podríamos considerar a estos dos fenómenos como gradaciones de un mismo tipo de operación. Hablamos ahora de estas tensiones internas teñidas emotivamente; a ellas las definimos como climas, no muy diferentes a las tensiones en general, pero con un fuerte componente emotivo. Así, en principio. Que ustedes expliquen esto por ciertos disparos internos que circulan por el cuerpo y entonces ponen al cuerpo en una cierta situación, cuyo registro se traduce luego como emoción; que lo expliquen así o lo expliquen de otro modo, como no, pueden hacerlo; pero el hecho es que hay diferencia entre el registro de la tensión muscular externa y el registro interno, aunque su naturaleza muy en el fondo, no sea tampoco muy distinta.
¿Qué sucede con fenómenos interesantes como los de depresión?. Una persona está deprimida; no vayan tan lejos, vayan al aburrimiento: el aburrimiento, pariente de la depresión, le da lo mismo una cosa que otra, no tiene especiales preferencias, diríamos que está sin tensión. A lo mejor él se registra a si mismo como falto de vitalidad, a lo mejor el piensa que le falta vitalidad pero, ¿que hay detrás de eso?. Hay de todos modos un fuerte componente emotivo; si se tratara simplemente de falta de vitalidad, no habría ningún problema. Uno podría estar muy vital o estar sin ninguna vitalidad y no habría ningún problema si no le acompañara un fuerte teñido emotivo.
De manera que detrás de esto de la falta de vitalidad, detrás del aburrimiento y todo aquello, descubrimos un fuerte sistema emotivo que le acompaña; si no, no habría problemas, desde luego. Si, notamos que hay fuertes correntadas emotivas de tipo negativo en el interior de esta persona, y entonces observamos que, si aparecen esos sistemas, esas correntadas emotivas es porque aún no existiendo tensión muscular externa, hay tensiones internas que en ocasiones pueden ser tensiones musculares internas, o en otras ocasiones, fenómenos de irritación interna.
Y a veces sucede algo mucho más extraordinario todavía; que no exiete un sistema de tensiones contínuo o de irritación contínuo, sino que por la confrontación con una situación dada se sueltan fenómenos mnémicos, fenómenos de memoria que hacen su disparo interno y surge ese registro de falta de vitalidad o aburrimiento u opresión interna o sensación de encerramiento, etc, etc.
A las tensiones musculares externas normalmente las podemos manejar voluntariamente; a los climas en cambio, no los podemos manejar voluntariamente, tienen otra característica, siguen al sujeto aún cuando haya salido de la situación que lo motivó. Recordarán ustedes los fenómenos de arrastre, estos que siguen al sujeto aunque la situación haya pasado. Estos climas siguen tanto a los sujetos, tantísimo, que puede uno a lo mejor cambiar de todo tipo de situación, claro, transitar a lo largo de su vida por distintas situaciones, y continuar con esa clima que lo persigue. Esas tensiones internas son traducidas de modo difuso y totalizador; este punto tiene su importancia, y explica también las características de la emoción en general que trabaja totalizando, sintetizando, no trabaja refiriéndose a un punto particular de una tensión del cuerpo, no se refiere tampoco a un punto de dolor en el intracuerpo, que puede ser localizado muy bien, se refiere más bien a un estado de invasión de la conciencia. Se trata entonces de impulsos cenestésicos no puntuales, eso está claro.
No obstante, en ocasiones, el mecanismo de traducción de impulsos opera aportando imágenes, que se corresponden con el clima. Cuando el mecanismo de traducción de impulsos aporta imágenes que corresponden con ese clima difuso, hablamos de correspondencia de clima y tema, hay un tema que tiene correspondencia con ese clima. Entonces es muy probable que esa persona, que experimenta determinado clima, diga que se siente encerrada, por ejemplo; eso del encerramiento es un tipo de representación visual, que coincide con el registro emotivo; y hay algunos más exagerados que no sólo hablan de encerramiento así en general, sino que explican que se sienten encerrados en una determinada caja con tales y cuales características. Esto, en vigilia, no les es muy claro, pero en cuanto disminuye un poco su nivel de conciencia, sí aparece esa caja adentro de la cual ellos se encuentran. Por supuesto, cuando los mecanismos de traducción trabajan fuerte, cuando los registros cenestésicos son más intensos, y cuando la vía alegórica se pone en marcha, es más fácil de rastrear todo esto.
A veces aparecen imágenes que no se corresponden con los climas. Por último existen casos en que se registra el clima sin imágenes. En realidad hay imagen cenestésica en todos los casos, y el emplazamiento de esta imagen difusa general en el espacio de representación, perturba las actividades de todos los centros, porque es desde ese espacio de representación, desde donde al surgir las imágenes se dispara hacia los centros su actividad.
A los climas se los baja de potencial por descargas catárticas -abreacciones motrices, diríamos hoy, manifestaciones de esa energía hacia afuera-, pero no ocurre su desplazamiento por tales técnicas.
Las técnicas que corresponden a la transformación y desplazamiento de climas, son las técnicas transferenciales. Su objetivo no está puesto en la bajada del potencial de una tensión interna; su objetivo está puesto en el traslado de un fenómeno síquico a otro, en la transferencia de una carga de un fenómeno a otro tipo de fenómeno.
No es completo decir que los climas se generan solamente por traducción de señales de contracciones involuntarias profundas, y que tales contracciones, captadas por cenestesia, se transforman en imágenes difusas que ocupan el espacio de representación. Decir esto no es completo.
En primer lugar, porque el registro puede ser no puntual sino general, como en el caso de las emociones violentas. Y estos estados corresponden a descargas que circulan por todo el organismo y no se refiere a la puntualidad de una tensión.
En cuanto al origen de estos fenómenos, puede estar en sentidos internos o actuar desde memoria, o actuar desde conciencia. Esto se dice muy fácilmente, pero no es tan fácil su mecánica.
Cuando el impulso corresponde a un fenómeno netamente corporal, cenestesia toma este dato y envía la señal correspondiente que aparece como imagen difusa, es decir, no visualizable -como imagen cenestésica, no como imagen visual-; cenestesia entonces envía la señal correspondiente y aparece la imagen difusa, y siempre que el fenómeno no fuera de localización precisa, tal emplazamiento de imagen no visualizable, de todas maneras, se da en el espacio de representación.
Hay quienes dicen que cuando se encolerizan ven todo rojo, por ejemplo: es una forma de decir. O dicen que se modifica su espacio de representación y ven al objeto que le provoca cólera, más pequeño; otros dicen que lo ven más resaltado; en fin, hacen todo ese tipo de juegos. No estamos hablando del impulso localizado sino del estado difundido, emotivo, que de todos modos ha partido del registro cenestésico y se ha traducido en imagen cenestésica no visualizable. A veces tiene también traducciones, pero no es el caso.
Tal emplazamiento de imagen no visualizable, de todas maneras, se da en el espacio de representación y moviliza a los centros instintivos básicamente. De este sistema de operaciones en ese momento dado, de todo eso que sucedió, se hace registro en memoria.
Si en cambio, el primer impulso proviene de sentidos externos, y al final del circuito de impulso, también se movilizan los centros instintivos, esto se graba en memoria asociado a la situación externa, motivándose una grabación en donde el impulso externo, el impulso que provino desde el exterior que refleja una situación, ahora queda ligado a un estado corporal interno.
Volviendo al primer caso, el de la partida de impulso interno por desarreglo vegetativo, por ejemplo, desarreglo vegetativo, bueno, ahí tenemos los impulsos internos disparados. También en este caso hay grabación situacional asociada, si los sentidos externos están por su parte trabajando. pero si eso se produjera cuando sentidos externos no trabajan, caso de sueños, o caso de cámara de silencio, la grabación situacional podría referirse únicamente a datos de memoria, ya que se actualizaría en ese momento, quedando a su vez en memoria al final del circuito, una extraña asociación de fenómenos de un tiempo 2, -es decir, el registro cenestésico-, con un tiempo 1, es decir el dato de memoria.
Hemos visto casos en que la partida del impulso es del intracuerpo, y se asocia a situaciones de percepción externa. Y casos del mismo impulso pero asociado ahora a memoria, porque los sentidos externos no están trabajando en ese momento.
También hemos visto el caso del impulso que parte de sentidos externos y termina movilizando registros internos cenestésicos, siendo posible a partir de ese momento, que situación externa y registro interno queden grabados en memoria.
Por su parte, memoria, puede entregar impulsos y al movilizar registros, desatar cadenas asociativas de imágenes -no sólo visuales sino de cualquier otro sentido, incluyendo la cenestesia-, desatar cadenas asociativas de imágenes que a su vez despiertan en memoria nuevas entregas de datos, configurándose una situación climática registrable en un momento dado, pero que ahora se asocia a una nueva situación que se está percibiendo por sentidos externos.
Por último, conciencia misma en su elaboración de imágenes, puede poner en marcha todo lo anterior, y además, agregar su propia actividad, grabándose al final en memoria, situaciones externas, por ejemplo, pero asociadas a elementos imaginarios.
De todas maneras, el encadenamiento sentidos-memoria-conciencia es indisoluble, no lineal y por supuesto estructural.
Así pues, si el primer disparo es doloroso físico, la configuración final puede ser de sufrimiento moral y estar presentes allí verdaderos registros cenestésicos, y además fuertemente grabados en memoria, pero asociados simplemente a la imaginación.
El dolor físico, a menudo, termina en sufrimiento moral, de componente ilusorio pero registrable. Y este hecho extraordinario, de que lo ilusorio no existe como fenómeno real, pero que sin embargo es registrable por sus concomitancias, nos enseña que aún cuando no tenga existencia real externa, tiene poderosa existencia y realidad síquica.
No se explica mucho al decir de un fenómeno que es ilusorio; no se explica mucho más al decir que las ilusiones se registran, como se registran las percepciones llamadas no ilusorias.
El sufrimiento ilusorio tiene su real registro para la conciencia. Allí es donde la transferencia tiene su mejor campo de trabajo, en el sufrimiento ilusorio.
Diferente a lo que sucede con los registros traducidos o transformados de impulsos dolorosos físicos básicos, a los que, de todos modos, se puede desproveer de otros componentes ilusorios, sin que por ello desaparezca el dolor físico. Esto último en principio, por cuanto la mente humana es capaz también de modificar en gran medida la sensación del dolor físico. Pero ese no es tema propio de la transferencia.
Nosotros podemos disociar el encadenamiento automático del sufrimiento. Ese es nuestro interés. Y podemos. A eso apunta primariamente la transferencia. Ya veremos que todo esto va más allá del sufrimiento. Pero es claro, vamos a empezar por este punto.
Así es que veamos a la transferencia como una de las tantas herramientas de operatoria, pero destinada básicamente a desarticular el sufrimiento, a liberar a la conciencia de contenidos opresivos.
Así como la catarsis libera cargas y produce alivios provisorios, aunque a veces necesarios, la transferencia apunta al traslado de esas cargas de un modo permanente, por lo menos en lo que hace a un problema específico dado.
Veamos un poco algunos aspectos del funcionamiento compensatorio de los aparatos del siquismo.
Los umbrales de los distintos sentidos varían en estructura, y los umbrales de sentidos internos varían compensatoriamente con respecto a los umbrales de los sentidos externos.
Los fenómenos del umbral cenestésico, al disminuir los impulsos de los sentidos externos, entran en el umbral de percepción, y comienzan a dar señal. Estamos diciendo que cuando disminuye el impulso externo, aquellos otros fenómenos internos, que estaban de todos modos trabajando, pero que estaban trabajando a nivel de umbral y que no los registrábamos, entonces al disminuir la percepción externa, aumentan los umbrales de sentidos internos y entonces el fenómeno aparece como registrable.
Por tanto puede percibirse, en la caida de nivel de conciencia, el surgimiento de fenómenos del intracuerpo que en vigilia no aparecían. Y cualquiera lo sabe; baja uno de nivel de conciencia y empieza a experimentar rarezas internas, impulsos internos, que no se habrán soltado en ese momento, seguro que no, seguro que estaban, pero trabajando muy quedos, muy silenciosos ellos. Pero al desaparecer aquel ruido de los sentidos externos, éstos se hacen manifiestos.
Nosotros descubrimos que cuando aparecen dentro de los umbrales estos impulsos internos y esto es acompañado por la caída de nivel de conciencia, estos impulsos internos que ahora dan señal a conciencia, por su misma naturaleza, toman un tipo de canal que se despierta con más facilidad en la caída de nivel. Este canal es el asociativo.
Cuando se despierta esta vía asociativa, los fenómenos de traducción que son frecuentes, que son totalmente frecuentes aún en vigilia, operan con gran fuerza.
Volvamos un poco a los problemas de los fenómenos de traducción y de transformación de impulsos.
Cuando vigílicamente registro de un fenómeno, por vía visual, sus características, y conozco además, de este fenómeno, otras características, no visuales, sino que las puedo percibir auditivamente, estas dos percepciones quedan de algún modo asociadas en memoria. Tengo un registro de este objeto articulado de percepciones.
Estamos hablando de algo más que de la estructuración que hace la percepción de un sentido. Ahora estamos hablando de la estructuración que hace la sumatoria de sentidos.
Así es que, en el ejemplo que hemos dado en otras ocasiones: tengo ahora el registro visual de este encendedor. Ahora estoy en otra cosa, pero escucho el sonido de ese encendedor. Muy bien: aparece la imagen del encendedor. Es bien diferente la imagen de un sonido a la percepción de una imagen visual o de un objeto que capto visualmente, ¿no es cierto?. Sin embargo, quedan asociadas, en la articulación de los objetos del mundo llamado externo, características visuales, auditivas, táctiles, etc, etc., y se estructura todo aquello, de tal modo que tomando uno de los aspectos se sueltan los otros aspectos asociados a él. Esto es registrable.
Ese es ya el mecanismo básico de la traducción de impulsos. ¿Y qué es lo que se traduce?. En este caso se está traduciendo elementalmente, un impulso de tipo auditivo, que despierta registros mnémicos, registros en los que los impulsos visuales de su momento estaban asociados a impulsos auditivos. Entonces, claro, viene el estímulo auditivo y aparece el registro visual. Esto es frecuente en vigilia. Y es gracias a ese mecanismo de asociación de sentidos, a esta estructuración de los sentidos, gracias a eso, que podemos configurar franjas importantes del mundo llamado externo. De otro modo tendríamos serias dificultades en la articulación de los objetos.
Así como el espacio de representación se va articulando desde la primera infancia en adelante, así también el mundo objetal se va articulando desde la primera infancia en adelante.
De comienzo los niños no parecen articular coherentemente los distintos registros que tienen de un mismo objeto. Así pues, para comenzar, no distinguen bien entre su propio cuerpo y el cuerpo de su madre. Eso, para comenzar. Luego, no relacionan bien el tipo de estímulo que llega a un sentido con la función con que puede cumplir ese objeto. Confunden además el aparato de registro, de tal modo que muchas veces vemos a los niños llevando un objeto que quieren comer al oído, a la oreja, y vemos que hacen distintos tipos de intercambios, no articulan todo ese sistema de percepción, no lo articulan más o menos coherentemente como cuando se hace más adelante.
Tampoco su espacio de representación está coherentemente articulado. Un edificio que está lejos, bueno, pues a ese edificio lejano ellos le ven pequeño. Claro, por la distancia. A ese edificio lejano, hacia él tienden su mano para capturar una chimenea o a lo mejor una ventana y comerla. Claro, desde luego que no capturan esa chimenea o esa ventana. Hay niños que hacen eso con la luna, que, como ustedes saben, está fuera del alcance de la mano, o estaba.
Pero así como no se articulan los objetos estructuradamente, de comienzo, relacionando a todos los sentidos, tampoco se articula coherentemente el espacio de representación. Luego, la visión estereoscópica, ésta que nos da profundidad, esto de que dos ojos se refieren a un mismo objeto y lo van emplazando, lo van colocando en distintas distancias en el espacio, luego todo esto se va configurando en ese niño. Y también el espacio de representación interna va cobrando volumen. Pero en ellos de comienzo parece no haber volumen, y antes de eso parece no existir en absoluto espacio de representación. No se nace con la articulación objetal. Sino que los datos que van aportandose por sentidos, van permitiendo que luego, este aparato síquico vaya haciendo sus trabajos, basándose siempre en memoria.
Y así es que, volviendo a nuestro tema, estamos estudiando estos primeros fenómenos de traducción de impulsos. Y lo vemos fácil cuando un fenómeno que incide sobre un sentido, suelta una cadena en donde aparecen las imágenes correspondientes a otros sentidos pero relacionados de todos modos con el mismo objeto.
¿Qué sucede en esos extraños casos de asociación, pero de características de un objeto que se colocan en otro objeto?. Ahí ya hay una traducción mucho más interesante. Porque ahora nuestro amigo escucha el sonido de un encendedor y ya no evoca la imagen del encendedor sino la imagen de un familiar.
Este es un fenómeno de traducción mucho más interesante, porque ahora no está relacionando al objeto que oye con el objeto que en su momento vió o con el objeto que en su momento olió, sino que ahora está asociando a ese objeto con otros fenómenos, con otras imágenes, que a lo mejor acompañaron a una grabación de un momento, pero que no se refieren al objeto en sí, sino a otro tipo de objetos.
¿De qué estamos hablando?. Estamos hablando de que primariamente se asocian, de un objeto dado, sus distintas características perceptuales. Pero hablamos de algo más ahora, de que a un objeto dado se le asocian no solo sus distintas características sino todos aquellos fenómenos que estuvieron en relación con él. Y estos fenómenos comprometen a otros objetos, comprometen a otras personas, comprometen a situaciones completas. Entonces hablamos de que el fenómeno de la traducción de impulsos, se traducen no solo caracteres de un mismo objeto, sino características de otros objetos y estructuras de situación que acompañaron al objeto dado. Bien.
Parece entonces, que la estructuración se hace no solo relacionando percepciones distintas sobre un mismo objeto, sino estructuras situacionales.
¿Y qué más?. Algo más. Sucede que como hay impulso interno, si ese impulso interno tiene suficiente potencial de señal como para llegar al umbral de registro, entonces ahora, siento el ruido del encendedor y experimento una curiosa emoción. Ya no estoy traduciendo impulsos o asociando impulsos entre las distintas características de ese objeto y otros que le acompañan, o entre estructuras de percepción completas, sino algo más: entre esas estructuras de percepción completa y las estructuras del registro que le acompañó en aquel momento.
En realidad la cosa no es muy dificil, porque si vemos que se puede traducir el impulso que corresponde a un sentido, y trasladarlo a otro, ¿por qué no habríamos de poder traducir también impulsos que son registrados por sentidos externos y que contigüamente evocan impulsos que han sido grabados desde sentidos internos?. No hay mayor dificultad en esto. Lo que pasa es que el fenómeno es un tanto asombroso y tiene características un poco enrarecidas a medida que se baja de nivel de conciencia. Pero su mecánica no es muy extraña.
Bien. Esta memoria que en su momento fuimos viendo un poco por capas, como memoria antigua, memoria mediata, memoria reciente y todo aquello, está en movilidad.
La materia prima inmediata es la del día; y ahí tenemos los datos más frescos del día. Pero hay numerosos fenómenos asociados que se refieren a memoria antigua, y estos fenómenos que se refieren a memoria antigua, nos ponen en serias dificultades, por cuanto a un registro de un objeto, que a lo mejor está grabado con fenómenos recientes, a un registro de ese objeto por vía de un canal de percepción, se le sueltan asociativamente, se le acompañan traductivamente, fenómenos de memoria antigua. Esto es muy extraordinario y sucede particularmente con cierto tipo de sentidos.
Por su estructuración, el sentido olfatorio, el sentido del olfato, es el más rico en este tipo de producciones. El sentido del olfato suele despertar cadenas asociativas muy grandes de tipo situacional y muchas de ellas muy antiguas. Ustedes conocen ese ejemplo: se percibe la calidad de cierto olor, y se sueltan imágenes completas de la infancia de ustedes. ¿Y cómo se sueltan esas imágenes?. ¿Ustedes se acuerdan del mismo olor, simplemente del mismo olor, hace veinte años?. No, no; ustedes se acuerdan de toda una situación que la ven, que ahora registran visualmente.
Así es que vamos a tener serios problemas de discriminación con esto de la traducción de impulsos. Franjas de memoria diversas; estructuraciones de percepción aparentemente incoherentes; registros internos que se asocian con fenómenos percibidos externamente; producciones imaginarias que interfieren a la vez en el registro externo y se asocian a él; todas las operaciones de la mente en memoria, actuando, y traduciéndose, tomando en un nivel de conciencia esta conciencia, las vías asociativas, complicandose enormemente la traducción de estos impulsos.
Impulsos asociados. Estos son los que nos preocupan; los impulsos asociados unos a otros. Y cuando estos impulsos asociados, impulsos que a lo mejor provienen del ojo o provienen de memoria o provienen de la imaginación, cuando estos impulsos están asociados al dolor, este es el punto que a nosotros nos preocupa.
Nuestro problema entonces va a ser el de la comprensión de la asociación de los impulsos, su estructuración particular, y luego un fenómeno muy singular que es el de la transformación de estos mismos impulsos.
Hasta ahora hemos visto a los impulsos asociándose y traduciéndose unos en otros. Pero hay también fenómenos muy curiosos que son los fenómenos de transformación; esto que estaba articulado de un modo, al poco tiempo, en la imagen, comienza a tomar otras configuraciones. Esta cosa peculiar de la vía asociativa, en donde estos impulsos asociados que surgen de pronto en el espacio de representación, cobran vida propia y empiezan a deformarse, a transformarse, y entonces tenemos una movilidad sobre otra movilidad. Se nos complica la cosa, se nos está moviendo todo.
Bueno, esto es desafortunado pero así funciona, esta particular sustancia del siquismo. Problemas de traducción de impulsos, problema de pesquisa de estas transformaciones de impulsos y problemas de transformación además, de estos impulsos traducidos.
La materia no es fácil. Y con estos problemas nos encontramos en las técnicas transferenciales. Debemos darle fijeza a todo esto, algún tipo de leyes generales que nos permita operar en este caos móvil. Necesitamos algunas leyes operativas, algo que responda siempre, en las mismas condiciones, dando los mismos resultados. Y esto, claro, esto existe porque afortunadamente el cuerpo tiene cierta fijeza. Es gracias a que el cuerpo tiene cierta permanencia, que nosotros vamos a poder operar. Pero si esto sucediera en el mundo síquico, exclusivamente, no habría forma posible de operar; no habría ninguna referencia.
La referencia objetal corpórea es la que nos va a permitir decir que aunque un dolor en una zona del cuerpo, se traduzca de distintos modos, evoque distintas contigüidades de imágenes, haga mezclas de memoria y de tiempos, de todos modos este fenómeno se va a detectar en un determinado espacio de representación. Y vamos a poder comprender muchos otros fenómenos curiosos y muchas funciones, gracias a la fijeza del cuerpo. Este cuerpo es un viejo amigo, un buen compañero que nos da referencias para movernos en el siquismo. No tenemos otro modo.
Veamos que sucede con los espacios de representación y los fenómenos que a partir de él se disparan.
Imagino una línea horizontal delante de mis ojos. Cierro los ojos, ¿dónde la imagino?. Bueno, la imagino adelante y afuera. Bien. Imagino ahora mi estómago, ¿dónde lo imagino? abajo y adentro. Imagino ahora aquella línea en el lugar del estómago; problema. Imagino ahora el estómago adelante y afuera; problema.
Cuando imagino el estómago abajo y adentro, no solo imagino el estómago sino que tengo un registro cenestésico del mismo: segundo componente. Pero claro, ahora puedo imaginar el estómago adelante, arriba y afuera, pero no tengo el mismo registro cenestésico. De modo que cuando la imagen se emplaza en el lugar que corresponde, no solo es una imagen libre sino que tiene el componente cenestésico de registro, que nos da una guía importante.
Porque si ustedes hacen un pequeño esfuerzo, claro que van a poder imaginar también el estómago arriba y afuera. ¿Pero como lo van a imaginar? y, como un dibujo, como lo han visto en libros, como cosas semejantes. Pero si lo imaginan en cambio abajo y adentro, ¿lo imaginan como qué, como el dibujo?, de ninguna manera. ¿Tienen una imagen visual?, de ninguna manera. Podrían tenerla asociada por el fenómeno de traducción, pero básicamente, ¿qué es eso de imaginarlo en el espacio de representación, abajo y adentro?. Es básicamente trabajar con otro tipo de imagen, con imagen cenestésica.
Así es que según se emplace en el espacio de representación, en un punto o en otro y con un nivel de profundidad u otro nivel de profundidad, no solo se tiene el registro de tal imagen, sino la percepción cenestésica que corresponde a tal espacio y a tal profundidad. ¿Siguen la idea?.
Cuando el espacio de representación y los objetos que se emplazan en él, está observado «desde el fondo de ese espacio», decimos que estamos trabajando con la articulación vigílica. Es decir, vemos los fenómenos externos a nosotros -o llamados externos a nosotros-, los vemos como afuera de nuestra cabeza.
Yo ahora puedo imaginar a objetos lejanos que están afuera de mi cabeza. ¿Desde donde registro estas imágenes?, desde adentro de mi cabeza, esa es la sensación que tengo. Sin embargo no digo que estos objetos estén adentro de mi cabeza.
Si ahora a este objeto que imagino afuera mío, lo coloco imaginariamente adentro de mi cabeza, tengo un registro cenestésico, aparte de esa imagen que he emplazado, en el interior de mi cabeza.
¿Qué estamos diciendo? Que según el nivel de profundidad en el espacio de representación, tenemos un tipo de registro externo, o un tipo de registro cenestésico. Esto tiene bastante importancia para comprender el fenómeno transferencial posterior.
Yo puedo imaginar, desde el fondo de esta especie de pantalla, los fenómenos que están afuera de mi cabeza y también, aunque imagine fenómenos que están adentro de mi cabeza, yo tengo un emplazamiento dentro de ese espacio mental. Puedo hacer un esfuerzo mayor e imaginar ese objeto adentro de mi cabeza como visto al mismo tiempo y desde distintas partes. Esto es posible, ustedes conocen ciertos ejercicios, aunque es difícil, esto no es lo normal en la actividad vigílica: ver el objeto desde distintos puntos como si el que percibe estuviera alrededor del objeto. Normalmente ustedes lo siguen viendo desde un cierto fondo.
Tienen bastantes dificultades con el espacio mental desde la cabeza para atrás, no desde la cabeza para adelante. Numerosos sentidos están ubicados desde la cabeza para adelante, y así se percibe el mundo y sí se articula el espacio mental que le corresponde. Pero cuando esto pasa de las orejas hacia atrás, la cosa se nos complica y hay dificultades para imaginar lo que está atrás.
De todos modos, atrás nuestro están las cortinas de esta sala. ¿podemos imaginarlas?; claro que podemos imaginarlas. Pero cuando en el espacio de representación, observamos los fenómenos que están atrás nuestro, ¿desde dónde vemos esos fenómenos?. Los vemos desde la misma pantalla, solo que en la pantalla se ha producido una suerte de inversión. No nos ponemos detrás de las cortinas, nos ponemos en el mismo lugar de emplazamiento interno y ahora nos parecen las cortinas afuera nuestro, pero atrás. Esto nos crea problemas, pero de todos modos seguimos emplazados en el transfondo del espacio de representación.
Ese espacio de representación, crea algunos problemas topográficos. Yo veo ahora, me imagino, fenómenos que están lejos de esta sala, fuera de esta sala. Yo no puedo pretender que mi conciencia esté afuera de esta sala. Sin embargo yo incluyo en mi espacio de representación a esos objetos. Y entonces, qué está pasando: esos objetos están emplazados en el interior de mi espacio de representación y ¿dónde está entonces el espacio de representación, si se refiere a objetos que está afuera?.
Este fenómeno ilusorio es sumamente interesante, por cuanto puede extenderse la representación de los objetos afuera del espacio inmediato a la percepción de mis sentidos, pero nunca afuera de mi espacio de representación. Y resulta que mi espacio de representación, curiosamente, es interno y no es externo.
Si uno se fija mal en esto, cree que el espacio de representación va del cuerpo para afuera. En realidad el espacio de representación va del cuerpo para adentro. Y se producen curiosos fenómenos ilusorios con esto. En realidad esta pantalla es del cuerpo para adentro. ¿Cómo se configura esta pantalla?, gracias a la sumatoria de impulsos cenestésicos que dan referencias continuas. Esta pantalla es interna y no es que en esta pantalla destellen los fenómenos que imagino afuera, en todo caso los voy imaginando adentro, pero en distintos niveles de profundidad de esa pantalla interna.
Cuando nosotros decimos que las imágenes que surgen en distintos puntos del espacio de representación actúan sobre centros, no podrían actuar sobre centros si la pantalla estuviera para afuera. Actúan sobre centros porque estos impulsos van al interior del mismo.
Así es que, esté arriba y esté abajo, esté adelante y atrás, esté adentro, esté fuera, se van produciendo en este espacio de representación de todas maneras interno. Este espacio de representación varía a medida que se cae de nivel de conciencia; se modifica considerablemente la estructuración del espacio de representación y aquellos fenómenos que antes eran como vistos desde adentro creyéndolos afuera, ahora en la caída de nivel de conciencia, están vistos como afuera creyéndolos adentro; o bien vistos adentro creyéndolos afuera; se modifica considerablemente, tiene mucha dinámica.
¿Desde dónde lo veo en la caída de conciencia, lo veo desde el fondo de la pantalla?. No. Este fondo de pantalla en la que yo estaba emplazado cuando me refería a fenómenos externos imaginados, ahora este fondo de pantalla, ¿donde está, si es que yo mismo en los sueños, me veo puesto afuera de aquello que ve?. Y me veo desde arriba, de abajo, a distancia, más cerca, etc. Resulta que ahora el espacio de representación verdaderamente toma características internas en sus límites, y esto se pone interesante porque nos da cierta fijeza.
Y el espacio de representación se hace interno en la caída de nivel de conciencia, se hace interno porque han desaparecido los estímulos y la actividad de los sentidos externos y se ha reforzado el trabajo de los sentidos internos. Y al reforzarse los impulsos cenestésicos, el espacio de representación interno se ha hecho pleno, y entonces ahora si que tenemos a estos fenómenos ocurriendo en el interior del espacio de representación como tal. Y aparecen imágenes en donde el espacio de representación toma verdaderas características de acuerdo al barrido que van haciendo los impulsos de la cenestesia. Entonces en ocasiones aparecen paredes, en ocasiones aparecen continentes de todo tipo y en ocasiones en los sueños, ustedes lo saben, aparece hasta la propia cabeza de uno dentro de la cual se dan esos fenómenos.
Estos continentes tienen importancia y el mayor de los continentes en la caída de nivel de conciencia es precisamente el límite del espacio de representación. Bien.
Únicamente los centros instintivos se movilizan fuertemente en la caída de nivel de conciencia, aunque existan algunas concomitancias de tipo emotivo, sobretodo en aquellas partes del centro emotivo que están fuertemente ligadas a los centros instintivos, y también algunas concomitancias intelectuales y casi ninguna concomitancia motriz.
Cuando el emplazamiento de los fenómenos ocurre en el espacio de representación correspondiente al nivel de conciencia bajo, el disparo mayor de las imágenes va al centro vegetativo y al sexo, que son desde luego los centros más internos. No son centros exactamente, de relación con el mundo, son centros que trabajan con registros de sensaciones particularmente cenestésicas. Mientras que los otros centros suelen estar muy ligados a impulsos que vienen de los sentidos externos.
Así es que, fuertemente influyen las imágenes, al ubicarse en el espacio de representación interna, en el caso de los sueños, fuertemente influyen en el trabajo del centro vegetativo y del centro sexual. E imágenes que en la vida cotidiana pueden resultar más o menos interesantes para estos dos centros, no movilizan cargas efectivas e incluso descargas efectivas de estos centros, como las que se movilizan por imágenes en la caída de nivel de conciencia. Hay una correspondencia total entonces, entre las imágenes que aparecen emplazadas en ese espacio de representación en los niveles de sueño, hay una correspondencia total entre esas imágenes y, sobre todo, estos dos centros. Es decir, el propio cuerpo y este colector y distribuidor de energía al cual llamamos centro sexual.
Particularmente estos dos centros son actuados por esas imágenes, y particularmente del trabajo de esos dos centros se configuran fuertes imágenes internas. Este fenómeno es reversible, y así como el espacio de representación se configura por los impulsos cenestésicos, así también cualquier imagen que se emplaza en un determinado nivel del espacio de representación interno, actúa sobre el nivel corporal que le corresponde. Esto es posible porque el espacio de representación es interno; no se puede actuar sobre los centros si este espacio de representación es externo y actúa centrífugamente.
Bien. Y entonces reconsideramos esto que se ha dicho en torno a las asociaciones objetales, por distintos sentidos: en torno a las traducciones de los impulsos con respecto a un mismo objeto; a las asociaciones objetales entre objetos y situaciones y las traducciones de los impulsos de un objeto con respecto a otros objetos que le rodean.
Si consideramos esto de las asociaciones objetales a situaciones dadas, por un lado, pero también a situaciones internas, -es decir, a registro cenestésico-, si consideramos que todo esto está en memoria y se van asociando unos a otros, aparentemente disparatadamente; si comprendemos esto por un lado y comprendemos luego las concomitancias que existen entre los fenómenos de representación, es decir de imagen, y el espacio de representación, tenemos ya algunas vías abiertas como para comprender qué es lo que sucede con el tránsito de las imágenes en el espacio de representación, en niveles de sueño y en niveles de semisueño. Comprendemos ya los primeros pasos de lo que vamos a llamar técnica de transferencia.
Esta técnica de transferencia va a ser efectiva, va a poder cumplir con sus objetivos, si efectivamente estos fenómenos que aparecen en la pantalla de representación en los bajos niveles de conciencia, al transformarse o al desplazarse, movilizan concomitantemente, distintas partes del cuerpo, distintas tensiones en el cuerpo; o las tensiones que surgen cuando hay impulsos en memoria y hacen aparecer estas imágenes. Actuando sobre estas imágenes entonces, modificamos el sistema de asociaciones que han motivado aquellas tensiones.
Nuestro problema va a estar, en estas técnicas transferenciales, en asociar o disociar climas de imágenes. Es decir climas de temas dados.
A veces unas técnicas nos van a presentar la situación de que tengamos que asociar a un clima una imagen, porque sin esta imagen, nos encontramos nada más que con imágenes cenestésicas sí, pero no visualizables, y al no ser visualizables no podemos trasladarlas en distintas alturas y distintos niveles en el espacio de representación. Entonces nos veremos obligados con determinados climas a asociarles determinadas imágenes para luego movilizar estas imágenes en el espacio de representación. Y si no hacemos tal cosa, entonces este clima difuso, este clima invasor, se distribuirá de tal modo en el espacio de representación que no podremos operar con él.
Y a veces, por otro peculiar funcionamiento de los fenómenos en los niveles de sueño, nos encontramos con imágenes visuales a las cuales hay adheridas cargas, pero que no les corresponden exactamente, y entonces trataremos también de disociar estas cargas y transferirles otras cargas correspondientes.
Así que tendremos problemas de transferencias de cargas, de transferencias de imágenes, de desplazamientos de imágenes, y de transformismos de imágenes; tendremos numerosos problemas que resolver en esto de las técnicas de transferencias si queremos manejarlas y además comprenderlas.
De manera que mañana continuaremos con esto y es de esperarse que mañana mismo terminemos con esta revisión en torno al problema de las transferencias.