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En los días anteriores hemos visto algunos aspectos muy generales de esta estructura del ser humano. Hemos visto esto de las actividades hacia afuera que realiza el ser humano, esto de los niveles de trabajo en que operan esas actividades, hemos visto el comportamiento general.

Pero nuestro hilo conductor, el hilo que nos hace avanzar en estas consideraciones, es aquél que planteáramos al principio: el del dolor, el del placer.

Las tres vías que mencionáramos de comienzo, la vía de la sensación, la vía de la imaginación, la vía de la memoria, deben ser estudiadas más cuidadosamente.

Sin sensación, no hay dolor, no hay placer. Esta sensación es necesario que sea registrada. Sin el registro de esta sensación no hay dolor, no hay placer.

La imaginación es necesario que sea registrada. Sin este registro no podemos hablar de imaginación. Si registramos el trabajo de esta imaginación, es porque esta imaginación llega a ese punto de registro como sensación. También se abre paso a través de la memoria, el dolor. El registro de este dolor que se abre paso desde la memoria, es posible gracias a que la memoria se expresa como sensación.

De tal manera que se trate de imaginación o se trate de memoria, todo es a través de la sensación. El dolor no está en la imaginación, el dolor no está en la memoria: el dolor está en la sensación a la cual se reduce todo impulso. Se tiene memoria de algo, porque se registra ese hecho; se imagina sobre algo, porque se registra ese hecho.

De tal modo que es ese registro, esa sensación, la que nos da el dato sobre lo que se memoriza, sobre lo que se imagina. Es claro que para no confundir las cosas vamos a distinguir entre la sensación propiamente tal, aquella que proviene de los sentidos, de otras sensaciones que no provienen de los sentidos, tales las que provienen de la memoria o las que provienen de la imaginación, y a estas dos últimas no les vamos a llamar sensación para que no se nos confunda la descripción.

Pero si vamos a reducir las cosas a sus últimos elementos, esta imaginación, esta memoria, llegan a algo que las registra, llegan como sensación. Pero hacemos distinciones.
Una primera distinción que podemos hacer es ésta, muy general, de registros. Decimos que se registra la actividad de estos sentidos, decimos que se registra la actividad de la memoria, que se registra la actividad de la imaginación.

Entonces al decir registro, hacemos distinciones entre una llegada por una vía o una llegada por otra vía. Pero hay algo que registra. Sin este algo que registra, no podemos hablar entonces de lo registrado. La idea no es difícil.

Y lo que registra, si fuera un aparato que registra, éste debe tener también su constitución. Y es posible que tengamos de él también -del aparato que registra-, sensación, es decir, registro del aparato que registra. A este registro del aparato que registra, le llamamos conciencia. La idea no es difícil.

Digámoslo más simplemente: sin un aparato que registre no podemos hablar de ningún tipo de sensación, no podemos hablar de memoria. No podemos hablar de memoria si no hay algo que registre esta actividad. No puede haber imaginación si no hay algo que la registre y no puede haber sensación si no hay algo que la registre. De manera que desde el comienzo estamos oponiendo esta estructuración entre las distintas vías y algo que se enfrenta a estas distintas vías.

Bien. Pero este algo que se opone a las distintas vías está constituido también de algún modo que le da cierta identidad. Vemos que él es móvil, observamos que ese aparato que registra se va moviendo, porque las actividades que él registra también son móviles, pero sin embargo tiene cierta unidad. Aparentemente tiene unidad.

Este aparato no parece estar constituido desde el comienzo en el ser humano. Este aparato parece irse constituyendo en el ser humano. A veces se identifica este aparato con el yo. Pero del yo no puede hablarse, del yo no puede hablarse hasta que no se tiene límites de este yo. Y los límites de este yo están dados por la sensación del cuerpo.

De manera que este yo debe irse constituyendo en el ser humano a medida que se constituye el conjunto de las sensaciones del cuerpo. Por supuesto que la memoria está en el cuerpo. La imaginación está en el cuerpo, los sentidos están en el cuerpo. El aparato de registro de todo ello está en el cuerpo. Y este aparato de registro de todo ello que está en el cuerpo, él a su vez está ligado a las sensaciones del cuerpo.

Como estas sensaciones del cuerpo se van constituyendo en el ser humano, desde el momento del nacimiento en adelante se va constituyendo esta sensación general del cuerpo, a la cual algunos identifican con el concepto de yo.

Es decir que muy en la infancia, muy cerca del nacimiento, no funciona este yo, no se nace con un yo. La identificación con el propio yo se realiza a medida que las sensaciones del cuerpo se codifican y se codifican gracias al aparato de memoria. No hay yo sin memoria, y esta memoria no puede funcionar si no hay datos. Estos datos comienzan a articularse a medida que la experiencia se desarrolla.

¿Qué estamos diciendo entonces, que un niño no tiene yo? Estamos diciendo que un niño no tiene yo. Un niño puede percibir un nosotros, un niño no sabe si su cuerpo comienza o termina en un objeto, un niño no sabe si él es yo o si su madre es yo. La madre tampoco sabe mucho, porque el niño es una especie de prolongación de su yo. Pero desde este punto de vista de la constitución del yo por la sumatoria de las sensaciones en un campo de memoria, este yo se va articulando, se va articulando por acumulación de experiencia.

Pero claro, decimos que todo esto está en el cuerpo, pero ¿donde está el cuerpo? El cuerpo para el yo que se ha constituido, está afuera de él y está adentro de él. ¿Cuales son los límites del cuerpo? Los límites del cuerpo tienen que ver con la sensación. Pero, y si la sensación se extendiera más allá del cuerpo, ¿cuales serán entonces, los límites del cuerpo? Esto tiene cierta importancia, porque si distinguimos como límite del cuerpo el tacto externo, por ejemplo, el cuerpo termina donde termina el tacto externo. El cuerpo empieza allá donde se registran sensaciones sobre la piel.

Pero podría suceder a veces, por ciertas condiciones, que no se tuviera límite táctil. Pudiera ser por ejemplo que la temperatura de esa piel estuviera a la misma altura de la temperatura del medio que rodea a la piel; entonces no se sabría exactamente cuáles son los límites de ese cuerpo; hasta donde llega ese cuerpo.

Bien. Conocemos muchas ilusiones sensoriales, y ustedes saben bien que cuando una persona se extiende, se relaja y la temperatura ambiente es una temperatura X, pero muy aproximada a la temperatura de la piel, se experimenta la sensación de que el cuerpo se agranda, se experimenta esa sensación de engrandecimiento del cuerpo, no porque esté pasando un fenómeno extraordinario, todo lo contrario, está sucediendo la ilusión de engrandecimiento del cuerpo porque no hay límite del cuerpo, y no lo hay porque la temperatura de esa piel con ese medio es la misma.

Así es que según se ponga límite a las sensaciones, se constituye la sensación del propio cuerpo. Bien.

Nosotros decimos que una de las vías del dolor es la vía de la sensación. Y al hablar de sensación nos estamos refiriendo ya a esto que se percibe mediante ciertos aparatos de que dispone el cuerpo.

Tengo la sensación de un objeto, externo. Pero tengo también la sensación de un dolor interno. La sensación de ese dolor interno, ¿dónde está?; seguramente la registro en ese aparato de que hablábamos al principio. Pero, ¿dónde está la sensación? La sensación parece estar en el interior de mi cuerpo. Y cuando veo el objeto externo, ¿dónde está la sensación? La sensación también está en el interior de mi cuerpo. Y, ¿qué hace distinguir al objeto que está en el interior y al objeto que está en el exterior? No por cierto la sensación, ya que tanto la sensación de lo que ocurre afuera como de lo que ocurre adentro, la registro en mi interior. No puedo registrar una sensación de lo que hay afuera, fuera de mi cuerpo. Tengo que registrar las sensaciones, se trate de objetos externos o de objetos internos, dentro de mi cuerpo.

Pero yo digo sin embargo que un objeto que percibo está afuera. ¿Y cómo digo de un objeto que percibo que está afuera y de otro que está adentro, si de todos modos el registro siempre está adentro?

Debe haber algún funcionamiento particular de la estructura que permita establecer esas distinciones.

Yo recuerdo un acontecimiento que estuve produciendo, ¿dónde registro el recuerdo de ese acontecimiento?, ¿donde lo estuve haciendo?, no por cierto. Lo registro en mi interior. Yo imagino una cosa que ahora voy a hacer o que voy a hacer en el futuro, ¿dónde registro eso que voy a hacer?; lo registro en mi interior por cierto. Pero los acontecimientos que aparecen en mi pantalla de representación, esos acontecimientos aparecen como afuera, estoy realizando actividades afuera. Estoy recordando actividades que se produjeron afuera. Las actividades las registro afuera, la representación la registro como si estuviera afuera.

Pero desde luego que todos estos registros son internos. La sensación siempre es interna, la memoria siempre es interna, la imaginación siempre es interna.

Si yo ahora observo dónde registro estas imágenes -sean propias de la imaginación o sean propias de la memoria-, veo que las registro en una suerte de pantalla, en una suerte de espacio de representación. Y este espacio de representación está en mi interior. Si yo cierro los ojos y recuerdo algo, observo que estas cosas que recuerdo se dan en una especie de pantalla, en una especie de espacio de representación.

¿Y qué estoy haciendo entonces con todo esto que pasa adentro, con respecto a los objetos y a los acontecimientos que suceden en el exterior? Seguramente estoy haciendo algo distinto de lo que sucede en el exterior. Diré que lo reflejo, diré que lo traduzco, diré lo que quiera, pero en todos los casos estoy haciendo operaciones en mi interior que algo tienen que ver con fenómenos que no le son propios.

Cómo funciona toda esta maquinaria, es cuestión de estudio detenido. Pero los hechos que se nos presentan son ésos, hechos muy elementales. La sensación está en el cuerpo, la imaginación está en el cuerpo, la memoria está en el cuerpo.

Y el registro que hago de todo aquello, si a todo aquello lo reduzco a sensación, también ese registro está en el cuerpo. Y no puede haber registro que no esté en el cuerpo.

¿En qué puede diferenciarse una sensación que atribuyo a un objeto del mundo externo y una sensación que atribuyo a un objeto del mundo interno? ¿A las sensaciones en si mismas, o a ciertos límites que el cuerpo pone a estos mundos?

Debemos reconocer que hay cierto acierto, cierto acierto entre las sensaciones que tengo del mundo externo y los recuerdos que tengo del mundo externo y la imaginación que tengo del mundo externo.

Debemos reconocer que hay cierto acierto, hay cierta constante. No podemos decir livianamente que todo aquello sea ilusión. No es ilusión por la simple razón de que si me dirijo mentalmente a un objeto, pienso en ese objeto, y luego me movilizo hacia ese objeto y tengo la sensación de ese objeto hay algo que concuerda entre lo que he recordado del objeto, entre lo que he imaginado del objeto y ahora que salgo y percibo el objeto.

Si todo fuera ilusorio, podría pensar, por ejemplo, en este objeto, abrir los ojos y ese objeto no existir. pero es evidente que yo puedo memorizar ese objeto, luego abrir los ojos y encontrarme con el objeto. Formas más, formas menos, colores más o menos, distancias más o menos, pero puedo encontrarme con todo aquello.

Es más, puedo decirle a alguien que hay un objeto allá, este alguien representar el objeto, puedo hacerle un plano, una indicación y él siguiendo ese plano encontrarse con el objeto.
Es decir, hay alguna cosa que concuerda, deformada o no. Pero está claro también que podría ser, por ejemplo, daltónico. Y percibir exactamente ese objeto que es rojo como si fuera verde. Siempre mencionaría el objeto como verde o lo mencionaría como rojo pero lo percibiría como verde.

Así que si bien hay acuerdo entre todas estas funciones, también puede haber acuerdo de ilusiones. Esto es evidente. No es un gran problema esto de las ilusiones, para nosotros el problema es ver cómo es posible que concuerden funciones tan heterogéneas. Y de algún modo concuerdan, y concuerdan gracias a ese aparato coordinador y procesador de todos los datos tan diferentes como son.

Así es que, si hablamos de la sensación, de la imaginación y hablamos también de la memoria, hablamos de ese aparato de registro que está coordinando, está procesando esos datos. Esos datos están relacionados entre sí obviamente. Esos datos no están disparatados entre sí.

Hay un aparato que no solamente recibe, detecta, esas señales, sino que además las coordina y las estructura entre sí. Es evidente que estas señales están coordinadas entre sí. Y si están coordinadas es porque hay algo constituido de un modo particular para coordinarlas.

Este algo también está en el cuerpo y no es una entidad metafísica, y no es una entidad abstracta. Si lo abstracto se confrontara a las sensaciones concretas, las sensaciones concretas seguirían de largo. Necesitan un choque estas sensaciones, necesitan algo que destelle en lo interior, que frene estas sensaciones para poder tener de ellas registro.

El yo está en el cuerpo. Pero, ¿cómo está en el cuerpo ese yo? ¿está en el cuerpo como una localización física, o este yo se ha ido constituyendo por una masa de experiencia, una sumatoria de experiencia?; ¿o este yo es una estructura que se articula por las distintas señales que llegan a un determinado punto?

Puede ser que este yo que coordina empiece a coordinar después de contar con una masa informativa interesante. Porque si esta masa no ha llegado aún, el yo no aparece, el mismo cuerpo es confundido; observen a u niño, que hace con sus sensaciones, como regula la actividad entre sus sensaciones y el objeto. Coloca ese niño el objeto en su boca o en la oreja, o en el ojo. Han visto ustedes esa discordancia que hay en el niño, no está claro como haya articulado su yo. Ni las distintas partes de su cuerpo siquiera.

Bien. Hay muchas preguntas por hacer en todo esto y muchas preguntas que nos interesan. Si nosotros hiciéramos desaparecer a esta suerte de coordinador, a esta suerte de yo, nos encontraríamos con que todas estas señales no pueden coordinarse.

Si nosotros paralizáramos a ese cuerpo, si ese cuerpo muriera, seguirían llegando impulsos a ese cuerpo, claro, martillazos en un dedo por ejemplo, o cosas semejantes, pero, ¿y eso, se sentiría? Difícilmente se sintiera eso, porque esa señal periférica no llega. Y si llega, ¿adónde llega? A una parte de un circuito central que está inactivo.

Si ese circuito está inactivo, ¿cómo coordina con otras actividades?; no coordina, no hay yo, no hay siquismo. Si ese cuerpo se paraliza, se paraliza el siquismo. ¿o les parece a ustedes que podría seguir percibiendo ese yo fuera del cuerpo? Cómo podría ese yo percibir fuera del cuerpo, si ese mismo yo se constituye a través de los datos que llegan del cuerpo?

El yo está absolutamente ligado al cuerpo. Lo que no quiere decir que el yo sea estrictamente físico. El yo puede surgir como una masa de sensaciones que se articulan. pero ese yo, claro, es el sistema de registro de los datos que llegan al cuerpo.

Bien, vamos a estudiar por partes cómo es esto de las sensaciones que se registran en el exterior del cuerpo y en el interior del cuerpo.

Nosotros tenemos un esquema en donde aparece esta estructura a la que llegan impulsos, de la que salen respuestas. Estos impulsos que llegan, llegan a un determinado aparato que los detecta. Este aparato detector de impulsos, es el aparato de sentidos. Este aparato censa datos, ¿del mundo externo solamente?; no por cierto. También censa datos del mundo interno. Datos externos al cuerpo, datos internos al cuerpo.

El aparato que registra datos de estos medios es el aparato de sentidos, y ese aparato de sentidos, está referido a lo que sucede en el exterior del cuerpo y en el interior del cuerpo.

Los datos llegan a este aparato, pero además percibo que estos datos pueden ser reactualizados aún cuando no estén llegando en este momento. Digo entonces que esos datos que llegan a ese punto de registro, también simultáneamente llegan a un aparato que los almacena. Esos datos son almacenados. Se trate de datos del medio externo o se trate del medio interno, estos datos que llegan son almacenados.

De modo que allí donde tenga registro de esos datos, allí donde tenga registros de esos datos, simultáneamente he tenido memoria o grabación, en un aparato también, de esos datos. De tal modo que puedo extraer ahora de esa memoria, puedo extraer los mismos datos anteriores, los que se produjeron en otro momento. Los puedo extraer con mayor o menos fidelidad, pero de algún modo los extraigo.

Este aparato, que sirve para censar datos, este aparato de sentidos externos y de sentidos internos, no es un aparato en donde estos sentidos estén compartimentados, en donde estos sentidos estén separados. Los sentidos aparecen con distintas localizaciones en el cuerpo, pero los sentidos están en continuo movimiento. Y este continuo movimiento de los sentidos hace que cuando uno detecta algo, a los otros sentidos le pasan otras cosas.

No es tan simple esto, como se cree, de que se percibe la luz a través o por medio de los ojos. Si se percibe a través o por medio de los ojos la luz, por ejemplo, es gracias a que el sentido del ojo está en movimiento, no en movimiento físico externo muscular para localizar la fuente de luz, sino a que el sentido está en actividad; no se pone en actividad el ojo al recibir la luz simplemente. El sentido del ojo está en movimiento, está en actividad, y se produce en él una variación cuando llega un impulso.

Todos los otros sentidos también están en actividad y cuando el ojo percibe un fenómeno externo a él, en los otros sentidos se produce también variación en su movimiento.

Esto que está pasando en los sentidos externos, está pasando también en los sentidos internos. Los sentidos internos están en actividad también, de manera que puede muy bien suceder que esté percibiendo con el ojo un objeto y que también esté percibiendo internamente un dolor de estómago.

Y este percibir con el ojo el objeto, simultáneamente a percibir con sentidos internos el dolor de estómago, hace por esa estructuralidad de los sentidos, que esa información vaya a memoria simultáneamente.

Es claro, llego a una ciudad y todo me sale mal en esa ciudad. Y luego recuerdo esa ciudad. ¿Y qué digo de esa ciudad? Digo que esa es una ciudad desastrosa. ¿Y por qué digo que esa es una ciudad desastrosa? Porque me ha ido mal en esa ciudad. ¿Y qué es eso de que me ha ido mal, es simplemente las percepciones que he tenido? ¿o una cantidad de situaciones en que he estado, una cantidad de registros de otra naturaleza que no son los perceptuales externos? Sin duda que han estado trabajando otros registros, otras sensaciones internas.

Seguramente es lo que pasa con todo, no con aquella ciudad desagradable. Parece que cuando registro algo lo grabo, y si lo registro simultáneamente a los datos de otros sentidos lo grabo también en simultaneidad.

Hubo quienes, elementalmente, hicieron estos trabajos y relacionaron la actividad de un sentido con la actividad de otro sentido. Descubrieron, por ejemplo, que si se asociaba una sensación de hambre, que es interna, como ustedes saben, una sensación de hambre y una sensación de saciedad de hambre, si se la asociaba por ejemplo con un estímulo visual, esto iba a memoria, de tal manera que al suscitar el impulso visual se suscitaba el reflejo del hambre. Se condicionaba entonces una actividad a la otra actividad, se enganchaba una actividad a la otra actividad.

Esto que hicieron aquellos antiguos experimentadores, esto, claro, es observable sin necesidad de estos ejemplos. Parece entonces que de continuo se está recibiendo información de todos los sentidos y de continuo se está grabando toda esa información. Y parece que se condiciona y se engancha esa información de un sentido con la información de otro sentido.

De manera que aquella persona que está siempre con dolor de estómago, y está recibiendo esos datos, y está archivando en memoria esos datos, vean ustedes que seguramente también está asociando a esos datos lo que va percibiendo con los otros sentidos. Parece que todo el mundo ahora le da sensación, todo el mundo externo le da sensación de dolor de estómago. Pudiera muy bien suceder que desapareciera la fuente de dolor interno, el motivo aquel que hacía que esas señales se registraran, ahora desaparece. Pero claro, él ha constituido su yo con datos, él ha articulado su estructura mental con datos. El recuerda todo su pasado o recuerda distintas situaciones en las que vivió. Todo eso está en su memoria, y todo eso está condicionadamente grabado en su memoria. Así que él está recordando ahora datos que grabó con su dolor de estómago, toda su biografía es suma de sensaciones más dolor de estómago. Toda su biografía es dolorosa. Todo está grabado en esa situación particular de sus sentidos internos. Y su memoria se limita a traer los datos, a traerlos muy relacionados.

Se han fijado que sucede con ciertos sentidos externos, sentidos tales como el olfato; ustedes pasan por un lugar, perciben una cierta fragancia, o no, un cierto olor de ese lugar, y entonces se sueltan en memoria, se evocan, así, automáticamente, por memoria, situaciones visuales completas. ¿Y qué tiene que ver el olfato con todas esas situaciones visuales completas?

Es obvio que están encadenados los sentidos entre sí. Y están muy bien encadenados. A veces, cuando un sentido se pone fuertemente en marcha, los otros bajan su nivel de actividad.

Cuando todos los sentidos están siendo bombardeados, hay problema para el registro. Pero cuando se pone atención -y ya veremos que es esto de atención- sobre un sentido, los otros sentidos tienden a aquietarse. Es como si todos los sentidos estuvieran haciendo ruido en su barrido, estuvieran alertando a ese yo. Como si todos los sentidos estuvieran en búsqueda.

Y entonces cuando una señal llega a un sentido, todos los otros tienden a aquietarse. Los sentidos aún cuando no perciban ningún dato externo están en movimiento y están produciendo su ruido, la información de ellos mismos. Hay un fondo de ruido que va bajando a medida que los sentidos se especializan en una determinada área de percepción.

Bien. Así que aquí tenemos este elemental aparato al cual llegan sensaciones. Nosotros hemos colocado esta flecha en este esquema como si fuera externa solamente. Hay flechas internas que también van dando datos, las flechas de los sentidos internos, los datos de los sentidos internos.

Y decimos que esta separación en este esquema, esta barra diagonal en este esquema es provisionaria, porque en realidad lo que está pasando con los sentidos externos que funcionan dinámicamente y estructuradamente, está pasando también con los sentidos internos. Y los sentidos externos e internos están trabajando entre sí en estructura.

Esto va a ser de mucha importancia para cuando más adelante estudiemos eso que vamos a llamar impulsos y para cuando veamos que toda percepción que se hace del mundo externo y toda representación que se tiene del mundo externo, se constituye con el estado en que se encontraban además los sentidos internos en ese momento.

Bien, no hay por qué preocuparse por estas cosas, esto se va a ir viendo despacio.

¿Y esta memoria qué hace? Esta memoria toma datos de los sentidos y toma datos de las operaciones de aquel aparato de registros también. Yo recuerdo por ejemplo las operaciones mentales que he estado haciendo, primeramente tengo sensación de las mismas operaciones mentales, puedo hablar de mis operaciones mentales, porque tengo sensación de ellas, de no tener sensación de mis operaciones mentales no podría haber grabación de tales operaciones. Tengo sensación de mis operaciones, esas son sensaciones internos, tan sensaciones como un dolor de estómago.

Nos parece que las operaciones mentales fueran cosas que están en el limbo, probablemente estén en el centro límbico, pero no en el limbo. Estas operaciones mentales tienen que ver con el cuerpo, lógicamente, porque tengo sensación de estas operaciones mentales; decimos esto porque hay algunos metafísicos que piensan que el estómago tiene que ver con el cuerpo, pero que las operaciones mentales, no tienen que ver con el cuerpo. Y entonces ¿donde tengo registro de las operaciones mentales? Fuera del cuerpo. Esto no es posible porque las recuerdo, a menos que crea que la memoria está fuera del cuerpo, y si la memoria está fuera del cuerpo, entonces ¿cómo recuerdo el dolor de estómago? Ah, bueno, entonces tendremos que decir que hay una memoria para el cuerpo y otra memoria para las operaciones mentales. Esto es muy extraño, porque a veces internamente puedo con estas evocaciones recordar una idea y esta idea hacerme transpirar, y entonces ¿como se conecta todo esto?

Parece más bien que el aparato de memoria estuviera en el interior del cuerpo, y registrara las operaciones del cuerpo y también las operaciones mentales que son del cuerpo. Examinemos de nuevo esto, no importa repetir estas cuestiones porque tienen su importancia.

Tengo sensación del propio cuerpo, de un dolor del cuerpo, tengo sensación de cosas que aparentemente vienen del exterior del cuerpo, muy bien, de todo esto tengo sensación. Ahora estoy realizando operaciones intelectuales, estas operaciones intelectuales me doy cuenta de que las estoy realizando, desde luego, si no me diera cuenta no podría hablar de operaciones mentales, así que me doy cuenta que estoy realizando estas operaciones. ¿Qué las registra?: la conciencia;¡Ah!, muy bien, la conciencia las registra. Y ¿qué registra el dolor de estómago?: la conciencia. Nada tienen que ver las operaciones mentales con el dolor de estómago. Muy bien.

Si registro las operaciones mentales, ¿cómo es que tengo ese registro?; ¿cómo es que puedo recordar las operaciones mentales? las puedo recordar y tengo registro, gracias a que tengo sensación de las operaciones mentales. Si no tuviera sensación de las operaciones mentales no podría archivarlas y luego no podría evocarlas, no podría registrarlas; así que las sensaciones de las operaciones mentales van a memoria. Si estas operaciones mentales no se grabaran en memoria no podría evocarlas. Así que por lo pronto la evocación de las operaciones mentales nos hace considerar que estas operaciones mentales en primer término son registradas y en segundo término son archivadas. O simultáneamente, si ustedes quieren, son registradas y archivadas, pero el hecho es que hay una materialidad en esto de las operaciones mentales, a las cuales puedo evocar, eso es evidente.

¿Qué estamos haciendo y de qué estamos hablando? No estamos metiéndonos aún con todo este problema descriptivo de cómo funcionan los aparatos y cómo funcionan los tornillos, no, no estamos en eso todavía. Estamos tomando ciertas precauciones y estamos discutiendo con determinadas posturas, posturas que circulan por ahí, posturas que suponen que las operaciones mentales nada tienen que ver con el cuerpo, por ejemplo, que el cuerpo tiene que ver con las operaciones del aparato digestivo, o con lo que los ojos perciben; pero claro, cuando hablamos de las cosas del espíritu a esto no hay que relacionarlo con el cuerpo.

Estamos discutiendo con los que suponen que hay un espíritu que nada tiene que ver con el cuerpo, eso estamos haciendo. Y si hay un espíritu que nada tiene que ver con el cuerpo y es él el que realiza estas operaciones, ¿quién registra esas operaciones?, ¿dónde se registran esas operaciones?, y, ¿cómo se evocan luego esas operaciones?

Sin sensación no hay registro, sin registro no se puede hablar de tales operaciones. De manera que antes de entrar, como les digo en toda esta descripción del aparato mental o del aparato sicológico, si ustedes quieren, estamos discutiendo un poco con todas estas posturas, que luego, si no las discutimos un poco, vamos a encontrar, tan apurados como estamos, vamos a encontrar con que nos hacen interferencia en el claro juicio sobre estas cuestiones. Además es una pequeña discusión, tales posturas no pueden sostenerse.

Si se habla de un espíritu será porque tengo registro de ese espíritu, eso está bien; y si tengo registro de ese espíritu es porque algo puede ser impresionado por ese espíritu, tendré sensación de ese espíritu. Y si no tengo sensación de ese espíritu no puedo hablar de él, está claro, o puedo, si, pero no puedo hablar con propiedad de ese espíritu si no tengo sensación y no tengo registro de él.

Es cierto que hay numerosas ilusiones de las cuales tengo registro, por supuesto, puedo hablar de muchas cosas ilusorias que en sí no existen, pero que para mi existen.

Hay otros que piensan -por supuesto, claro, no creen en el espíritu-, hay otros que piensan que se trata de una suma de sensaciones, -todo este aparato del siquismo una especie de masa, por agrupamiento de cosas sin articulación ninguna-, que el siquismo funciona solamente por sensaciones. Y claro, como si no hubiera otros aparatos complicados y delicados que coordinaran estas sensaciones, que las hicieran funcionar en estructura.

Ellos piensan que es cuestión de llenar la bolsa -es un pensamiento sumamente adquisitivo e indistinto-, ellos no hacen distinciones entre las distintas funciones con que trabaja esta maquinaria complicada; y esta es una maquinaria muy complicada que trabaja con cosas más o menos precisas. Con ellos también se ha discutido en su momento, con aquellos que creían que las actividades de la mente eran simple sumatoria de sensaciones.

Es muy distinto decir que de la actividad de la memoria tengo sensación, que de la actividad de la imaginación tengo sensación, que de la actividad de los sentidos tengo sensación. Es muy distinto a decir que los sentidos, la memoria y la imaginación sean sensación. Hay distinciones entre ellos, hay distinciones importantes entre ellos. ¿No distinguen ustedes entre lo que ven y lo que recuerdan?, creo que sí, alguna distinción se establece; claro, lo hacen por sensación externa o interna, pero hay distinciones importantes, y hay funciones muy diferentes con que cumplen los aparatos de sentido y los aparatos de representación.

De manera que ese pensamiento tosco, sicológico, claro, no es exactamente del que participamos, pero no participamos tampoco de ese otro pensamiento enrarecido -climático, vamos a decir después-, dictado por sensaciones internas, de ese pensamiento que habla del espíritu como si no tuviera nada que ver con los registros y no tuviera nada que ver con las sensaciones.

Es importante insistir sobre este punto. Hay quienes el cuerpo no les interesa, aquellos que hablan de la mente, del dolor de la mente porque el dolor del cuerpo nada tiene que ver con ellos. Y este dolor de la mente, ¿cómo es que se experimenta? Se experimenta en el espíritu, así como las sensaciones artísticas se experimentan en el espíritu ¿Y quién es ese caballero -¡der Geist, el espíritu!-, quien es ese caballero que realiza tantas operaciones, y que yo creo que está fuera del cuerpo, y cómo tengo yo los datos de ese caballero? Tengo los datos en el cuerpo.

Bien. Si Uds. quieren, podemos comenzar a estudiar como están organizados estos aparatos, cómo se relacionan entre sí; y todas las descripciones que hacemos sobre esos aparatos y sobre las relaciones de esos aparatos, todos esos estudios que hacemos, los hacemos siempre con referencia al propio cuerpo.

De todas maneras del cuerpo tenemos una sensación generalizada o precisa, y esto no quiere decir que esas sensaciones sean correctas, que las sensaciones que tengamos del cuerpo, nos den una exacta imagen de lo que sea el cuerpo, eso no quiere decir. Sabemos que todos estos aparatos están llenos de ilusiones, que todos estos aparatos nos aportan datos más o menos verdaderos, mas o menos falsos.

Pero lo que si sabemos en general es que todo esto se da en el cuerpo; el cuerpo mismo, la idea misma que tenemos del cuerpo puede ser sumamente ilusoria. Acerca de los límites del cuerpo, podemos tener también mucha ilusoriedad; desde luego, esto también debemos considerarlo.

Bien. Por aparatos en general -y debemos usar un lenguaje más o menos epocal para entendernos-, por aparatos en general se entiende: a la estructura -ya hablamos de esta idea de estructura hace un instante-, a la estructura de los sentidos. A eso le llamamos aparatos. Estructura de los sentidos, estructura de la memoria y estructura de la conciencia en general, con sus distintos niveles. Con sus distintos niveles… ¿recuerdan esto de los niveles de trabajo?

SENTIDOS

Por aparatos entendemos a la estructura de los sentidos, la estructura de memoria y la estructura de conciencia con sus distintos niveles. Estos aparatos trabajan integradamente, y la conexión que hay entre estos aparatos es una conexión de lo que vamos a llamar impulsos. Que van sufriendo -estos impulsos- distribuciones, traducciones y transformaciones según el ámbito en que participen.

Si la cosa fuera tan lineal y tan simple no habría error. Pero estos impulsos a veces sufren alteraciones en su camino. A veces se mezclan unos con otros. A veces se traducen, a veces se transforman.

Los sentidos tienen por función recibir y suministrar datos a la conciencia y a la memoria, de modo que sean organizados de distinta manera, según la actividad que en ese momento tiene el siquismo.

El aparato de sentidos encuentra su origen en el tacto. ¿Saben ustedes qué es el tacto? El tacto de la piel; hay un tacto de la piel externo y hay un tacto de la piel interno. Esto es de lo más curioso, como el tacto comunica medios. Dejémoslo así, y digamos que todos los sentidos se especializan en base al tacto.

Claro, es bien distinto el ojo al tacto, ¿no?, es bien distinto el oído al tacto, pero si se tienen datos del mundo externo a través del ojo, a través del oído, es porque este tacto ofrece resistencia. El tacto que está en el ojo, aquel tacto que cuenta con diminutos aparatos especializados que transforman los impulsos del medio externo, bueno, esta es una suerte de tacto que se encuentra en el ojo. Hay una suerte de tacto que se encuentra en el oído. Todo es tacto.

Un señor muy antiguo explicó que todo estaba en el fuego. Era el lenguaje que se usaba en esa época. Y decía: «El oído está en el fuego, el ojo está en el fuego, el tacto está en el fuego, esto que se registraba como actividad, esto a lo cual llegaban los datos del mundo externo, esto no es el fuego hoy, esto es el tacto. Todo está en el tacto, se trate de lo externo y se trate de lo interno.

Claro, hay fuego en el estómago, en ocasiones, pero es tacto interno. Hay operaciones mentales, y estas operaciones mentales se registran también por el sentido de esa suerte de tacto interno.

Este aparato de sentidos encuentra su origen en un tacto primitivo que se ha ido especializando. Se va separando la cosa, va dejando de ser táctil aparentemente, pero todo es un registro en última instancia y en última reducción, de tacto.

Claro, nosotros podemos, de acuerdo a las ilusiones provisorias que tenemos sobre los sentidos, nosotros podemos hacer distinciones tales como: los sentidos del gusto y del olfato, los sentidos del tacto propiamente dicho, los sentidos internos de cenestesia y kinestesia, los sentidos de oído y vista, etc; podemos agruparlos, podemos ordenarlos y si quieren intentamos un ordenamiento.

Y hablamos entonces de: sentidos químicos, gusto y olfato -¿recuerdan esto de los sentidos químicos del gusto y el olfato-; y les llamamos sentidos químicos porque trabajan con partículas, se producen ahí, en ellos, ciertas transformaciones químicas y luego de todo este trabajo se tiene el dato.

Sentidos mecánicos: sentidos mecánicos tales como el tacto funciona por presión, funciona por temperatura. Los sentidos internos a los cuales vamos a llamar de cenestesia y kinestesia, estos sentidos internos funcionan a veces químicamente y a veces mecánicamente.

Se tiene el registro de lo que sucede en el intracuerpo también por presión, también por temperatura, pero también por transformaciones y reacciones químicas.

Y a los sentidos del oído y la vista les llamamos sentidos físicos. El oído funciona un poco por percusión, la vista funciona también por percusión, pero claro, por percusión por vibración, para algunos, de partículas, para algunos, de ondas; pero va recibiendo físicamente una acción vibratoria.

En los sentidos internos el cenestésico proporciona la información del intracuerpo. Sabemos que hay numerosos organúsculos, numerosos órganos pequeños del intracuerpo, que toman muestras químicas, muestras térmicas, muestras de presión.

También la detección del dolor juega un papel importante. Casi todos los sentidos, cuando llegan a un cierto punto de tolerancia, el registro que nos da es un registro de dolor. Podría pensarse que hay un aparatito especializado en la detección del dolor. Pero la realidad es que todos los sentidos cuando llegan a cierto límite de tolerancia nos arrojan sensaciones a las cuales llamamos dolorosas.

Estas sensaciones que llamamos dolorosas son las que inmediatamente ponen en marcha una actividad de la estructura para provocar el rechazo, la eliminación de estas sensaciones intolerables. Así que está muy ligada la sensación de lo doloroso que se capta en algún sentido, está inmediatamente ligada a la actividad del rechazo de lo doloroso.

No se habla de lo doloroso y punto. Se habla de lo doloroso y del rechazo de lo doloroso. Es más, no se explica lo doloroso sino para movilizar algo en esa estructura que lo rechace. Lo doloroso y la actividad en oposición a esto que llega, funcionan también en estructura.

No está armada así la maquinaria humana solo para ser perjudicada, para que perciba dolor. ¿Y qué ganaríamos con esto de percibir dolor? Hay quienes creen que ganan con esto del dolor, pero en realidad la mecánica de todo esto es así para que se ponga en marcha un mecanismo que lo rechace.

El dolor está ligado estructuralmente al rechazo del dolor. El dato del dolor está ligado inmediatamente a una mecánica que se moviliza para rechazarlo.

El trabajo de los centros, de los que habíamos hablado también, el trabajo de los centros es detectado cenestésicamente, internamente, como así también los distintos niveles de trabajo de esa conciencia. Todo esto es registrado internamente.

Es decir, las emociones, por ejemplo, el trabajo del centro emotivo, es registrado internamente. Claro, desde afuera puedo ver a una persona enojada. Puedo mirarme al espejo, enojarme y hacer todo aquello. Si, es cierto, pero el registro interno de la emoción, ese registro, es cenestésico.

Hago operaciones intelectuales. Si, alguien puede verse desde afuera y decir: «ese debe estar pensando», o algo así. Muy bien. pero desde adentro registro la actividad del pensar. Ese registro de la actividad del pensar es de tipo cenestésico. Hay distinciones entre el dolor de estómago y la actividad del pensar, pero de todas maneras a esos registros les llamamos también cenestésicos.

Bien. También puedo experimentar la sensación de sueño, la sensación de cansancio. Esa sensación de sueño y de cansancio que me está dando la señal del nivel de conciencia en que estoy trabajando, está también, de ella tengo registro cenestésico.

Así que los sentidos están trabajando por un lado, los centros están trabajando por otro lado, los niveles de conciencia o los niveles de trabajo están haciendo sus cosas, y todo ello, de todo ello tengo registro. Y este registro que tengo del trabajo de los centros y del nivel de conciencia, así como de los otros sentidos internos, todo este registro es cenestésico.

Es pues, un sentido sumamente importante y al cual se le ha prestado muy poca atención. Cada vez que se habla por ahí de sentidos, se habla del gusto, el olfato, el tacto, el oído, etc., y muy al pasar se menciona un cierto sentido del equilibrio, del movimiento, un cierto sentido kinestésico y a lo mejor alguna persona de buena voluntad menciona por ahí a una cenestesia -o a una sinestesia como la llaman otros, ¿no es cierto?-, unos lo ponen con c, otros lo ponen con s, ahí se preocupan muy al pasar de un sentido interno que da algunos datos.

Curioso, pero para nosotros las cosas son exactamente al revés. Hay un importantísimo sentido, el sentido interno, que luego se especializa, se diferencia, entre esta kinestesia y esa cenestesia. Pero es gracias a ese sentido enorme, el sentido interno en general, éste que aparece en el gráfico en la parte de abajo de la diagonal, ese sentido interno es para nosotros de una importancia tremenda.

Decíamos hace un rato que no estaban desconectadas estas cosas, que estaban relacionadas entre sí, y lo veíamos a lo largo de nuestro discurso.

Pues bien, cuando la vigilia baja en su nivel de trabajo, por ejemplo, cuando la vigilia baja, cuando baja el nivel de conciencia, este sentido interno aumenta su emisión de impulsos.

Como los sentidos están trabajando en dinámica y en estructura, todos ellos están en búsqueda, y están haciendo un barrido y un fondo de ruido en la información. Pero cuando una persona duerme y cierra los párpados, no es que desaparezca absolutamente el contacto con el mundo externo. Pero baja considerablemente el fondo de ruido. Y al bajar considerablemente ese fondo de ruido, la información del mundo interno, que siempre sigue disparando, esa información aumenta en el registro.

No podemos decir con exactitud si es que aumentan los impulsos internos cuando baja el nivel de conciencia, o es que al bajar el nivel de conciencia baja también el trabajo de los sentidos externos, con lo cual queda en evidencia el trabajo de los sentidos internos.

Si les gusta una postura la pueden tomar o la otra también. Pero el hecho es el mismo: es que al bajar el nivel de conciencia se manifiestan los impulsos del mundo interno con mayor intensidad. Probablemente sea porque ha bajado el fondo de ruido de los sentidos externos.

Y todos ustedes saben que para dormir, por ejemplo, se buscan lugares más o menos apacibles, se apagan las luces, se buscan lugares silenciosos, todo aquello; se está bajando ese fondo de ruido que impresiona a los sentidos externos. Esto es normal, y cuando eso sucede, claro, lo podemos hacer con los sentidos externos, pero no con los sentidos internos, que siguen suministrando su información.

Estos sentidos internos no están localizados en la cara, como casi todos los otros. Estos sentidos del olfato, del gusto, del oído, estos sentidos de la visión, están más o menos puntualmente localizados, y se pueden dirigir -además de estar puntualmente localizados- con cierta precisión. Desafortunadamente, con los sentidos internos no pasa nada de eso.

Ni están localizados puntualmente, ni se los puede dirigir con precisión. Ellos están invadiendo todo y suministrando sus datos sin ninguna voluntariedad de nuestra parte.

Uno puede, por ejemplo, cerrar los ojos y, listo, desaparece esa imagen que estaba llegando al ojo. Uno no puede cerrar compuertas internas. Uno puede dirigir el ojo en una dirección u otra, pero uno no puede hacer lo mismo con los sentidos internos.

Uno puede atender mejor a determinadas sensaciones internas, pero estos aparatos sensoriales internos no tienen esa movilidad, no la tienen, y no se la puede tapar.

Así que tienen un carácter de localización no puntual por una parte, y no tienen movilidad tampoco, no se los puede dirigir como a los otros sentidos.

Dentro de los sentidos internos distinguimos al sentido kinestésico, del cual decimos que suministra datos de movimientos, de postura corporal, de equilibrio y desequilibrio físico.

Así es que acá tenemos esta sumatoria de aparatos en dinámica, que nos va suministrando datos del mundo externo y del mundo interno. Esta estructura que está en relación y que está en movimiento, y que cuando un sentido actúa, algo pasa con los otros.

Hay un aparato de movimiento, un aparato de centros, del cual también se tienen registro. Y el registro que se tiene de las actividades de ese aparato de centros, es un registro cenestésico, de sentido interno.
Hay una actividad de niveles de conciencia, y el registro que se tiene de esa actividad de niveles de conciencia, es un registro cenestésico, un sentido interno.

Desde luego que no somos tan torpes como para no distinguir entre las operaciones de un centro, las operaciones propias de los niveles de conciencia y las operaciones propias de los sentidos. Y no somos tan torpes como para no distinguir entre una operación mental y un dolor de estómago. Desde luego que distinguimos con relativa precisión. Pero en todos los casos, tenemos registro físico interno de todo aquello.

Bien. Nosotros vamos a avanzar rápidamente en la descripción de estos aparatos de sentidos, primeramente, que son los que nos suministran la información más simple de lo que sucede a la estructura. Y luego entonces, hablaremos de memoria, que también suministra información, y hablaremos de esta estructura de conciencia.

Bien. Las discusiones anteriores, que parecen complicar un poco las cosas, en realidad son útiles por las distintas corrientes que hay apreciando estos mismos puntos. Y es bueno entonces ponernos de acuerdo en ciertas cuestiones mínimas porque hay muchas corrientes que opinan sobre esto y crean confusión. Entonces es evidente que en lo dicho anteriormente estamos discutiendo con muchas de estas corrientes.

Pero ahora vamos a nuestro tema, donde las cosas son más claras que cuando hay discusión con las otras corrientes.

La información externa va a llegar a los aparatos especializados que trabajarán en distintas franjas de captación. Cada aparato especializado, cada sentido trabaja en una franja distinta de captación. ¿Qué es esto de franja?; ya lo veremos.

Estos aparatos son los sentidos externos. La información del medio interno, del intracuerpo, llega a los aparatos de captación que son los sentidos internos. Bien.

Las huellas de esta información interna y externa y también las huellas de las operaciones mismas de la conciencia en sus distintos niveles de trabajo, van a recibirse en el aparato de memoria.

Así, este siquismo, esta estructura síquica va a coordinar datos de los sentidos y grabaciones de memoria. Y esa es la función básica de la estructura del siquismo internamente considerada. Este siquismo coordina datos de los sentidos con datos de la memoria.

Los sentidos tienen por función recibir y suministrar datos a la conciencia y a la memoria, que son organizados de distinta manera según las necesidades y las tendencias de ese siquismo.

Los sentidos externos son por todos nosotros conocidos. Los sentidos internos también.

¿De qué podemos hablar cuando hablamos de datos, en qué sentido hablamos de datos que son suministrados por estos aparatos? Decimos que estos aparatos suministran datos que son las sensaciones. Bien. Pero como hemos dicho antes, no simplemente llega el dato a un aparato que lo percibe y que está inactivo. Sino que llega el dato a un aparato que está en movimiento. Este dato que llega al aparato que está en movimiento configura la percepción.

De manera que la sensación es un átomo teórico, pero en la realidad lo que se da es este dato que llega a un sentido que está en movimiento y que lo configura y que lo estructura. A eso le llamamos percepción.

Porque siempre hay sensación más actividad de sentido. De aquí que el registro sea del dato que llega más la actividad del propio sentido. De aquí que el registro sea de la percepción y no de la sensación. El registro es entonces de una estructuración que hace el sentido con el dato, y no del dato simplemente.

Son características comunes a todos los sentidos: a) todos efectúan, estos sentidos, en sí mismos, actividades de abstracción y de estructuración de estímulos según sus aptitudes. ¿Qué estamos diciendo con esto de abstracción y estructuración de estímulos? Estamos diciendo que el sentido elimina muchos datos que llegan a él y configura otros datos que no llegan hasta él.

Si ustedes recuerdan charlas muy anteriores que hemos sostenido entre nosotros, con algunos ejemplos que pusimos aquél de un cierto animalito que únicamente tenía la percepción de que había otro ser vivo delante de él cuando aparecía una forma determinada, y cuando esa forma tenía además movimientos; y que si no aparecía esa forma pero tenía movimiento, o a la inversa, no se producía registro en el aparato de detección de este animalito-, si recuerdan eso, comprenderán a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de abstracción que hace el sentido, y además, estructuración que hace el sentido.

Y de esta estructuración de distintos datos surge la percepción. Pero si falta alguno de los componentes o si no se hace estructuración con estos datos, no surge la percepción.

Esto nos lleva a considerar el asunto de la percepción desde el punto de vista fisiológico, cosa en la que no tenemos ningún interés. Pero ustedes tienen conocimiento sobre el particular.

  1. Todos los sentidos están en continuo movimiento. Son como radares que están barriendo distintas franjas, de lo cual también se tiene pruebas experimentales, de que los sentidos están, están siempre en movimiento.
  2. Todos trabajan en una franja de acuerdo a un tono particular, y que debe ser alterado por el estímulo. Es decir, todo sentido está en movimiento en un determinado tono. Cuando surge la percepción es porque se ha hecho variar el tono de ese sentido, si recuerdan el caso. ¿Se acuerdan de aquellas experiencias fisiológicas, de aquellas terminaciones del nervio óptico, que siempre estaba ciclando a un pulso por segundo, y que cuando llegaba el estímulo nervioso empezaba a ciclar a mayor velocidad y todo aquello? Pues bien, estaba en movimiento este sentido.Para que se produzca la percepción, es necesario que el estímulo aparezca entre umbrales sensoriales. Umbrales; este sentido está pulsando, pero si el estímulo que llega, no tiene una suficiente cantidad de actividad, no es percibido. Y si sobrepasa esa cantidad, no es percibido como sensación o percepción de ese propio sentido, sino como dolor. Estos umbrales, el umbral mínimo de percepción y el umbral máximo de tolerancia, dentro de estos umbrales se percibe el estímulo, sea del mundo interno o sea del mundo externo.Estos umbrales tienen movilidad. Los umbrales también se expanden o se contraen. Así es que, normalmente, cuando ciertas actividades internas tales como la de la atención, se refieren a un sentido, el umbral tiende a dilatarse. Cuando la atención está puesta en otro sentido, los umbrales de los otros tienden a contraerse, y del sentido en cuestión -al cual se refiere la atención- tiende a ampliarse.Cuando los sentidos internos trabajan soberanamente, se están ampliando sus franjas de percepción; los sentidos externos tienden a reducir sus franjas. Cuando la atención está puesta en los sentidos externos, las franjas, los umbrales de percepción interna, tienden a contraerse.Así es que esto de los límites fijos de la percepción, eso también es falso. Desde luego que hay límites en esto de la dilatación y de la contracción en los sentidos. Hay límites. pero que haya límites no quiere decir que estén en continuo movimiento, como si se tratara de pupilas en cada sentido.Así que, para que haya percepción, es necesario que el estímulo aparezca entre umbrales sensoriales. Un umbral mínimo por debajo del cual no se percibe, y un umbral de máxima tolerancia que cuando es sobrepasado produce irritación sensorial o saturación. Genéricamente, dolor.En caso que exista fondo de ruido proveniente del mismo sentido o de otros sentidos; o que exista un fondo de ruido proveniente de memoria, que está suministrando datos, mientras estoy percibiendo; o que exista fondo de ruido porque conciencia en general está suministrando datos, imaginación está suministrando datos, en caso de que exista ese fondo de ruido, el estímulo debe aumentar su intensidad para que sea registrado. Sin sobrepasar el umbral máximo para que no haya saturación y bloqueo sensorial.En otras palabras, que cuando un señor está divagando, soñando despierto, es decir, sus imágenes están ocupando su campo de conciencia, ese estímulo que aparece debe incrementar su actividad para que sea detectado. De todas maneras, cuando se está divagando o soñando despierto, la actividad cenestésica interna está aumentando. Por lo tanto están bajando las franjas de percepción externa. Es necesario entonces que aumentemos la actividad del mundo externo. Decirle: «despierte, amigo», por ejemplo.

    Bien. Cuando se sobrepasa el umbral máximo, o hay bloqueo sensorial, es imprescindible hacer desaparecer el ruido de fondo para que la señal llegue al sentido.

    Otro caso es el establecido en la ley de disminución del estímulo constante por adaptación de umbral. Es decir, esta ropa que llevamos puesta encima, de comienzo nos da un registro de sensación táctil, pero pasa el tiempo y ya no sentimos esta ropa. No sólo porque nos hemos distraído del problema de la ropa y estamos en otra cosa, no solo por eso, sino porque ese estímulo constante, baja; a medida que pasa el tiempo el estímulo constante baja para la percepción.

    Así que cuando un estímulo está dentro del umbral pero de hace constante, el umbral se acomoda a él para dejarlo en su límite y no seguir teniendo registro que perturbaría otras actividades del aparato. De manera que tenemos numerosos estímulos, pero cuando los estímulos se hacen constantes los umbrales de los sentidos se acomodan para que desaparezca el fondo de ruido. Si no, nuestro bombardeo de percepciones sería también constante. Y contaríamos con un fondo de ruido tal; que podría haber muy poca distinción entre las nuevas percepciones que aparecen.

    Así es que la percepción aparece entre franjas, umbrales mínimos y máximos de tolerancia. Estos umbrales están en continua movilidad. Cuando existen estímulos constantes que aparecen, claro, dentro de esas franjas, las franjas se acomodan para que disminuya la percepción de ese estímulo. A eso le llamamos ley de disminución del estímulo constante por adaptación de umbral.

  3. Todos los sentidos trabajan entre estos umbrales y límites de tolerancia, que admiten variaciones según educación, según necesidades metabólicas, que en realidad es donde se encuentra la raíz de la existencia sensorial; estas características de variabilidad son importantes para distinguir los errores sensoriales.
  4. Todos los sentidos traducen las percepciones a un mismo sistema de impulsos. Estos impulsos son los que van a ser distribuidos de distintas maneras. No queremos de ningún modo meternos en la cuestión fisiológica, pero digamos así, que todos los sentidos traducen las percepciones a un mismo sistema de impulsos. A esto le llamamos homogeneidad de los impulsos de los distintos sentidos. Así es que por un lado veo, por otro lado oigo, por otro lado gusto, pero todo esto de oír, gustar, ver, etc., todo esto es traducido a un mismo sistema de impulso homogéneo. Se trabaja con el mismo tipo de impulso. No van sonidos por el interior de la cabeza. No van imágenes por el interior de la cabeza, imágenes visuales. No van gustos por el interior de la cabeza.Las diferencias están en los sentidos especializados, pero a partir del sentido, la información se homogeniza en impulsos. Se entiende la idea y la conocen.
  5. Todos tienen, estos sentidos, localizaciones físicas, localizaciones terminales físicas, precisas o difundidas. Pero siempre conectadas con un sistema que las coordina. Todos los sentidos, podríamos decir tienen localizaciones terminales nerviosas, precisas o difundidas, siempre conectadas al sistema que hoy se llama nervioso central y al sistema periférico o autónomo desde donde opera el aparato de coordinación.
  6. Todos los sentidos se encuentran vinculados con el aparato de memoria general del organismo.
  7. Todos los sentidos presentan registros propios, dados por la variación del tono al presentarse el estímulo.
  8. Todos los sentidos pueden cometer errores en la percepción del dato. Estos errores pueden provenir: del bloqueo del sentido, por ejemplo, por irritación sensorial. Irritamos a un sentido, nos vamos al umbral de tolerancia y la percepción que tenemos sobre el dato que irrita al sentido, sobre el dato que está en el umbral de tolerancia, es una percepción fuertemente modificada, que nada tiene que ver con el objeto.

Así que estos errores pueden provenir del bloqueo del sentido por irritación sensorial, pero también por falla o deficiencia del sentido. Ustedes reconocen las miopías, las sorderas, etc.

También por falta de intervención de otro u otros sentidos que ayudan a dar parámetros, que ayudan a dar referencias a la percepción. Por ejemplo, se oye algo, que está como muy lejos, y al verlo a ese objeto, se lo empieza a escuchar de otro modo diferente. Este es un caso muy frecuente de ilusión auditiva, ¿no es cierto? Se cree que el objeto está lejos, pero únicamente cuando se lo ve y se lo localiza visualmente, entonces se acomoda ese tipo de percepción.

Como sabemos que todos los sentidos están trabajando en estructura, entonces normalmente se están recibiendo datos, recibiendo información de los distintos sentidos. Y con ellos se van configurando percepciones sobre el mundo que nos rodea. De manera que en cuanto fallan los parámetros, las referencias que nos dan los otros sentidos, y tenemos solo un dato sensorial, se produce en esos casos muy frecuentemente, ilusión en la percepción.

Existen errores de creación artificial de la sensación o de la percepción, por condiciones mecánicas. Tal es el caso de ver la luz, por ejemplo. Uno ve luz si se le presionan los globos oculares, ¿no es cierto? O la sensación de que el cuerpo se agranda, como se comentó antes. El cuerpo se agranda al haber una temperatura externa similar a la de la piel

A todos estos errores de los sentidos se los denomina genéricamente, ilusión.