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Por vía de la sensación, de la imaginación y del recuerdo, se obtiene el dolor. Esta es una forma muy vaga, muy general de hablar, esto exige mayores precisiones. Pero es claro, iremos ganando en precisión, lentamente.

Este dolor se experimenta, hay algo que experimenta este dolor. Este algo que lo experimenta, es identificado como un centro, como una entidad, que de algún modo tiene unidad.

Esta unidad que registra el dolor, está dada básicamente por una suerte de memoria. La experiencia del dolor es cotejada con experiencias anteriores. Sin memoria no hay cotejo, no hay comparación de experiencias.

Las sensaciones dolorosas son cotejadas con sensaciones dolorosas anteriores. Pero algo más: las sensaciones dolorosas son proyectadas también, son consideradas en un tiempo que no es el actual, en un tiempo futuro. Pero es claro también que si se recuerdan las sensaciones dolorosas o si se imaginan las sensaciones dolorosas, de este recordar y de este imaginar también se tiene sensación. No podría la memoria provocar dolor, no podría la imaginación provocar dolor, si de la memoria y de la imaginación no se tuviera también sensación.

De manera que no solo por la vía de la sensación se tiene registro, sino que también por vía de la memoria se tiene registro, se tiene sensación. Y por vía de la imaginación se tiene sensación. La sensación entonces invade el campo de la memoria, invade el campo de la imaginación. La sensación cubre todas las posibilidades de esta estructura que experimenta el dolor.

Básicamente entonces, todo está trabajando con sensación y con algo que experimenta, con algo que registra esta sensación. Se llame ya más detalladamente, sensación propiamente tal, se llame memoria, se llame imaginación, siempre la sensación está a la base; la detección de un estímulo está a la base y algo que registra ese estímulo está en el otro punto, en la otra extremidad de esa relación.

Así que pues, entre un estímulo y algo que registra ese estímulo, vamos a tener configurada esa primera estructura. Y parece que esa estructura va a moverse, tratando de evitar esos estímulos. Estímulos que llegan y que son detectados, estímulos que son almacenados.

Nuevas situaciones que se presentan y acción de esa estructura para evitar esos nuevos estímulos que están relacionados con datos anteriores.

Es un esquema muy simple y muy primario. Es un esquema que se ha explicado hace bastante tiempo.

////Esquema

Estímulo que llega a un punto que recibe ese estímulo y desde ese punto, respuesta al estímulo. Si el estímulo que llega a ese punto es doloroso, la respuesta tiende a modificar ese estímulo. Si el estímulo que llega a ese punto, no es doloroso, sino que se experimenta como placentero, la respuesta tiende a hacer permanecer ese estímulo.

Es como si el dolor quisiera instante y el placer quisiera eternidad. Es como si hubiera con esto del dolor y del placer, un problema de tiempos para aquel punto que lo registra.

Pero claro, se trate de estímulos dolorosos, o se trate de estímulos placenteros, en todos los casos esos estímulos se almacenan, se guardan en ese aparato regulador de tiempo que nosotros llamamos memoria. A estos estímulos que llegan, nosotros les llamamos sensaciones, pero esos estímulos que llegan, llegan no sólo de lo que podríamos llamar en principio mundo externo al centro de registro, sino también llegan del mismo mundo interno del aparato de registro.

Ya hemos visto que se puede recordar lo doloroso, se puede recordar lo placentero. Ya hemos visto que se puede imaginar lo doloroso, se puede imaginar lo placentero. Y esto de recordar y de imaginar, no está ligado a la sensación externa tan estrechamente como las otras sensaciones que conocemos.

El esquema es simple: un estímulo que llega, una respuesta que se da. Pero no seamos tan ingenuos como para considerar a los estímulos que llegan como pertenecientes exclusivamente al mundo externo de esa estructura. Si también hay estímulos en el mundo interno de esa estructura, también debe haber respuestas, en el mundo interno de esa estructura.

La sensación en general tiene que ver con el registro, con lo que llega a la estructura. La imaginación en general en cambio, tiene que ver con lo que esa estructura hace para acercarse al estímulo si fuera placentero o alejarse del estímulo si fuera doloroso. Ya en esa imagen está planteada la actividad frente a los estímulos que llegan a esa estructura.

Veremos mucho más detenidamente esto de la función con que cumple la imagen, a qué está sirviendo esa imagen. Pero ese es un tema largo.

Y la memoria, en la medida en que entrega datos placenteros o dolorosos, moviliza también a la imaginación y esta imaginación moviliza a esa estructura en una dirección o en otra.

Así que acá tenemos un estímulo que llega, una estructura que recibe ese estímulo, una respuesta que da esa estructura. Y tenemos el esquema más simple que hemos conocido: estímulo-aparato de recepción-centro de respuesta.

El centro de respuesta hace que frente al estímulo, se movilice esa estructura, no en cualquier dirección, sino en una dirección más o menos precisa, y reconocemos distintas actividades para responder a esos estímulos, distintas direcciones, distintas posibilidades de respuesta. Por lo tanto, distinguimos entre distintos centros posibles para dar respuestas posibles a distinto tipo de estimulación.

Desde luego que todos estos centros de respuesta, todos esos centros de respuesta, van a estar movidos en su base por el dolor y por el placer secundariamente. Pero claro, en la actividad se van a manifestar las respuestas de distinto modo, según que actúe un centro u otro.

Ese es un esquema antiguo, del cual vamos a ir dando algunas explicaciones brevemente.

A este mundo de estímulos que llega le vamos a llamar el mundo de la sensación. A esto que se expresa hacia el mundo de la sensación le vamos a llamar respuesta. Lo que da la respuesta al mundo de la sensación, a eso le vamos a llamar centro, primeramente. Pero como las respuestas son numerosas y diferenciadas, y cada sistema de respuesta tiene su rango propio, vamos a distinguir diversos centros de respuesta.

A toda esta estructura que engloba el registro de la sensación y la respuesta a esas sensaciones que llegan, a toda esta estructura que se manifiesta, la vamos a llamar comportamiento.

Y vamos a observar que de todas maneras, este comportamiento, esta actividad de este centro de registro -de esta expresión de respuesta frente a las sensaciones que llegan-, esta actividad no se manifiesta de una manera constante, sino que sufre numerosas variaciones según el estado en que se encuentre esa estructura, según el momento en que se encuentre esa estructura. Hay momentos en que esa estructura percibe con más nitidez el estímulo doloroso. Hay momentos en que parece no percibirlo en absoluto. Hay momentos en que esa estructura parece que estuviera desconectada de esas sensaciones, que no tuviera registro de las sensaciones dolorosas. Y ese es un caso muy interesante. Porque si hablamos de sensaciones dolorosas que llegan, y de respuestas que tratan de eludir las sensaciones dolorosas en un momento, y luego hablamos de que las sensaciones dolorosas de todos modos estimulan a ese centro, y el centro sin embargo no da respuesta, la cosa no ha variado por vía de lo que llega, sino por vía del registro de lo que llega.

Esto de registrar con mayor o menos intensidad las sensaciones que llegan, y esto de lanzar respuestas con mayor o menor intensidad a esos estímulos que llegan, eso va a depender del estado de esa estructura. Ese estado va a estar relacionado con lo que nosotros llamamos genéricamente nivel de trabajo de esa estructura, estado de la estructura. Este nivel, según se esté en un momento o en otro de su proceso, va a dar, va a permitir que se den, respuestas más aceleradas, más intensas, respuestas menos aceleradas, respuestas apagadas.

Estamos hablando del hombre, desde luego, porque es la entidad que nos interesa. No nos interesa considerar el comportamiento de otro tipo de entidades. Porque de la entidad humana tenemos nosotros algún registro y en cambio de las entidades de otros seres, de las amebas o de los insectos, o de las plantas o de las estrellas, tenemos simples registros externos, que transformamos mucho luego de haberlos percibido, y que son en definitiva y en última instancia, muy dudosos. De las cosas que nos suceden también tenemos registro, que transformamos mucho, y de eso resulta también una cosa bastante dudosa. Pero de todos modos es más próximo a nosotros lo que nos pasa, que lo que le pasa a una ameba, a una planta o a una estrella.

Así es que, cómo se comporte frente a un estímulo una ameba, es cosa que se puede discutir, pero frente a un dolor que uno registra uno tiene la sensación de experiencia inmediata, que parece no tener con las otras cosas o con los otros seres animados en sus respuestas.

Hablamos entonces del hombre y hablamos de que el esquema más elemental que podemos organizar del hombre es este de las sensaciones que llegan a un registro, de las respuestas que se dan a esas sensaciones, una vez registradas, y del nivel de trabajo de esa estructura al cual le llamamos genéricamente, nivel de conciencia. Vamos a ponernos a revisar entonces, ese esquema elemental.

El estudio de los centros, nos permite diferenciar actividades que el ser humano realiza, tratando como hemos dicho, de eliminar el dolor, de obtener placer frente a los estímulos. Se podría llegar a decir, actividades que el ser humano realiza tratando antes que nada, de satisfacer sus necesidades. Pero esto de satisfacer sus necesidades, que también se dice livianamente, es así, o puede funcionar así, gracias a los registros dolorosos que se tienen.

No se explica mucho cuando se suele decir que el ser humano hace determinadas cosas para satisfacer sus necesidades. El ser humano hace determinadas cosas para evitar el dolor. Lo que sucede es que tales necesidades si no son satisfechas provocan dolor. Pero no es que alguien se mueva por una idea abstracta de satisfacer sus necesidades. Si alguien se mueve es por el registro del dolor. Estas cosas suelen confundirse bastante, y parece que estas necesidades primarias, si no se satisfacen son las que dan mayor dolor.

De manera que, es tan dolorosa la sensación de hambre, y si no se la satisface, en principio, aumenta su dolor, es tan dolorosa esta sensación como otro tipo de sensación que también, si no se satisface, va provocando una tensión cada vez mayor. Esto sucede no solo con el hambre, sucede con otras cuantas cosas. Por ejemplo, si a un ser humano de le destruye alguna parte de su cuerpo, sufre dolor, experimenta dolor. Y claro, trata de dar respuestas a este dolor para que cese tal dolor. Esta es una necesidad tan grande como la de alimentarse, como la de comer, esto de hacer algo para evitar que se intensifique la sensación dolorosa.

De manera, por ejemplo, en este caso, que este hombre, este ser humano, va a tratar de huir de aquello que ponga en peligro la estructura de su cuerpo: va a tratar de liberar cargas destructivas en el interior de su cuerpo. Esto se registra dolorosamente. Así que no solo tendrá necesidades de tipo alimenticias, tendrá necesidades tan necesarias como las alimenticias, pero que se refieren a tensiones internas que deben ser eliminadas porque de otra manera el dolor que se registra internamente es muy intenso, tan intenso, a veces más intenso, que el dolor que puede provocar el hambre si no se satisface.

Esta idea no es difícil de seguir, y es interesante considerar estos puntos, porque entonces la determinación que el ser humano tiene para moverse, en una dirección o en otra, a veces no está dependiendo de registros dolorosos de hambre, sino que está dependiendo de registros dolorosos de otra naturaleza.

A veces por ejemplo, alguien tiene registros dolorosos de hambre y no tiene hambre. Piensa por ejemplo en el hambre que podría tener, piensa en el hambre que podría tener otro y ese hambre que podría tener otro le da a él un registro doloroso, pero ¿qué registro doloroso le da? ¿le da un registro doloroso físico?. Veamos: alguien está comiendo, está satisfaciendo sus necesidades alimenticias y entonces habla del dolor del hambre, es mas, se compenetra del problema del dolor del hambre y tiene registro, ¡de qué?, ¿del hambre?, sin duda que no, tiene un registro de otro tipo. El puede recordar el hambre si alguna vez lo padeció, él está hablando del dolor del hambre, pero él no registra el dolor del hambre, él registra otro tipo de dolor. Y ese registro que tiene del dolor, lo puede movilizar enormemente.

Puede hacer por ejemplo que él deje de comer y empiece a sufrir hambre, para experimentar ese mismo dolor. Esto puede motivarlo en muchas direcciones, la idea no es difícil.

Bien. Por vía de la imagen, por ejemplo, por vía del recuerdo, él puede experimentar también esos dolores. Y puede experimentar también esos placeres. El sabe que, alimentándose, satisfaciendo sus necesidades inmediatas, él sabe que se produce esa distensión en su estructura. Y el sabe que es interesante repetir esa distensión cada vez que esa tensión aumenta. Se nos hace aficionado a determinadas formas de alimentación, se nos habitúa a ciertas experiencias relajadoras de tensiones, se nos hace amigo de considerar el hambre, por ejemplo, mientras come, porque esto de considerar el hambre mientras se come, puede provocar distensiones de tensiones internas, puede provocar satisfacción. ¿Van siguiendo la idea?

El estudio de los centros permite diferenciar actividades que el ser humano realiza, tratando primariamente de satisfacer sus necesidades. Mientras que esto otro que hemos hablado antes, esto de los niveles de conciencia, explica que estas actividades varían si se está actuando en un nivel que vamos a llamar vigílico, es decir, de relación con el mundo externo, o para nada vigílico, es decir, sin relación con el mundo externo.

Estos niveles de vigilia, de semisueño y de sueño, son los que nos van a explicar que las actividades de respuestas de esos centros, varían según que esa estructura se encuentre en uno de ellos o en otro. Así de fácil.

Y vamos a observar en esta estructura, un comportamiento, que aparece como una estructura en la que los centros trabajan frente a las estimulaciones del medio; así se comporta ese ser humano. Tiene un comportamiento particular. Frente a ciertos estímulos, tenemos idea de como va a responder. Y si no tenemos idea, basta ver los estímulos y ver como responde, para advertir de todas maneras un comportamiento. Comportamiento es la forma en que se va a expresar frente a los estímulos y según esté operando un determinado nivel en esa estructura.

Con nuestro esquema sobre centros, niveles y comportamiento, organizamos ese cuadro de actividades. Las cosas son mucho más complejas, las cosas son enormemente más complejas. Este esquema no va a aguantar los desarrollos, los desarrollos que vamos haciendo van a ir superando este esquema, y el esquema va a quedar cada vez más reducido. Pero elementalmente nos sirve para dar los primeros pasos. Así es que, dando los primeros pasos, comencemos a estudiar los centros.

Centros de respuesta

Un centro es una idea, un centro no es algo que exista, un centro es una síntesis que se hace con conceptos, para ponernos de acuerdo sobre el problema.

Un centro es una síntesis conceptual en la que se engloba el trabajo de diferentes puntos físicos, a veces muy separados entre sí. Es decir, que un centro de respuesta no es que esté en un lugar físico determinado, sino que a veces resulta ese centro de la relación de distintos puntos del cuerpo.

Si hablamos del centro del movimiento, por ejemplo, eso de mover el cuerpo cuando llegan determinados estímulos, nos vamos a dar cuenta que ese centro del movimiento no está en un lugar físico, no corresponde ese centro a un lugar físico, sino que corresponde a la acción de muchos otros puntos corporales que nosotros englobamos y decimos: «muy bien, desde aquí se maneja el movimiento».

Y lo mismo va a pasar con operaciones más complejas que las simples operaciones de respuesta del cuerpo. Cuando se habla de las emociones en el ser humano, da la impresión de que hubiera un punto desde el cual se manejan todas las emociones. Y eso no es así en absoluto. Hay numerosos puntos que son los que al trabajar coordinadamente, provocan esa respuesta que nosotros vamos a llamar emotiva, y esos diversos puntos nosotros los englobamos con la palabra centro.

Así es que esos centros como tales, no existen: esos centros son síntesis conceptuales para explicar primariamente lo que sucede en las respuestas.

Bien. Y hablando de estas abstracciones, podemos diferenciar a diferentes centros.

Centro intelectual: Ese centro intelectual regula la elaboración de respuesta pensada, la relación entre estímulos distintos, la relación de datos y el aprendizaje. Todo eso hace el centro intelectual. Además, da órdenes a los otros centros, salvo al centro involuntario del cuerpo, al cual vamos a llamar centro vegetativo. Da órdenes a todos los otros centros, ese centro intelectual, salvo a las partes involuntarias de los otros centros y al centro vegetativo, el centro involuntario que regula las actividades de todo el cuerpo.

Así por ejemplo, una persona quiere mover la mano y bueno, la mueve. Una persona quiere recordar situaciones agradables y se mueve mentalmente en esa dirección de recuerdo de cosas agradables. Quiere hacer determinadas operaciones mentales, trabajar con su propio intelecto y más o menos, más o menos lo hace.  Pero quiere por ejemplo, lograr que su circulación sanguínea se acelere, la cosa se pone más difícil. Quiere lograr que determinadas sustancias en el interior de su cuerpo comiencen a trabajar, la cosa se hace más difícil. Quiere evitar un reflejo corto frente a un estímulo, y la cosa se hace más difícil.

Así que este centro intelectual da órdenes a los otros centros, pero no puede regular la actividad de los otros centros en sus partes involuntarias.

El Centro Emotivo, en cambio, regula los sentimientos y emociones como respuestas a fenómenos internos y externos. Las señales del centro emotivo, modifican la acción de los otros centros, aún en sus partes involuntarias, y modifican la acción de ese centro vegetativo, de ese centro que coordina la acción de todo el cuerpo.

Claro, este centro emotivo en su trabajo da señales, pero no da órdenes pensadas, y esto es muy importante considerarlo, porque a veces es cuestión de mover ese centro emotivo, ya que actúa sobre las partes involuntarias de los otros centros, para que la cosa cambie.

Pero resulta que el manejo de ese centro emotivo no es un manejo que se logra por vía del pensamiento. De manera que da órdenes a las partes involuntarias, modifica el trabajo del centro vegetativo, pero no lo hace de modo pensado, claro que no.

El centro Motriz regula la movilidad del individuo y las operaciones corporales voluntarias e involuntarias.

El Centro Sexual regula las actividades sexuales frente a estímulos internos y externos, y da señales también a los otros centros. Y estas señales que da el centro sexual, tienen carácter involuntario. Aún cuando ese camino tenga algún aspecto voluntario, probablemente el mínimo aspecto voluntario.

El Centro Vegetativo, por último, regula la actividad interna del cuerpo, dando respuestas equilibradoras a los desequilibrios que se producen y enviando señales a los otros centros para que se movilicen a satisfacer sus necesidades, es decir, para que se movilicen para evitar ese dolor que se registra o para continuar ese placer que se experimenta.

Estos centros que nosotros vamos separando para su mejor comprensión, en realidad no están separados para nada, en realidad están trabajando en estructura, circulando algún tipo de energía entre ellos. Circulando algún tipo de energía a la cual provisoriamente le podemos llamar energía nerviosa sin saber bien de qué se trata. En general, cuando la actividad aumenta en unos centros, disminuye en otros. Es como si siempre trabajáramos con una determinada carga. No más y no menos, siempre un mismo voltaje. Y entonces, con esa misma cantidad de carga, cuando unos trabajan más, los otros tendrán que trabajar menos.

A veces la energía se bloquea en un centro. Si esa energía se bloquea en un centro, habrá problema, no en ese centro, sino en toda la estructura. En ocasiones un centro no trabaja bien porque no se ha ejercitado en esa materia. Hay quienes piensan que un centro no trabaja bien, porque le falta energía, por ejemplo. Y a lo mejor la misma energía está llegando a ese centro que a los otros. Lo que pasa es que no trabaja bien porque no tiene pericia en la respuesta frente a determinados estímulos, no sabe como hacer para manejar esa respuesta. Da respuestas que no corresponden, no está educado o está mal educado. O bien puede suceder que esté otro centro tomando el lugar de él en las respuestas frente a los estímulos. A lo mejor es otro centro que se mete y hace interferencia en la respuesta frente a los estímulos. Pero no es que en ese centro haya defecto. Seguramente estarán ustedes pensando en el centro sexual, por ejemplo. Hay otros centros que les pasa exactamente lo mismo.

Cuando alguien corre, por ejemplo, el centro motriz trabaja máximamente, pero el centro vegetativo debe regular funciones internas. La emotividad puede incluso ser el motivo de esa carrera, de esa persona que corre. Y el corredor, por último, puede estar haciendo operaciones intelectuales, puede tener problemas que resolver mientras corre: está corriendo porque alguien lo persigue y mientras corre porque alguien lo persigue, está buscando por donde deslizarse con mayor facilidad, está buscando el modo de escapar a aquella cosa amenazante que va tras él.

Así que son muchas las cosas que se van haciendo mientras se corre. Pero claro, primariamente ¿qué vemos?, y, alguien que se desplaza por el espacio. Y como se desplaza por el espacio decimos: claro, el centro motriz es el que lo está empujando. Si, empujando, pero la cosa parece que va más en estructura.

Lo más ponderable en este caso es el centro motriz. La energía en el intelecto, cada vez que el centro motriz se pone en marcha, la energía en el intelecto disminuye. Es bastante difícil andar corriendo mientras a uno le persiguen y hacer cálculos matemáticos simultáneamente. De manera que algo pasa en el intelecto mientras se está movilizando el centro motriz. Pero eso no quiere decir que desaparezca en su actividad.

En el sexo prácticamente esa energía está anulada, ¿comprenden Uds.?, y en la emotividad esa energía actúa pero de un modo variable de acuerdo a la incitación que ha puesto en marcha esa carrera.

Si una persona efectúa complejas operaciones matemáticas, su centro vegetativo tenderá a aquietarse. O bien se aquieta el centro vegetativo o bien se dejan de hacer operaciones intelectuales. Si las operaciones del centro vegetativo aumentan, este señor deja de hacer operaciones intelectuales, y entonces se dirige hacia una nevera, por ejemplo.

Todas estas consideraciones tienen importancia práctica porque explican que la sobreactividad de un centro disminuye a la de los otros centros, particularmente a los centros que llamamos contiguos. Hemos dado un orden en esto de los centros, hablando del intelectual, el emotivo, el motriz, el sexual y el vegetativo. Consideramos contiguos a los centros que en ese orden están lateralmente colocados frente al centro dado.

Decíamos que la sobreactividad de un centro disminuye la actividad de los otros, particularmente la actividad de los centros contiguos. Esto último permite comprender, por ejemplo, que los bloqueos emotivos o las sobrecargas sexuales puedan modificarse desde una determinada actividad del centro motriz. Ese centro motriz actúa, -y es la primera vez que vamos a usar esa palabra, que luego usaremos mucho-, ese centro motriz actúa catárticamente, descargando tensiones.

También explica que la actividad negativa del centro emotivo, la depresión, por ejemplo, -que no es una sobrecarga, exactamente, sino todo lo contrario- hace disminuir la carga intelectual y hace disminuir también la carga motriz.

Es como si estuviera succionando carga, ese centro que se nos aparece como descargado.

A medida que vamos hablando traten ustedes de verificar en su experiencia personal, este tipo de relaciones que vamos estableciendo.

Y una carga positiva en el mismo centro, el entusiasmo, por ejemplo, a diferencia de la depresión, puede rebasar el centro emotivo y producir sobrecarga en los contiguos, sobrecarga intelectual, sobrecarga motriz.

Es claro que cuando un centro se desborda y da energía también a otros, lo está haciendo en desmedro de algún otro centro, porque la economía energética del conjunto, hemos dicho que es más o menos constante.

Así que de pronto un centro se desborda, se llena de entusiasmo, empieza a lanzar energía a sus centros contiguos, pero alguien está perdiendo en eso. De manera que al final termina por descargarse, ese centro al cual se le está succionando toda la energía, de la cual usufructúan los demás, termina por descargarse y claro, esta descarga empieza a invadir a los otros centros y finalmente todos ellos se descargan. Esos entusiasmos pasajeros, y como eso, todo.

En ese sentido, si tuviéramos que hablar de un centro que da energía a toda la maquinaria, hablaríamos del centro vegetativo. ¿Qué es eso?. Hablaríamos del cuerpo, el cuerpo da energía a los centros, no lo da otra cosa.

Bueno, y el centro sexual no es estrictamente que vaya a dar energía a todos los otros centros, sino que es un centro colector de suma importancia de esa energía corporal. Este centro sexual, en su funcionamiento, va a ponderar la actividad de todos los otros centros. El va a estar metido de un modo manifiesto o tácito, el centro sexual va a estar siempre relacionado con la actividad de todos los otros centros. Decimos de todos.

Por lo tanto, aún estará él, tácitamente incluido, en las actividades superiores de la conciencia, en las actividades más abstractas de la conciencia. Y hará que esa conciencia busque en una dirección abstracta, o en otra dirección abstracta, pero experimentando un especial gusto o un especial disgusto por esas direcciones, porque quien estará ponderando esos trabajos, será este famosos colector al cual se le llama sexo.

Los centros tienen además, una particular actividad interna, independiente de los estímulos que vayan llegando. Esa particular actividad interna nosotros la reconocemos como la de los ciclos y la de los ritmos. Independientemente de los estímulos que van llegando del mundo externo, estos centros en su trabajo tienen un ritmo, más o menos preciso, que se puede seguir.
Es claro, cuando los estímulos llegan, ese ritmo normal que tiene ese centro se ve modificado, se ve alterado. Pero de todos modos, luego, se pone nuevamente a trabajar con el ritmo que le es propio.

Estos ciclos y ritmos son diferentes y producen un biorritmo y ciertas repeticiones características en cada persona. A ver, veamos ritmos vegetativos, por ejemplo, ciclos que se modifican mucho en el vegetativo cuando entra otro tipo de estímulo. Pero normalmente nosotros reconocemos los ciclos respiratorios, los ciclos circulatorios, los ciclos digestivos. Existen esos ciclos y esos ritmos, son comprobables. Claro, se modifican mucho de acuerdo a los estímulos de situación. Son diferentes entre sí, aún cuando pertenezcan al mismo centro vegetativo. Y son distintos ritmos, los ritmos respiratorios que los ritmos circulatorios y los digestivos. Pertenecen al mismo centro, pero no es que el centro vegetativo, entonces, tenga un determinado biorritmo y punto, sino que en ese centro vegetativo, se verifican distintas actividades, y cada una de esas actividades tiene distintos bioritmos.

A ese tipo de ritmos, como los que hemos mencionado, se los llama ritmos o ciclos cortos. Así como existen ciclos diarios, la gente se levanta, hace cosas, termina su día, se duerme, se levanta, vuelve a hacer cosas, termina su día y así siguiendo, bueno, a eso se le llama ritmos diarios. No vayan ustedes a decir que la gente hace eso porque así está organizado el comercio, por ejemplo. Será que el comercio está organizado por los biorritmos.

Así está organizado el trabajo y por eso las personas hacen determinado ritmo, no, así está organizada la maquinaria humana y por eso así es el trabajo, entre otras cosas.

Ciclos diarios. Hay ciclos mensuales, hay ciclos de etapa biológica. El trabajo, por ejemplo, está organizado de acuerdo a edades. A nadie se le ocurre poner a un niño de cinco años en determinadas fuentes de producción, o a un señor de ochenta años en determinadas fuentes de producción. El trabajo también está organizado de acuerdo a los biorritmos, los ciclos largos. Así que todo esto va determinando las actividades humanas.

Las actividades humanas, a la vez, alteran, modifican esos ritmos; los nuevos estímulos que llegan hacen que sus pequeñas modificaciones, pero desde luego que lo que vence siempre, lo que siempre está de trasfondo, lo que siempre está manejando las actividades, son los biorritmos.

Estas cosas todo el mundo las sabe, pero a veces no se secan muchas consecuencias de ellas.

La actividad de los centros se registra, esto si, se registra en ciertos puntos del cuerpo, aunque esos puntos no son los centros. El registro del centro vegetativo, por ejemplo, es un registro corporal, interno y difuso. Cuando uno siente su cuerpo lo siente de modo difuso, general. No lo siente en una parte precisa.

Bueno, el registro del sexo se experimenta en el plexo sexual. El registro del movimiento en el plexo solar. El registro emotivo en el plexo cardíaco, en la zona respiratoria. El registro intelectual se hace en la cabeza, se piensa con la cabeza, se dice.

Y claro, la actividad de los centros se registra en ciertos puntos del cuerpo, aunque ellos no son los centros. Entonces, a qué tanta resistencia cuando por ahí se dice que se sienten, se experimentan las emociones en una determinada parte del cuerpo, pero ahí no se generan las emociones. A qué tanto alboroto, cuando se dice que se registra la actividad del intelecto en la cabeza y no es que se piense con la cabeza.

No podemos confundir aquello que moviliza las actividades, con el registro de esas actividades, ¿no es cierto?.

Para profundizar más en este punto podemos decir, también abstractamente, que cada centro tiene partes, ¿se acuerdan?, que van desde las actividades voluntarias a las más involuntarias. Estas últimas, las involuntarias, son más veloces. Se imponen a todo el centro. Cuando esas partes involuntarias están sobrecargadas, superan a todo el centro, invaden a todo el centro. Es lo involuntario del centro lo que determina cuando está sobrecargado.

Las ideas claras y distintas nada tienen que hacer frente a un centro intelectual sobrecargado con imágenes, por ejemplo, o sobrecargado con actividades, con las actividades menos voluntarias de ese centro ¿comprenden el punto?.

Aún el centro intelectual, que es el que dirige las operaciones de todos los otros, aún ese mismo centro, cuando en él se experimenta sobrecarga, aún en ese centro, no hay dirección posible. El centro armado para dirigir las operaciones, resulta que también él tiene una especie de dualidad en sí mismo, una dualidad también incontrolable, también irracional, que se impone a él y lo determina en su sobrecarga.

Las partes de cada centro son, provisoriamente, la parte intelectual, -así la llamamos-, la parte emotiva y la parte motriz. De manera que el esquema que organizamos es éste:

Centro motriz

Este es un centro, y ese centro decimos que va a tener partes intelectuales, emotivas y motrices.

Eso es todo lo que pasa con un centro, y ese mismo esquema lo vamos repitiendo en cada uno de los centros que hemos mencionado. El mismo esquema, que va a dar resultantes muy distintas, claro está.

A cada parte de centro le vamos a atribuir subpartes para su mejor estudio, eso no existe en ninguna parte. Son cosas que nosotros le atribuimos, después vamos a borrar todo. Y vamos a decir que estas subpartes hacen trabajar a las partes en selección o confusión; es como si dijéramos: las hacen trabajar en positivo o en negativo, ahí va ciclando la subparte del centro, y en su ciclaje hace que esa parte del centro se oriente distinguidamente o se oriente confusamente en su respuesta, se oriente con acierto o se oriente con error frente al estímulo. Esta bipolaridad de acierto y error, va a estar trabajando siempre, desde el nivel de las subpartes en las partes de los centros.

Bien, todo esto no tiene ninguna utilidad práctica, todo esto sirve para entrenar una cierta capacidad de distinción en esta materia.

Veamos algo más interesante que es la velocidad de los centros. Estos decimos que tienen velocidades desiguales, yendo desde el centro intelectual, como el centro más lento, al centro vegetativo como el centro más veloz, a medida que bajamos en esa suerte de escala, que son escalas de actividades del ser humano. Hagamos un paréntesis en esto y veámoslo desde otro punto de vista: digamos que hemos tomado las distintas actividades del ser humano y estas distintas actividades las hemos puesto en escala, y de estas actividades distintas del ser humano puestas en esta escala, de esto, hemos obtenido esta abstracción a la cual llamamos centro, y entonces vemos que lo que estamos graduando en realidad son actividades humanas, distintos niveles de actividad humana. Y que abstractamente a esto le llamamos centro. Bueno, decimos que estas actividades del ser humano, -pero claro queda tan difícil de manejar-, estas actividades del ser humano tienen distinta velocidad. Es muy difícil hablar de que las actividades del ser humano tienen distinta velocidad. Si en cambio decimos que hay centros que regulan esas actividades, y esos centros tienen distinta velocidad, esto ya es más fácil de apresar.

Pero en realidad lo primero es más verdadero que lo segundo. Pero es más fácil hablar de los centros que tienen distintas actividades, cuando en realidad estamos graduando las actividades. ¿Se capta la idea?

Bueno, entonces, las actividades intelectuales son más lentas, y determinadas actividades del centro vegetativo son las más veloces.

Veamos un ejemplo de respuesta compleja y de velocidad diferente de los centros frente a un estímulo, al tiempo que nos puede ilustrar en cuanto a sobrecargas y descargas, y también en cuanto a registros de las actividades en algunos plexos. Este ejemplo puede ilustrarnos sobre varias cosas de las dichas:

Una persona cruza la calle -conocen el ejemplo-, esa persona cruza la calle descuidadamente; en ese momento un automóvil que se desplaza muy velozmente, frena frente a esa persona, descuidada. Inmediatamente ésta salta hacia un lado, normalmente salta hacia un lado diferente al del estímulo. Hay otros que saltan para el lado del mismo estímulo, saltan en confusión, saltan adonde no hay que saltar. Bien, pasa eso, también, por este asunto de las subpartes. Bueno, supongamos que salta hacia el lado conveniente. Salta hacia ese lado mientras registra contracciones musculares más intensas en la zona del cuerpo estimulada por el peligro. ¿Reconocen esa experiencia?. Bien. En el lado del cuerpo más expuesto al peligro. También experimenta una fuerte tensión en el plexo motriz, en el plexo solar. Conocen esa experiencia.

Después de esto, después, -porque éste no piensa, ésta salta y experimenta esas cosas-, el ser racional, frente al auto que frena, experimenta tensión muscular y experimenta tensiones a nivel de plexo motriz. Hasta ahora el ser racional… del ser racional, poco, poco de comienzo.

Después de esto experimenta que su corazón se agita y su respiración está alterada. El ser racional experimenta todo esto. Un frío recorre su espinazo y sus piernas tiemblan. En el ser racional se experimentan restos de alteración motriz y emotiva por la anterior descarga de adrenalina en sangre, por ejemplo. Se experimenta eso, aunque el auto ya esté frenado, quieto. Nuestro ser racional, está con problemas.

Después de esto, al final de esa cadena de reacciones, entonces considera lo que podría haberle pasado, lo considera en imágenes confusas, todavía no hemos llegado al ser racional, está trabajando la parte involuntaria del intelecto, no se pone a medir los centímetros por los cuales…no, considera lo que podría haberle pasado en imágenes confusas, apretadas y veloces. Ahí es donde está trabajando el centro intelectual en su parte motriz, no en su parte intelectual. Todavía no hace raíces cuadradas, él está pensando a ver qué hubiera pasado ahí, y a lo mejor piensa en algún familiar o cosa por el estilo. Pero no está trabajando la parte más voluntaria del centro intelectual.

Se cierra todo el proceso cuando considera, qué es lo que debe hacer dada la situación. Ahí ve al otro que maneja ese automóvil y entonces considera lo que debe hacer, o considera que debe hacer otra cosa: ahí empieza a calcular nuestro hombre las cuestiones que debe hacer. Considera lo que debe hacer dada la situación.

Ahí tenemos al intelecto desplazándose de la parte motriz a la emotiva -estamos hablando de partes-, y luego a la intelectual del mismo centro. (¿Ven ese corrimiento, de todas esas actividades dentro del trabajo intelectual, esa escalita ahora, de las distintas actividades del centro intelectual?): de la parte más involuntaria, de las imágenes confusas, apretadas, a la parte más emotiva y de ahí recién a la parte más intelectual. Son subescalas dentro de las escalas de actividad. Se capta la idea.

Bien. Y con ello, después de esto, de esto que comenzó con la frenada del hombre distraído, con ello comienza una nueva cadena de reacciones, -porque esto no se para ahí sino que comienza una nueva cadena de reacciones, y esto suscita otra cadena de reacciones, automáticas también-, con ello comienza una nueva cadena de reacciones o bien se produce una parálisis total del sujeto; en lugar de iniciarse una nueva cadena de reacciones, una parálisis total, como si los centros, por esa dispersión de carga frente a esa respuesta, hubieran quedado todos ellos bloqueados: carga cero.

Nuestro sujeto en vez de huir, de hacer esto o lo otro según habíamos estado describiendo, se queda paralizado. Pasa también, a lo mejor ustedes han tenido un registro de ese tipo.

Bien. Si en el momento previo al incidente, antes de la frenada del automóvil, el centro sexual hubiera estado movilizado, ahora habría quedado sin energía. Es muy raro que después de semejante acontecimiento el centro sexual siga funcionando. Se ha consumido su carga por sobreactividad de los otros.

El trabajo de los centros en su tendencia estructural, el trabajo de los centros cuando se manifiesta estructuralmente, cuando todos los centros están trabajando relacionados entre sí, se experimenta, se registra como unidad interna.

Cuando el trabajo de los centros se experimenta en distintas direcciones, el registro es de contradicción interna.

De manera que esto de la unidad interna o de la contradicción interna, no tiene que ver con ninguna metafísica particular. Tiene que ver, en este esquema inicial, esto de la contradicción o de la unidad, tiene que ver con el acuerdo o desacuerdo de los centros en su trabajo.

Esto puede resumirse en esta frase: piensa, siente y actúa en la misma dirección. Y está claro que, pensando en una dirección, sintiendo en otra y actuando en una dirección diferente, los centros que deberían trabajar en estructura, están trabajando fuera de esa estructura y están produciendo descargas y sobrecargas que se experimentan como dolor interno, como insatisfacción interna. Mientras que, cuando con esa misma capacidad energética, la energía se va movilizando por todos los centros, esto es lo que aparece como registro de unidad.

De manera que en este primario esquema, todo lo vamos viendo desde el punto de vista de las actividades en escalas y según que estas actividades tengan mayor o menor coordinación entre sí. Si estas actividades están descoordinadas, si estas actividades están en oposición, entonces esto se registra como dolor interno.

Si estas actividades trabajan en el mismo sistema, trabajan en la misma dirección, esto se registra como unidad interna, como distensión, mientras que todo lo otro provoca tensión interna, dolor interno. Este es el asunto del pensar, sentir y actuar, primariamente, en una misma dirección. Ahorra energía, ahorra dolor interno.

Si se siente en un centro de un modo, si se actúa en un centro de otro modo diferente, sobreviene tensión y sobrecarga en algún centro y fatiga en otro o en otros, con lo que al final se produce una alteración de actividad de conducta, o una descarga e inmovilidad frente a la situación dada. O se produce una sobreactividad de conducta frente a estímulos -respuesta contradictoria frente a esos estímulos-, o se produce finalmente, inmovilidad por descarga de estas tensiones contradictorias.

Suponiendo que ya no se trata de una situación ocasional, de algo que le sucede a uno cada tanto tiempo, suponiendo que no se trate de eso, sino que se trate de la situación vital diaria, cotidiana, esta suma de contradicciones en el trabajo de los centros va aumentando el mal trabajo de toda la estructura.

Resultan entonces consecuencias inesperadas en otros centros, aparentemente no comprometidos con el intelectual, el emotivo y el motriz. Si todo esto está trabajando en estructura y nosotros estamos provocando contradicción en esas actividades continuamente, resultan también alteraciones en los otros centros que no están comprometidos con esas actividades.

Puede no estar comprometido el centro vegetativo, con contradicciones en la vida cotidiana o con otras relaciones humanas, en eso parece estar más comprometido el centro emotivo, etc. Y sin embargo, en el centro vegetativo también se registran disfunciones. Así es que estas actividades contradictorias no comprometen solo al centro que se confronta sino que comprometen a toda la estructura, y resultan disfunciones en otras actividades que aparentemente no han tenido nada que ver.

¿Qué tiene que ver el sexo con la sensación emotiva del ridículo, por ejemplo?. La emotividad nada tendría que ver con esto, sin embargo queda fuertemente comprometida. ¿Qué tiene que ver una determinada enfermedad frente a un conflicto de situación?. Una enfermedad nada tiene que ver con una situación, aparentemente. Conocemos numerosas personas que se enferman en situaciones que antes que nada les comprometen emotivamente.

Así que estas actividades en escala, estos centros trabajando, pueden hacerlo estructuralmente, en una misma dirección, unitivamente, o pueden hacerlo contradictoriamente. Si esta contradicción continúa, a lo largo del tiempo, se comprometen no sólo determinados centros en esas disfunciones, sino todos los centros. Todas las actividades quedan comprometidas por lo que sucede con unas pocas de ellas.

La somatización es un buen ejemplo de esto que sucede con un centro no comprometido en situaciones dadas, pero que es influido por esa situación.

Bien. Cada persona tiene tendencia congénita, tendencia de nacimiento, al mayor funcionamiento de un centro sobre los otros centros. Si bien la estructura general del ser humano, es muy parecida, es casi idéntica, ya desde su nacimiento cada uno tiende a desarrollar ciertas disposiciones no adquiridas.

Estas disposiciones se reflejan en actitudes síquicas y en ciertas formas corporales. Bien. Cuando hemos hablado de tipología nos hemos referido a estas disposiciones que tienen que ver con el mayor trabajo de un centro sobre otro centro.

Destacamos que cada tipo humano es tal por su predisposición natural al mayor trabajo de un centro sobre los otros. Desde luego que también existirán subtipos dentro de esos tipos, de acuerdo a la predominancia de una parte de un determinado centro. Y puede hablarse aún de subtipos especializados de acuerdo a la primacía de una subparte sobre una parte de un centro dado.

Nos interesa solamente la filiación de cuatro tipos humanos grandes, que no va a servir tampoco para mucho. Importa destacar que solamente dos aspectos son válidos con respecto al comportamiento de un tipo humano.

Cuando hablamos de las diferencias entonces, entre las personas, esas diferencias congénitas, esas diferencias no adquiridas, nos estamos refiriendo a la velocidad de reacción frente a los estímulos y a la dirección de la energía y nada más.

Así que se diferencian estas personas, porque unas son más veloces que otras en la respuesta frente al estímulo. Frente al estímulo doloroso, unas lo acometen con más velocidad, acometen con más velocidad esa respuesta, otros son de respuesta más tardía, otros consideran el objeto doloroso en el mundo externo, otros consideran el objeto doloroso en el mundo interno.

De manera que acá estamos teniendo en cuenta la velocidad de respuesta frente al estímulo y la dirección de la energía. Y nada más que eso estamos considerando, en materia de diferencias de tipos humanos.

Los tipos instintivos los englobamos: al que resultaría ser el sexual y el vegetativo: a estos dos tipos instintivos los vamos a llamar el tipo vegetativo.

Y a éste le vamos a llamar el tipo intelectual, a éste le vamos a llamar el tipo emotivo y a éste le vamos a llamar el tipo motriz.
Bueno, los tipos humanos con sus distintas predisposiciones son los siguientes:

  • a) Los intelectuales son de reacción lenta frente a los estímulos externos y son de mucha movilidad interna. La energía se dirige sobre todo al mundo de las ideas, mas que al mundo de las cosas.
  • b) Los emotivos son de reacción veloz frente a los estímulos externos, pero también son de veloz movilidad interna. La energía se dirige hacia las otras personas, hacia el mundo, hacia el mundo de las relaciones sobre todo, mas que hacia el mundo de las cosas.
  • c) Los motrices, son de reacción muy veloz frente a los estímulos externos y de poca movilidad interna. La energía se dirige sobre todo a las cosas.
  • d) Los vegetativos, son de reacción muy lenta frente a los estímulos externos y de gran movilidad interna. La energía se dirige sobre todo al propio cuerpo.

Estos cuatro tipos no se dan en la práctica, puros, sino que aparecen cotidianamente como subtipos. Subtipos intelectuales-vegetativos, vegetativos-intelectuales, motrices-emotivos, según las combinaciones que a uno se le ocurra hacer con esos cuatro tipos.

Bien. Pero sucede que la educación y el trabajo realizado durante la vida, ponen en marcha centros y partes que por tipo no estarían movilizados. Los tipos no determinan ningún carácter, no determinan la personalidad, esos tipos humanos, sino que constituyen un dato de comprensión sobre la predominancia o la alteración de la predominancia que se ha efectuado en un indivíduo.

Así que ustedes no se alarmen al encontrar tipos intelectuales que a su vez tienen una veloz reacción frente al mundo de los estímulos y que a su vez están preocupados por el objeto externo. Pero verán ustedes al estudiar su biografía, como su mundo, que comenzó siendo el mundo del intelectual, de la tendencia al trabajo del centro intelectual, se fue modificando por un determinado trabajo o por una confrontación determinada que fué sufriendo a lo largo del tiempo en el medio. Intelectual no quiere decir por ejemplo, que el sujeto en cuestión esté dedicado a actividades de ese tipo; tipo intelectual no quiere decir que este señor esté dedicado a las actividades librescas.

No. Ni motriz, quiere decir que el sujeto no pueda ser un trabajador intelectual de primer orden. Puede ser un trabajador intelectual de primer orden, ese motriz. Pero en su trabajo intelectual vamos a observar notas netamente motrices. Sus ideas serán fuertemente dinámicas, por ejemplo, sus construcciones mentales tendrán que ver con esta actividad hacia el mundo más que con actividades intelectuales de tipo contemplativo, por ejemplo.

Pero desde luego que puede ser este motriz un trabajador intelectual de primer orden.

Repetimos que la clasificación del biotipo se refiere a la predominancia congénita de un centro sobre los otros.

Bien. Podríamos intentar una especie de cuadro de los tipos humanos:
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Tipo, velocidad externa, velocidad interna, dirección de la energía, formas físicas, cierto comportamiento. Ese comportamiento estaría dado por el andar, es decir por la forma de desplazarse, ¿no?, por el tipo de gestos en general. Vean que todo esto del andar y de los gestos, tiene que ver mucho también con el medio cultural en que se manifiesta esa persona. Verán ustedes que el gesticular de un determinado país difiere bastante del gesticular de otro país, ¿no es cierto?.

En general podemos darle al tipo intelectual esta velocidad: negativa-positiva, velocidad externa. Al emotivo le damos una neta velocidad externa; al motriz más que a él y al vegetativo no le damos ninguna velocidad en cuanto a reacción frente al mundo.

Sucede esta compensación con la velocidad interna: en cuanto al intelectual, esto. En cuanto al emotivo, esto. El motriz en cuanto a velocidad interna, nada, y el vegetativo en cuanto a velocidad interna, todo.

La dirección de la energía, acá, la predominancia es de las ideas; para el emotivo lo que importa son las personas y las relaciones; para el motriz lo que importa son las cosas -estamos hablando de tendencias, ¿no?-, y para el vegetativo lo que importa es el cuerpo.

Bueno, el intelectual, así, en clasificación es muy veloz, el intelectual tiene formas más bien rectas, más bien delgadas, rectas y delgadas; el emotivo suele tener formas gruesas y redondeadas; el motriz suele tener formas angulosas y macizas, y el vegetativo suele tener formas blandas.

El andar del intelectual es un andar veloz y corto; el del emotivo es amplio y lento; el del motriz es un andar afirmado, veloz y amplio; el vegetativo tiene un andar lento y como mal equilibrado.

Los gestos del intelectual suelen ser veloces y pegados, tipo nervioso, le llaman por ahí; el emotivo tiene gestos armónicos; el motriz tiene gestos veloces, quebrados, violentos; el vegetativo tiene gestos lentos.

Esta es la clasificación primaria que no sirve para mucho, pero como estamos reconsiderando cosas muy antiguas dichas, e incorporándolas a nuestros esquemas, entonces, ha sido bueno detenerse un poco en ello.

Bien. Sigamos avanzando.

Como ustedes ven, esto de la tipología está relacionado estrictamente con la predominancia congénita de un centro con otro, predominancia que, como hemos dicho, se altera fuertemente de acuerdo a las actividades biográficas del sujeto.

Los ciclos y ritmos -estamos dentro del tema de los centros-, los ciclos y ritmos de los centros, varían en relación estructural aunque sus tiempos sean distintos.

Así que: los centros por un lado tienen distinta velocidad, pero los centros por otro están relacionados entre sí. Entonces acá hay un problema con las distintas velocidades de cada uno y con la relación, sin embargo, que guardan entre sí.

Así que vamos a decir que estos ciclos y ritmos, varían en relación estructural aún cuando sus tiempos sean distintos. Para comprender como los ritmos y ciclos de los distintos centros están conectados entre sí, y como el mal trabajo de un centro puede perjudicar a todos los otros y perturbar el desenvolvimiento de la propia vida, se utilizan algunos recursos que veremos después, para comprender este punto, después de estas exposiciones.

Bien. De manera que, resumiendo lo dicho, hemos hablado de: el problema de la sensación en general, el problema de la imagen en general, el problema de la memoria. Hemos hablado de un registro de estas sensaciones, imágenes y memoria, y hemos visto que el registro ese también trabaja con lo que genéricamente llamamos sensación.

Hemos visto que las sensaciones primarias que nos importan son aquellas que se registran como dolor. Hemos visto que este dolor, trata de ser evitado, eludido o modificado por esa estructura, mientras que el registro que se tiene de lo placentero, trata de ser continuado por esa estructura.

Hemos esbozado esquemas muy elementales de esta estructura que recibe estímulos y que da respuestas. Y hemos dicho que esto de recibir estímulos y dar respuestas peculiares nos permite hablar de un comportamiento. Este comportamiento es lo que se manifiesta externamente frente a los estímulos.

También hemos dicho que hay un particular estado en esa estructura que se modifica internamente con independencia de que los estímulos lleguen de un modo y otro. Hay niveles de trabajo distintos en esa estructura, y estos niveles de trabajo distinto son los que nosotros consideramos posteriormente como los niveles de conciencia.

Entonces estos niveles de trabajo son los que frente a los estímulos permiten dar respuestas de un tipo o de otro.

En cuanto a los centros de respuesta, hemos hablado de distintos de ellos, especializados en distintos trabajos. Hemos hablado de una suerte de escala de actividades, actividades de respuesta frente a los estímulos. Y hemos dado algunas caracterizaciones de esos centros, qué es lo que hace cada uno de ellos; hemos tratado de ver su composición interna, como están armados, con sus partes y sus subpartes; y hemos tratado de ver además la relación entre ellos, diciendo por ejemplo que los centros están relacionados en estructura; que los centros tienen ciclos y ritmos diferentes; que la actividad de los centros se manifiesta en puntos del cuerpo que no son los centros mismos; que la velocidad de los centros es desigual; que el trabajo de los centros en su tendencia estructural se registra como unidad interna y que el trabajo de los centros fuera de esa tendencia estructural, se registra como dolor interno o contradicción interna.

Hemos dicho que cada ser humano tiene una tendencia congénita al mayor funcionamiento de un centro sobre los otros centros, lo que configura una suerte de tipología, nos permite hablar de una tipología provisoria, que no determina en absoluto ni el carácter ni el temperamento, pero que es un dato de comprensión sobre el sujeto, que este sujeto modifica considerablemente su tipo humano por su proceso biográfico.

Hemos dicho que los ciclos y ritmos de los centros varían en relación estructural, aunque sus tiempos sean distintos.

Y, sobre este punto de respuesta a los estímulos que llegan al ser humano, al considerar este asunto de los centros, sobre este aspecto hemos dicho, nos parece, lo suficiente.

De manera que posteriormente tomaremos este otro problema de los niveles de trabajo de la estructura, y luego consideraremos esto otro del comportamiento de esa estructura, para tener completado el esquema más elemental que se desarrollara hace algún tiempo, para seguir ampliándolo cada vez más y luego continuar con temas que sean más interesantes.