Ayer hablamos de las sensaciones en general, y vimos que toda sensación requería un registro para ser tal. Dijimos que había suertes de aparatos de detección de fenómenos a los cuales les llamábamos sentidos. Estos sentidos eran los que llevaban los datos de los fenómenos a un aparato de registro.
Que estos fenómenos que eran registrados correspondían al provisoriamente llamado mundo externo, y también estos datos correspondían a lo que provisoriamente llamamos mundo interno.
Estuvimos ahí en una discusión acerca de como era posible que existiera un registro siempre interno, pero que distinguía entre los datos de los fenómenos que llegaban del mundo externo y los datos de los fenómenos del mundo interno.
Nos hicimos unas cuantas preguntas con respecto a eso, tuvimos una suerte de discusión con posiciones que había al respecto. Observamos que estos sistemas de sentidos externos e internos no trabajaban aisladamente, sino que trabajaban en estructura.
Por lo pronto, los sentidos externos entre sí, guardaban relación, ya que cuando uno de ellos actuaba los otros tendían a aquietarse. Y con los sentidos internos a su vez, ese sistema de sentidos externos funcionaba también estructuralmente.
Los sentidos en general se nos aparecían como entre umbrales; cada uno de los sentidos barriendo una determinada franja y dentro de y en los límites de esa franja, umbrales. Umbrales en continuo movimiento, de tal manera que, cuando se tenía un dato de una franja correspondiente a un sentido, estos datos se incorporaban al registro vía sentido, gracias a que ese sentido, además, tenía cierta movilidad.
Porque en ocasiones estos sentidos se contraían en sus umbrales o en ocasiones se dilataban, por supuesto dentro de ciertos límites. Estos umbrales de los sentidos, entonces, mejor dicho, estos sentidos, podían ser impresionados por los fenómenos en la medida en que los fenómenos cayeran entre esos umbrales. Por abajo de los umbrales no se registraba sensación. Por encima de los umbrales, tampoco. Un umbral mínimo y un umbral máximo de tolerancia, era lo que fijaba los límites al trabajo de los sentidos.
Pero esto era bastante relativo por cuanto esos umbrales estaban en movimiento.
Y pusimos el caso de la sensación continua que a medida que pasaba el tiempo iba decreciendo en intensidad. Y esto lo explicábamos como una acomodación del umbral justo al límite de esa percepción continua, o de esa impresión continua.
Estos sentidos entonces, externos, funcionaban como sistema en estructura y así, cuando se requería de la actividad de un sentido preciso, todos los otros que estaban en movimiento debían con seguridad acortar sus umbrales, reducir su franja. Porque de otra manera estábamos en presencia de un bombardeo exagerado de datos que llegaban a todos los otros sentidos. Como estos sentidos estaban en movimiento, entonces era importante que se aquietara su detección de los fenómenos externos, se aquietara ese fenómeno de ruido a fin de que el sentido en cuestión, ampliara sus umbrales.
Esto sucedía no solo en ese sistema de los externos, sino también en el sistema interno y a su vez entre ambos sistemas de sentidos externos e internos. De tal manera que al trabajar fuertemente los sentidos externos, era imprescindible que bajara también, que se modificaran los umbrales de los sentidos internos, el fondo de ruido de los sentidos internos. Y a la inversa.
Esto tenía también bastante relación con los niveles de trabajo en que estaba toda la estructura. Así pues, en los niveles de trabajo que tendían al semisueño o al sueño, era necesario que fueran acortándose los umbrales del sistema de sentidos externos y ampliándose los umbrales del sistema de los sentidos internos.
Así pues, los sentidos externos, en el nivel de sueño, se reducían, los sentidos internos se ampliaban. Y a la inversa a medida que se subía de nivel de trabajo.
Bien. Estuvimos también discutiendo acerca de la composición de las llamadas sensaciones, y al observar los sentidos vimos que estos estaban en movimiento. Y estos estaban en movimiento, estos sentidos, no solo por su movilidad muscular, estaban en movimiento por los datos que iban suministrando continuamente. Y cuando aun sentido le quitábamos todo dato, de todos modos el sentido seguía suministrando información.
Y esto de que el sentido seguía suministrando información, nos ponía en presencia de la movilidad propia de cada sentido. Y veíamos que estos sentidos en movimiento, entonces, contaban con el fenómeno y además lo estructuraban de un modo particular.
Por lo tanto, estas teóricas sensaciones con que trabajaban los sentidos, no eran tan sensaciones sino más bien estructuras de percepción, en donde el fenómeno llegaba al sentido y el sentido hacía una estructuración gracias al movimiento con que él de por sí contaba. Hablábamos entonces de percepciones más que de sensaciones.
Dijimos también que estos sentidos contaban con una suerte de memoria, no memoria en el sentido sicológico, sino con una suerte de condicionamiento, precisamente porque estructuraban a los datos de un determinado modo. Y también porque detectaban fenómenos propios de una franja y no de otra franja.
Así es que los sentidos tenían movilidad, los sentidos estructuraban, los sentidos barrían una determinada franja y tenían la particular aptitud de hacer «abstracciones». Y decimos abstracciones entre comillas, porque muchos datos que llegaban del mundo fenoménico podían ser descartados, y absorbidos solo algunos de los elementos del mundo fenoménico.
Así que esta cantidad de trabajo que efectuaban los sentidos, nos explicaba en alguna medida la estructuralidad de la percepción del mundo de los fenómenos.
Observamos que así como existía estructuralidad en los sistemas de sentidos, entre los dos sistemas externos, así también existía estructuralidad entre el aparato de registro y el sistema de detección, el aparato de registro, al cual llegaban esos impulsos, y el sistema de impulsos.
De tal manera que los impulsos externos o internos llegaban a estos sentidos, los sentidos suministraban información a algo que recibía esta información, pero a su vez de este algo que estaba trabajando, también a sentidos internos llegaban sus datos. Una persona estaba recibiendo información del mundo externo e interno pero estaba también realizando operaciones intelectuales. Y estas operaciones intelectuales que realizaba, de algún modo eran detectadas por ella misma.
Así pues, todas las operaciones del propio aparato coordinador, del propio aparato detector de toda esa información, en última instancia, éstas mismas operaciones eran registradas por esos sentidos internos. Y vimos que no existía ningún fenómeno, ni del mundo externo ni interno, ni del mundo de los sentidos, ni del mundo de las operaciones intelectuales, no existía ningún fenómeno que pudiera llamarse fenómeno realmente y que no fuera detectado por algún tipo de sentido.
Nos encontrábamos con otras operaciones complicadas de la conciencia humana, tales como algunos fenómenos de evocación o de recuerdo en general, y veíamos que también de la memoria, del trabajo de la memoria, se tenía detección por algún sentido interno. Y así todo estaba detectado por estos famosos sentidos internos; todo lo que se refiriera a las actividades internas de la estructura humana.
Hicimos distinciones entre los sentidos, las distinciones más elementales, las distinciones escolares, entre el olfato, el gusto, el tacto, el oído, la vista. Y luego distinciones en el sistema de sentidos internos, tales como el sentido cenestésico en general y el sentido kinestésico, que tenían entre sí considerables diferencias.
Dijimos que, volviendo al problema de los umbrales, por abajo del umbral mínimo no se detectaba ningún fenómeno. Llegando al umbral de tolerancia, el fenómeno comenzaba a indiferenciarse para convertirse en doloroso. Es decir, un fenómeno que se acercaba rápidamente al umbral de tolerancia, proviniendo de cualquier sentido que fuera, siempre tendía a convertirse en estímulo doloroso. Y así llegara por el oído, tratándose de un violento ruido; así llegara por la vista, tratándose de una poderosa descarga luminosa; o llegando por cualquiera de las vías sensoriales, a medida que estos fenómenos se acercaban al umbral de tolerancia, todos ellos se parecían en que se convertían en estímulos dolorosos. Mientras que en su respectiva franja, eran bien diferenciados.
Así como llegando al límite de tolerancia, todos los estímulos comienzan a convertirse en dolorosos, así también saliendo del sentido estos fenómenos -de alguna manera ya transformados-, saliendo del sentido para ir a dar información al aparato de registro, estos también son homogéneos, y se parecen entre sí en que trabajan con el mismo tipo de impulso.
Sin meternos en cuestiones fisiológicas estrictas, todos sabemos que tomando el impulso de un determinado nervio, que está conectado con un sentido, y llevándolo hacia las localizaciones de los otros sentidos, se tiene el registro correspondiente a otro sentido, y no al sentido en cuestión. Es como cambiar un cable de posición. El bip informativo, la información de todos modos está trabajando. Claro, sale de un sentido, pero la colocamos en otra localización. ¿Entonces qué registramos en la localización?, lo que corresponde a esa localización y no al sentido.
Hay numerosos casos, y casos patológicos en donde esto va sucediendo y se produce una traslación de los datos sensoriales, y el sujeto en cuestión está observando un fenómeno visual, pero claro, en su aparato de registro aparece otro tipo de sensación. A veces una sensación auditiva, a veces una sensación cenestésica difundida, etc.
Con los sistemas de los sentidos, sucede que todos los sentidos externos tienen localización más o menos precisa y existe por parte del sujeto un relativo control de la movilidad de estos sentidos.
Con los sentidos internos sucede una cosa bien diferente. Su localización no es puntual sino que es difusa, es general, y el sujeto además no controla la movilidad, no puede dirigir a estos sentidos internos hacia un punto u otro. Esto crea también numerosos problemas.
Estos sentidos, a los cuales van llegando los fenómenos, estructuran los datos. Esta estructuración de datos que hacen los sentidos se debe en parte al aparato mismo, sensorial, y en parte a la participación de memoria que también está actuando sobre los sentidos cuando estos perciben.
Es como si tiráramos una línea del sentido a memoria, pero memoria de algún modo estuviera influyendo sobre los sentidos en cuestión.
Cuando yo observo un objeto, un objeto de ciertas dimensiones, y tengo que trasladar mi ojo, para aprehender totalmente a ese objeto, al ir deslizando mi ojo, obviamente voy recordando las sensaciones anteriores en esta secuencia que realizo, y cuando termino de observar el objeto, moviendo mi ojo, y tengo la configuración del objeto y tengo la percepción completa del objeto, esto es posible gracias a que he ido grabando los datos particulares que me ha ido suministrando el objeto a través del ojo.
De manera que no configuro el objeto a menos que vaya reteniendo además los datos que vayan proviniendo de él. Esta idea no es tan difícil de entender. Estamos diciendo que si en un objeto de particulares dimensiones, si de ese objeto tenemos la estructuración, no obstante haber movido el sentido, es porque vamos reteniendo el dato sensorial a medida que el sentido trabaja. Y si nosotros no contáramos con esta retención, con esta memorización de lo que va haciendo el sentido, sería imposible que configuráramos el objeto porque no tendríamos cotejo, entre un momento uno, momento dos, momento tres y momento cuatro, sino que tendríamos sobre el objeto nada más que las franjas que van correspondiendo a cada punto que percibimos.
Así que es claro que la memoria está trabajando también sobre el sentido en la configuración de los objetos. Así que este trabajo de los sentidos es sumamente complejo; no sólo por la forma en que están estructurados los sentidos, sino también por la cantidad de relaciones que se establecen entre el sentido mismo, el coordinador que recibe su información y el aparato de memoria que está actuando sobre él para que el mismo sentido configure de un modo adecuado estos objetos.
Cuando se tiene percepción de un objeto, además de la memoria particular que va actuando en la configuración de esos datos, cuando se observa un objeto, está trabajando fuertemente memoria, porque se cuenta con, a su vez, todos los datos anteriores sobre ese objeto dado.
Entonces claro, en coordinador se produce un reconocimiento. Hay un reconocimiento cuando uno percibe un objeto, pero de todos modos este objeto tiene que ver con percepciones anteriores. Y cuando vemos un objeto por primera vez en nuestra vida, nos quedamos muy sorprendidos, e incluso las descripciones que nosotros hacemos de ese objeto, como no tenemos cotejo con datos anteriores, estas descripciones tienden a referirse a objetos parecidos a él.
Si encontramos un objeto que vemos por primera vez, decimos, bueno, este objeto se parece a tal en esto, se parece a tal en otro, tiene algo que tiene otro objeto, etc.; vamos acompañando esta descripción con el reconocimiento que hacemos de objetos anteriores, pero para describirlo no podemos contar con ese dato que por primera vez surge en nosotros.
Así que esto de la configuración de los objetos a través de los sentidos, el particular trabajo que hacen los sentidos, la influencia que sobre los sentidos tienen los otros aparatos, es de una complicación muy grande y de una dinámica también muy grande. Pero nosotros lo vamos esquematizando simplemente para que se pueda captar la idea general.
Bien. ¿Qué más hablamos? Hablamos entonces, para sintetizar algunos de estos puntos, de que esto de la sensación era un átomo bien teórico, y que en realidad hablábamos de percepciones, que eran sensaciones más estructuraciones que se hacían con los fenómenos que llegaban a los sentidos. No hablábamos pues de sensaciones, sino de percepciones con propiedad.
Establecíamos algunos puntos comunes entre todos los sentidos. Y decíamos que era común a todos los sentidos, las actividades de abstracción y estructuración de estímulos. Era común a los sentidos su continua movilidad. Veíamos que los sentidos trabajaban con memoria propia. Que los sentidos barrían una determinada franja con un tono particular que debía ser alterado por el estímulo para producirse esta percepción. Que había umbrales mínimos y umbrales máximos de tolerancia, que en llegando hasta esos umbrales máximos de tolerancia los fenómenos se convertían en dolorosos.
Hablamos también de la ley de disminución del estímulo constante por contracción de los umbrales. Decíamos que todos los sentidos trabajaban con franjas y umbrales variables aunque dentro de ciertos límites. Que todos traducían las percepciones a un sistema de impulsos homogéneos. Que todos tenían localizaciones precisas o difundidas, pero conectadas a un sistema que los coordinaba.
Decíamos que los sentidos se encontraban vinculados al aparato de memoria. Que éstos presentaban registros propios por variación en su tono. Y por último observábamos que los sentidos cometían errores en la percepción del dato, errores a los cuales llamábamos ilusiones.
Estas ilusiones podían producirse por distintos factores: por bloqueo en un sentido dado, por falta de referencia de los otros sentidos, -otro caso más que nos explica la estructuralidad del trabajo del sistema de sentidos-; veíamos el caso ilusorio en donde llegaba un dato a un sentido y como no había referencias de los otros este dato sin contexto no se podía articular convenientemente y surgía una ilusión. Sentíamos un sonido y creíamos que estaba a mucha distancia; veíamos el objeto productor del sonido y entonces ahí lo ubicamos en el lugar correspondiente. Pero hasta que no hiciéramos aquello por cotejo con los datos de otros sentidos, pues no podíamos graduarlo, no podíamos colocarlo en un punto preciso.
También había errores o ilusiones por creación artificial de condiciones en ese sentido, tal como la opresión violenta del globo ocular, producía sensaciones de destello pero de ninguna manera llegaba a ese ojo un destello, lo que estaba llegando era una presión mecánica, y esta presión mecánica era traducida como la llegada de un estímulo luminoso. Eso es una ilusión.
Hay también ilusiones por contigüidad excesiva entre los receptores de información, entre los aparatos de sentidos. Así conocemos, también, muchas ilusiones táctiles en donde a veces se confunde el frío con el calor, en donde a veces se confunde la presión con el frío, etc., porque estos organúsculos receptores de la información táctil están muy contigüos, muy próximos entre sí y entonces la información resulta un poco confusa.
Numerosísimos son los casos de ilusión de los sentidos.
Bien. Y con respecto a estos sentidos, no hablamos de muchas mas cosas. Continuando sin embargo con este asunto, podemos observar algunas otras cuestiones que se nos presentan.
Es muy difícil diferenciar entre el estímulo que proviniendo de un sentido llega a un aparato de registro, y la imagen que suscita, la imagen que despierta este estímulo que al llegar del sentido y al imprimir su acción en el aparato de registro, entonces, al hacer esto, esa imagen se suelta.
Para nosotros es bastante difícil distinguir entre el impulso del sentido y la imagen que corresponde a ese impulso. No podemos decir que la imagen y el impulso del sentido sean lo mismo. Es más, tampoco podemos distinguir, sicológicamente, las velocidades que tiene el impulso interno y la velocidad que tiene la imagen. Es como si la imagen y el impulso fueran una misma cosa, cuando en realidad no lo son.
Esto de la imagen nos crea muchos problemas; pero es necesario examinarlo aunque sea de pasada porque luego nos va a servir. A su vez estas imágenes también se suscitan desde el aparato de memoria. Para colmo de males, esta imagen se cree que solo corresponde al sentido visual, cuando todo sentido trabaja con sus imágenes particulares.
Así es que la imagen nos comienza a complicar este asunto de los sentidos, y luego nos complica con memoria y nos complica con los mismos trabajos que hace esta conciencia coordinadora.
Para algunos estudiosos primitivos de estos problemas, la imagen ha cumplido con una función de segundo grado en la economía del siquismo. Para ellos, una imagen es una especie de percepción degradada, una percepción de segunda clase.
En otras palabras, que si un señor mira un objeto y luego cierra los ojos -ahora vamos a hablar de imagen desde el punto de vista de la memoria, pero para dar el ejemplo-, que si un señor observa un objeto y luego cierra los ojos y evoca este objeto, observa que esta evocación que hace del objeto es de inferior calidad a la percepción. Se percibe mejor con el ojo ese objeto, que se recuerda luego ese objeto. Ese recuerdo está teñido por una cantidad de elementos, ese recuerdo ya está deformando el objeto, depende la educación visual que tenga reproduzco más o menos fielmente el objeto que vi. Entonces esta imagen, esta representación que tengo de la presentación del objeto; esta repetición del objeto en mi conciencia, aparece como una degradación, como una caída de la percepción. Es mucho más exacta, más correcta, más fiel la percepción del objeto que el recuerdo del objeto.
Entonces a esta imagen se la dejaba por ahí archivada, en el inventario de los diversos fenómenos del siquismo, y se le atribuía una función secundaria. Tampoco se tenía mucha claridad en cuanto a que las imágenes no solo correspondían al sentido visual. No se tenía en claro que cada sentido fuera productor de imágenes correspondientes.
Y se creía, por último, que la imagen tenía que ver solo con la memoria y no que estaba estrechamente ligada al sentido.
En realidad la imagen cumple con numerosísimas funciones, que para nosotros van a ser de máximo interés. Vamos a necesitar comprender la función de la imagen para luego entender que esta imagen movilizándose, va actuando sobre los centros y va llevando energía de un punto a otro y va produciendo transformaciones, etc. Pero esto es tema posterior.
Por lo pronto, si los sentidos aparecen para dar información sobre los fenómenos del mundo externo o interno, las imágenes que acompañan a las percepciones de los sentidos no están simplemente para repetir los datos de información que han llegado sino para movilizar actividades con respecto al estímulo que llega.
Antiguamente se creía que la cosa era así de simple: llegaba un estímulo y se producía una respuesta, y punto.
Pero observemos más despacio esto, en un ejemplo cotidiano. Estoy en mi casa y suena el timbre. El timbre es un estímulo para mí que lo percibo. Entonces rápidamente salto de la silla en que estoy y voy a abrir la puerta. Muy bien. Al día siguiente suena el timbre; es el mismo estímulo. Pero en lugar de saltar de la silla e ir a abrir la puerta me quedo en la silla.
En el primer caso, estaba yo contando con la espera de una carta que debía traer el cartero esa mañana. En el segundo caso estaba esperando que el vecino llamara a mi puerta para pedirme una cacerola. Si en mi presencia o en mi copresencia estaba un dato o estaba otro, este estímulo en un caso o en otro, se ha limitado a movilizar una determinada imagen.
En el primer caso, el estímulo movilizó la imagen del cartero que estaba esperando. Claro, yo estaba en otra cosa y en ese momento no estaba esperando al cartero. Desde luego estaba en otra cosa, pero al llegar ese estímulo se movilizó el conjunto de imágenes con que yo de algún modo contaba. Al movilizarse estas imágenes, yo salté de esa silla y fui a la puerta.
Pero en el segundo caso contaba con otro sistema de ideación, y al surgir el estímulo no movilizó la imagen del cartero; movilizó la imagen del vecino. Entre otras cosas porque ya recibí la carta que esperaba el día anterior. De manera que al surgir esta segunda imagen mi cuerpo se movilizó de otro modo o no se movilizó.
Así que esta cosa antigua, de que todo funciona tan simplemente por cuestiones de estímulos y respuestas que corresponden a esos estímulos, eso, no es así. Aún cuando, en un circuito más elemental como el del reflejo, un arco reactivo corto en donde llega el estímulo y sin ninguna voluntariedad sale el reflejo, de todas maneras este estímulo, aparte de poner en marcha una respuesta, inmediatamente ha producido una imagen y esta imagen está produciendo también su efecto.
Así que, siempre va acompañando a la sensación, el surgimiento de una imagen. Y lo que moviliza en realidad las actividades, sobre todo las actividades del siquismo, no es la sensación, es decir no es la percepción, sino más bien, la imagen.
Y vamos a ver como esta imagen tiene propiedades que nosotros hemos estudiado más o menos, cuando hemos hablado de la tonicidad muscular. Esto de que los músculos se ponen en un determinado tono de actividad, siguiendo a las imágenes visuales por ejemplo. Las imágenes visuales van en una determinada dirección, los músculos se acomodan en esa dirección; van en otra dirección, los músculos se acomodan en otra dirección.
¿Y es el estímulo el que está moviendo los músculos?, de ninguna manera, es la imagen la que está moviendo los músculos. Algunas personas tienen determinadas imágenes y por tener esas imágenes no sólo su musculatura externa, sino también su musculatura interna y numerosos fenómenos fisiológicos internos, se ponen en marcha.
Esta imagen moviliza fenómenos internos, y entonces se produce actividad hacia el mundo externo, como si la función de la imagen entre otras cosas fuera la de llevar energía, la de aportar, devolver energía al mundo externo, del cual llegaron las sensaciones.
Así es que cuando ha surgido la imagen, ya está surgiendo la respuesta, pero no por el estímulo podemos decir que esté surgiendo la respuesta. Desde luego, que esto lo veremos más detenidamente.
ESQUEMA ELEMENTAL DEL SIQUISMO
1. Impulso externo
2. Sentidos (internos y externos)
3. Memoria
4. Conciencia
5. Niveles
6. Centros
7. Percepción
8. Apercepción
9. Reminiscencia
10. Evocación
11. Impulso de respuesta (imagen)
12. Registro de la respuesta
13. Sensación de la conciencia
14. Registro de memoria
15. Grabación
16. Respuesta
17. Estímulo que moviliza respuesta
Nosotros vamos componiendo, en realidad vamos revisando antiguos esquemas, vamos haciendo gráficos, más o menos pedagógicos a todo esto, vamos diciendo que aquí hay un aparato de sentido. Que distinguimos entre un sistema de sentidos externos, y un sistema de sentidos internos, que acá llegan, fenómenos, estímulos. Que estos estímulos, que salen del aparato de sentidos, llegan a su vez a un coordinador de estos datos y de otras operaciones. Conciencia, le podemos llamar a esto.
Decimos que parejamente está trabajando un equipo de recuerdo, de memoria. Y que cada vez que se moviliza un sentido, por la acción de un fenómeno, va a registro la información, y va también a memoria la información.
También decimos que de memoria, va a este aparato coordinador, el dato. Claro, pero también, del aparato coordinador, se tiene sensación o percepción. Y también de la memoria, se tiene sensación o percepción.
También hemos visto, que hay un aparato de centros de actividad, que es el que un última instancia, devuelve los impulsos al mundo, sea interno o sea externo. Que este aparato de centros actúa, según los impulsos que le dispare esta conciencia, este aparato coordinador.
A su vez, de este aparato de centros, los sentidos internos tienen registro. Y es gracias a que se tiene sensación de lo que van haciendo estos centros, se tiene sensación de lo que va haciendo el cuerpo, gracias a que se tiene eso, entonces estos centros pueden continuar en su actividad o modificar su actividad.
Por último, estos sentidos internos están recibiendo también, datos, información de lo que va sucediendo con el aparato coordinador, con el aparato de conciencia.
Así es que la conciencia suministra a su vez datos de su trabajo, al aparato de los sentidos.
Así que a los sentidos van llegando fenómenos del mundo externo, van llegando fenómenos del mundo interno y entre los fenómenos del mundo interno que llegan a los sentidos internos está el del trabajo de los propios centros, eso se detecta, para que luego haya registro.
Pero también del trabajo de la propia conciencia se tiene registro. Así que estoy realizando una operación intelectual y me doy cuenta de que realizo esa operación intelectual, y si esto es posible y si esto es así, es gracias a que tengo impresión interna, tengo percepción de mis operaciones intelectuales.
De manera que los sentidos internos tienen que recibir también información de lo que va pasando en las actividades de mi conciencia, porque si no tuviera información de lo que pasa en las actividades de mi conciencia no podría dar continuidad a esos procesos.
Así es que sentidos internos están captando no solo los datos viscerales, los datos del intracuerpo, no solamente eso, sino que están captando también, lo que pasa con mis actividades, con mis operaciones, por una parte, y lo que pasa también con las actividades pero ya de los fenómenos de conciencia. Todo esto va llegando a sentidos internos.
Este aparato funciona en distintos niveles; este aparato funciona en distintos niveles de trabajo, y se modifica considerablemente, según sea un nivel o según sea otro nivel: se modifica considerablemente la actividad no solo de esta conciencia, de este coordinador, sino de los aparatos mismos de información de la memoria y de la actividad de los centros.
Así es que aquel sistema que va dando niveles de trabajo, va modificando también el funcionamiento de los sentidos.
Bien. Este es un primer esquema aproximativo del funcionamiento del siquismo y estamos enfatizando en el funcionamiento de los sentidos.
Desde luego que llegan datos del funcionamiento de la conciencia, al sentido interno. Y la conciencia también puede actuar sobre los sentidos, para que los sentidos vayan en una dirección o en otra. La conciencia puede hacer que se atienda a una determinada franja y que se desatienda otra.
Esas en realidad son funciones de la conciencia más que funciones de los sentidos. Deberíamos estudiar eso cuando habláramos de la estructuración de la conciencia. Pero de todos modos es bueno advertir que los sentidos están movidos no solo por la actividad de los fenómenos que llegan hasta ella sino que también están movidos por la dirección que imprime este aparato coordinador. A eso le llamamos reversibilidad.
Cuando los sentidos no se limitan solo a recibir impresiones del mundo externo o interno, sino que además los sentidos son movidos en dirección, son intencionalmente movidos por así decir, entonces estamos hablando de reversibilidad.
Es muy distinto sentir ruido, porque ese ruido se produce sin la participación de mi intención, simplemente percibir el ruido; es muy distinto a ir a buscar un determinado ruido. Cuando estoy buscando con mis sentidos una determinada cosa, estoy dirigiendo la actividad del sentido a partir de los mecanismos del coordinador. Y también, aparte de dirigir los sentidos, es muy distinto cuando simplemente percibo un dato a cuando tengo conciencia de la percepción de ese dato.
Yo escucho el timbre y eso no me significa gran cosa. Pero cuando escucho el timbre y este escuchar el timbre es para mi concientizado, es decir tengo conciencia de que suena el timbre, y no es un estímulo más, indiferenciado entre toda la masa de estímulos, sino que es un estímulo preciso del cual tengo conciencia, voy a decir, entonces estoy trabajando no con la percepción de ese estímulo, indiferenciado, sino con la apercepción sobre ese estímulo.
Hay un trabajo entonces que no es de simple detección y luego percepción, sino que hay un trabajo en donde le pongo atención a la percepción. A eso le llamo apercepción, y entonces voy distinguiendo así, aproximadamente entre lo que puede ser una simple percepción entre masa de estímulos, y lo que es una apercepción, cuando le pongo una cierta calidad de conciencia al estímulo mismo que se produce.
Es más, puedo disponer a mis sentidos, puedo disponer a todos mis sentidos en la dirección de la apercepción. Ustedes observan que es muy diferente el limitarse a estar subido en una masa de percepciones, es muy distinto al estar en una actitud aperceptiva. Es una actitud tal que todo aquello que va llegando, no solo es registrado indiferenciadamente, sino que es registrado con atención. ¿Conocen ustedes esas diferentes actitudes en que uno puede disponerse?
Puedo estar en una actitud aburrida y de todos modos llegar los estímulos, o puedo estar en una actitud atenta a que salten los estímulos, como el cazador que espera que salte la liebre. Puedo estar muy atento esperando el surgimiento de determinados estímulos. Y aún cuando los estímulos no surjan, estoy en esa actitud aperceptiva. No es difícil la idea.
Bien. Este mecanismo de reversibilidad, va a ser sumamente importante para comprender el problema de los niveles de trabajo posteriormente, y para comprender algunos fenómenos de ilusión que pudiera existir.
Así es que estamos tratando de destacar entre otras cosas, que los sentidos no están llevando solo información del mundo externo y punto, sino que los sentidos trabajan muy complejamente; además son dirigidos en algunas de sus partes por la actividad de la conciencia y además la conciencia está influyendo sobre los sentidos.
Y no están influyendo sobre los sentidos simplemente los fenómenos del mundo externo o los fenómenos internos viscerales, sino que la actividad de la conciencia va influyendo sobre el trabajo de los sentidos, y esto para nosotros tiene mucha importancia.
De no ser así esto, no se explicaría entonces que ciertas perturbaciones de la conciencia modificaran el registro que se tiene del mundo externo; y así pues, diez personas distintas pueden, sobre un mismo objeto tener una percepción distinta, -aunque estén colocadas a la misma distancia, en las mismas condiciones luminosas, etc-, porque hay determinados objetos que se prestan para que la conciencia proyecte sobre ellos su trabajo. En realidad la conciencia no proyecta sobre los objetos su trabajo; la conciencia proyecta sobre los sentidos su trabajo, y entonces modifica el sistema de percepción.
Cuando se dice por ahí, más o menos livianamente, que en los casos de alucinación, por ejemplo, es la conciencia la que proyecta sobre el mundo sus contenidos, en realidad no es que los proyecte sobre el mundo. La conciencia está proyectando impulsos, imágenes, sobre el aparato de percepción, y el aparato de percepción erróneamente interpreta tales datos y los devuelve como fenómenos y entonces surge la curiosa sensación de que esas imágenes están colocadas en el mundo externo. Pero no es que uno proyecte desde la conciencia sobre el mundo la alucinación. Si eso fuera posible, esta alucinación adquiriría corporeidad, y entonces las alucinaciones se convertirían en objetos verdaderos, ya que de ellos tengo registro que viene del mundo externo.
Las cosas son muy diferentes. Es que la conciencia proyecta sus imágenes, por esta línea, proyecta sus imágenes sobre el aparato de recepción; el aparato de recepción devuelve esta estimulación interna y entonces se tiene el registro de que el fenómeno hubiera llegado desde el exterior. Es clara la idea.
Así que es muy importante comprender, aunque se trate de mecanismos propios de la conciencia, es muy importante entender esto: de que también los sentidos internos hacen registros de fenómenos o hacen detección de fenómenos que son propios de mecanismos tales como los de la conciencia.
Si esto es así entonces, determinados funcionamientos de la conciencia pueden modificar la estructuración que hacen los sentidos de los datos en cuestión.
Ya ven ustedes como al tomar cualquier parte de todo este sistema nos vamos enganchando y encontrando con el trabajo de los otros. Y esto es así por esa estructuralidad de que hablamos siempre.
MEMORIA
Bien. Pero enfaticemos ahora un poco sobre el problema de la memoria.
La memoria tampoco está trabajando aisladamente, como no están trabajando los sentidos, ni ninguno de los otros componentes del siquismo. La memoria está trabajando también en estructura.
La memoria. hemos dicho en su momento, tiene por función grabar y retener datos provenientes de los sentidos, datos provenientes de la conciencia; y también la memoria tiene por función suministrar datos a la conciencia cuando la conciencia tiene necesidad de esos datos.
El trabajo de la memoria da referencia a la conciencia para su ubicación temporal entre los fenómenos. Sin este aparato de memoria, si la conciencia percibiera simplemente el bombardeo de los fenómenos del mundo externo o interno, -si fuera solo eso-, si no hubiera participación de memoria, entonces conciencia se encontraría con serios problemas para ubicar a los fenómenos en el tiempo, claro. No sabría si este fenómeno se produjo antes, si este fenómeno se produjo después, no podría articular al mundo en una sucesión temporal.
Es gracias a que existen distintas franjas de memoria y es gracias a que existen también umbrales de memoria que la conciencia puede ubicarse en el tiempo. Y seguramente también es gracias a memoria que la conciencia puede ubicarse en el espacio, ya que de ninguna manera el espacio mental está desvinculado a los tiempos de conciencia, tiempos que son suministrados por fenómenos que provienen de memoria.
Así es que esas dos categorías de tiempo-espacio funcionan en conciencia gracias al suministro de datos que da memoria. Y a esto se lo puede ver más despacio.
Así como existe un átomo teórico de sensación, existe también un átomo teórico de reminiscencia. Pero esto es teórico, por lo tanto no existen en los fenómenos que se experimentan.
Lo registrable es que en memoria se reciben, se procesan y se ordenan datos provenientes de los sentidos y de la conciencia, en forma de grabaciones estructuradas. Fíjense acá también, en conciencia, como la conciencia no se limita a archivar datos, como podían creer los antiguos que esta memoria archivaba datos y nada más, así como también pensaban que los sentidos recibían datos y los suministraban y nada más.
Resulta que para nosotros la memoria hace un trabajo enorme. La memoria va recibiendo datos de los sentidos, va recibiendo datos de las operaciones de la conciencia, pero además va ordenando estos datos y los va estructurando; va haciendo un trabajo muy complejo de compilación y de ordenamiento de los datos.
Desde luego que cuando varían los niveles de trabajo de toda esta estructura, la memoria, preferentemente, se pone a ordenar todos los datos, que en otro nivel de conciencia simplemente fueron archivados. En un nivel la memoria está trabajando, registrando ahí, archivando ahí, todos los datos, por ejemplo, cotidianos, los datos del día que van llegando; y en otro nivel de trabajo la memoria empieza a catalogar y a ordenar esos datos que se recibieron en vigilia, por ejemplo.
Así que en el sueño, que es otro nivel de conciencia, nos vamos a encontrar con que la memoria está procesando datos. Y claro, el ordenamiento que se hace en memoria de los datos que se han recibido, no es el mismo ordenamiento que se hace cuando los datos se van recibiendo.
Así, yo, en este momento, en una relativa vigilia, estoy recibiendo información por los sentidos y esta información que recibo va archivándose en memoria. Pero resulta que cuando baja mi nivel de conciencia y voy al sueño, me encuentro también con esos datos del mundo cotidiano, del mundo de la vigilia; aparece toda esa materia prima que he recibido durante el día y he grabado y esta materia prima no funciona del mismo modo en mi sistema de representación interno, que funcionó durante el día. Funciona de una manera muy distinta.
Y así pues, lo que tuvo una secuencia durante el día, primero un fenómeno, después otro, después otro, esta secuencia de los acontecimientos, resulta que al bajar el nivel de conciencia, este recuerdo de los fenómenos se va siguiendo en otro orden. Y entonces lo que pasó al final ahora sucede al principio; elementos que estaban presentes ahora se ligan con elementos a lo mejor muy antiguos de mi memoria, y ahí se va haciendo toda una estructuración interna con la materia prima que se recibe del día, y con los datos anteriores de distintas franjas de memoria, como dijéramos antes, que corresponden a una memoria antigua, a una memoria más o menos mediata y a una memoria inmediata que es la memoria propia del día.
Así que este no es un aparato que almacena simplemente datos y que luego los da, sino que este es un aparato que almacena datos y los estructura con un trabajo enorme y es un aparato que cumple con distintas funciones según el nivel de trabajo en que se encuentre esta estructura. El trabajo de la memoria es un trabajo complicado y enorme. Y no es el trabajo simplemente de un aparato almacenador.
Los datos son grabados por memoria, de distintas maneras. Una forma de grabarse estos datos es por un estímulo que impresiona fuertemente. Un fuerte estímulo graba en memoria con fuerza.
Pero también se graba en memoria con fuerza por entrada simultánea a través de distintos sentidos. Si un sentido nos da un dato suave, ese dato suave se graba en memoria. Pero si varios sentidos nos dan datos suaves sobre el mismo objeto, aquel objeto se graba fuertemente en memoria.
Todos saben hoy lo que significa la educación audiovisual, por ejemplo. ¿Qué se está haciendo en educación audiovisual? Se está utilizando por lo menos dos sentidos y no solamente uno. Y se dice que los niños aprenden mucho mejor cuando aparte de cassettes grabados que les suministra la información que estos niños van a aprender, aparte de eso pues, hay slides, hay diapositivas o hay películas y todo aquello; claro, se está recibiendo la información por lo menos por dos conductos diferentes y se está reforzando la entrada de esa información.
Así es que se graba fuertemente cuando la impresión es fuerte. Se graba también cuando hay participación de varios sentidos, aunque individualmente cada sentido arroje un dato leve.
Se graba también cuando un mismo dato sobre un fenómeno es presentado de distintas maneras, pero eso es en realidad por repetición de actos, cosa que vamos a ver enseguida. Si presento el objeto, lo grabo de un modo, si lo presento de otra manera lo grabo de otro modo. MI conciencia e su vez lo está estructurando, lo está articulando; pero aparte de eso he tenido una impresión 1 y una impresión 2. Así que evidentemente, cuando se presenta un objeto de distinto modo, es por muchos motivos que se graba más fuertemente. Se lo graba porque hay una repetición y además porque se están grabando los datos que está estructurando conciencia sobre el objeto en cuestión.
De todos modos, es una grabación muy interesante aquella que se produce por la presentación de un mismo objeto desde distintos puntos.
Y también se graba por repetición propiamente dicha. Es decir, se repite una frase y se la vuelve a repetir y se la vuelve a repetir y entonces se graba de tal modo que luego se la puede evocar mecánicamente. Y esto de la repetición lo sabe cualquier propagandista de segundo orden.
Así es que hay numerosos mecanismos con que trabaja la memoria para efectuar sus grabaciones.
Los datos son mejor grabados en contexto que individualmente; son mejor grabados en contexto esos datos, porque también la memoria cumple con sus funciones estructuradoras. Entonces no es lo mismo colocar un disparo sensorial y que memoria grabe este disparo, que colocar este disparo sensorial en un contexto, en un conjunto, en una situación, en un campo dado, donde la memoria puede estructurarlo con facilidad porque tiene también otros datos parámetros, otros datos que rodean al dato central. Son mejor grabados los datos en contexto.
Y también son grabados mejor esos datos, cuando sobresalen o resaltan por falta de contexto. Pero, cuando hay un salto notable entre el contexto y el objeto que es grabado, en este caso graba por una suerte de contradicción interna, salta en evidencia porque salta fuertemente del contexto. Es decir, se graba también bien las importunidades, aquello que se descontexta, aquello que sale de un campo de grabación.
Eso chillón, eso que resalta, eso que no puede ser, predispone a una mayor atención y por consiguiente se graba también con mayor fuerza.
La calidad de la grabación aumenta cuando los estímulos son distinguibles, y esto se produce en ausencia de fondo de ruido por nitidez de las señales. Es decir que en un campo tremendo de ruido en el que puedo estar, ruido que puede ser porque proviene de distintos sentidos, esos datos, del mundo externo, que ya de por sí es ruidoso (o ruido puede haber también porque están proviniendo datos de los sentidos internos; o ruido puede haber porque mi conciencia está haciendo numerosísimas operaciones, ruido puede haber por distintas entradas); y es claro, cuando aparece un dato que quiero grabar pero hay un fondo de ruido grande, entonces este dato no se distingue del fondo de ruido y entonces la grabación es difícil. Pero si bajo el fondo de ruido, que proviene o de conciencia o de sentidos, y este dato se hace distinguible, la grabación es de mayor calidad.
De no ser así, entonces la grabación sobre ese dato viene también teñida con esos ruidos. Entonces voy grabando el dato que no es nítido con todo un conjunto de cosas. En semisueño suele ocurrir eso. Se graban datos pero se graba mezclado con operaciones de la conciencia y con datos que vienen de otros sentidos; se graba sin nitidez, se graba mezcladamente.
Cuando hay saturación por reiteración se produce bloqueo. Estos propagandistas han exagerado un poco las cosas, de esta ley de repetición. Efectivamente por repetición se incorpora un dato, pero también por repetición se produce un bloqueo de sentidos.
Además vale para memoria lo que vale para los sentidos en general. Es decir, aquella ley del estímulo decreciente, a medida que el estímulo se continua. Es decir, si mantenemos un continuo goteo de agua, esta repetición del goteo de agua no logra que se grabe el goteo de agua. Lo que se logra es que se cierre el umbral de grabación, así como se cierra el umbral de percepción también y entonces el dato deja de influir.
Y cuando una campaña publicitaria por ejemplo, muy propia de esta época, se hace excesivamente reiterativa e insiste, apoyándose en esa ley de la grabación por repetición, e insiste desconsideradamente, produce saturación en memoria y el dato ya no entra. Produce irritación sensorial, por una parte, y saturación en memoria. Así que no es cuestión de machacar sobre el clavo indefinidamente, porque finalmente no se graba y se produce saturación en la grabación.
En algunos animalitos se trabaja con esto de la reiteración del estímulo, y en lugar de grabarse fuertemente el estímulo y corresponder una respuesta adecuada a ese estímulo, según la teoría de estos señores, resulta que ahora el animalito se nos duerme. Y desconecta.
Así que cuando hay habituación en general, se produce disminución en la grabación del estímulo.
Cuando hay ausencia de estímulos externos, el primer estímulo que aparece es grabado fuertemente. También cuando la memoria no está entregando información a la conciencia hay mayor disponibilidad para grabar.
Y la memoria suelta información también compensatoriamente cuando no están llegando datos a la conciencia. Esto tiene su importancia.
Ahora un señor se encierra en una cueva y en esa cueva donde ese señor está encerrado, a esa cueva no llegan estímulos del mundo externo. No llega luz, no llega sonido, no hay ráfagas de viento que impresionen su sensibilidad táctil, hay una sensación de temperatura más o menos constante. Los datos externos se reducen, se van reduciendo porque este señor está en una cueva. Cuando faltan datos del mundo externo porque no hay impresión en los sentidos, entonces memoria comienza a soltar sus datos almacenados.
Este es un curioso funcionamiento de la memoria. Se encierra una persona en una cárcel, o se mete una persona en una cueva, y entonces, como no hay sentidos externos trabajando y como no hay datos externos, de todos modos se va dando datos a coordinador.
¿Y de donde se pueden dar datos a coordinador? Se puede dar datos a coordinador solo de memoria, o solo de sentidos internos. Y entonces claro, memoria va dando datos a coordinador, de cosas que ya han sucedido.
Ciertas experiencias más complicadas, experiencias exageradas sobre esto de la anulación sensorial externa, experiencias tales como las de la cámara de silencio, nos ponen con mucha evidencia frente a este fenómeno. Eliminamos los datos sensoriales externos, e inmediatamente memoria comienza a compensar suministrando información.
Y claro, memoria lo hace así porque de todos modos conciencia necesita de todo ese daterío para ubicarse en el tiempo, en el espacio, y cuando conciencia no tiene referencias de datos que la estimulen, entonces conciencia pierde su estructuralidad.
Y el yo, aquel que había surgido por sumatoria de estímulos y sumatoria de trabajos de aparatos, se encuentra con que ahora no tiene estímulos y no tiene datos que provengan de los aparatos. Pierde su estructuralidad y experimenta la sensación de que se desintegra, de que pierde cohesión interna. Entonces apela de todos modos a referencias de datos aunque estos datos provengan de memoria. Y esto da unidad, mantiene la unidad del yo.
De manera que, sin datos de sentidos, el yo pierde estructuralidad, entonces memoria suministra esos datos. Si quitamos los datos de sentidos y los datos de memoria el yo desaparece.
El recuerdo, o más precisamente la evocación, surge cuando la memoria entrega a la conciencia datos ya grabados. Esta evocación es producida intencionalmente por la conciencia, lo que la distingue de otro tipo de rememoración que se impone a la conciencia. Así que a esto le vamos a llamar rememoración, simplemente, a esta dirección, y a esto le vamos a llamar evocación.
Haciendo un símil, para que todos estos mecanismos resulten más o menos simétricos, con esto que sucedía con los sentidos y la conciencia: acá llegaban los estímulos de memoria a conciencia y decimos rememoración; pero cuando conciencia iba hacia los estímulos hablábamos de apercepción; y ahora que conciencia va hacia los datos de memoria, es decir, va ubicando el dato que le interesa, entonces hablamos de evocación; se evoca cuando se dirige a una determinada franja de recuerdos almacenados.
Procuremos que ahora no se nos complique mucho el esquema de memoria, y veamos las cosas así. Sabemos que están llegando a conciencia datos que vienen de los sentidos, no de un solo sentido sino de diversos sentidos, por una parte.
Sabemos que también llegan a conciencia simultáneamente, datos que llegan no solo de los sentidos externos sino también de los sentidos internos. Va llegando esta información simultánea a la conciencia. Muy bien.
Sabemos que mientras sucede eso se van grabando esos datos en memoria. Quiere decir que mientras estoy percibiendo datos externos, también estoy registrando datos internos. Puedo registrarlos o no, pero están impresionando de algún modo.
Quiere decir que cuando evoco, cuando voy a memoria a buscar el dato externo, muy frecuentemente este dato que traigo de memoria, viene mezclado con los otros datos con que fue acompañada la percepción.
En otras palabras, que si estoy ahora recibiendo información y eso va a memoria, pero también estoy recibiendo información interna y eso va a memoria, cuando yo evoque aquello que sucedió, no se me va a presentar en conciencia solamente el dato externo sino también el dato interno que acompañó aquel momento. Esto, es de suma importancia.
Observen Uds. lo que pasa cuando recuerdo. Observo el objeto, cierro los párpados, recuerdo el objeto. Según mi educación visual sea buena, regular o mala, la reproducción de aquella impresión será más o menos fiel. ¿Pero qué mas? ¿Recuerdo solamente el objeto o hay unas cuantas otras cosas que recuerdo?
Fíjense bien. No estamos hablando de las cadenas de ideas, de las asociaciones que suscita el recuerdo de ese objeto, que también las hay: recuerdo el objeto y también surgen otras cuantas cosas; eso por cadenas asociativas que estudiaremos en su momento.
No. Vamos al recuerdo del objeto mismo. Observo el objeto, cierro los párpados; se reproduce desde memoria el objeto: aparece una imagen del objeto. Pero esta imagen que aparece del objeto, además de tener otros componentes visuales, ya que estoy trabajando con el ojo, tiene componentes para mí, en mi registro interno, de tonos musculares y un cierto sabor, un cierto clima que nada tiene que ver con la percepción.
De manera que estoy recordando de ese objeto no solo la grabación que el objeto me propone, sino la grabación de mi estado en el momento en que se produjo. Desde luego que esto tiene grandes consecuencias. Porque si esto fuera simplemente un archivador de datos sensoriales la cosa estaría fácil; pero resulta que la información que voy recibiendo del mundo externo, va siendo grabada simultáneamente al estado en que se encontraba esa estructura en el momento de la grabación. Y decimos más.
Decimos que puede haber evocación y los datos que están almacenados en memoria pueden llegar a conciencia, gracias a que los datos de los fenómenos son grabados acompañados a los datos de la estructura. Porque la evocación, si se fijan bien, va a trabajar no buscando imágenes, va a trabajar buscando estados. Y se identifican las imágenes que corresponden a una situación u otra, no por la imagen en sí, sino por el estado que la corresponde.
Observen que hacen cuando recuerdan. Ahora quieren recordar la casa de ustedes. Y ¿cómo hacen para recordar la casa de ustedes? Fíjense qué hacen. ¿No experimentan una suerte de sensación interna? Y esa sensación, antes de que surja la imagen de la casa de ustedes, esa sensación interna, ¿es una sensación de imágenes?; no, es una sensación, una suerte de sensación cenestésica. Esa suerte de sensación cenestésica está buscando entre distintos estados internos, los estados internos, , el clima general que corresponde a las grabaciones de imágenes visuales de la casa de ustedes.
Y cuando ustedes van a evocar ahora una imagen horrorosa, una imagen de lo peor que los impresiona fuertemente, ¿cómo van a buscar esa imagen horrorosa?; ¿la van a buscar entre las distintas máscaras de monstruos y todo aquello, para buscar la precisa, o la van a buscar en el clima que corresponde, en ese nivel particular de la memoria que impresiona como horroroso? ¿Van siguiendo la idea?
No van buscando entre imágenes, van buscando entre masas de estímulos internos que acompañan a las grabaciones dadas.
Cuando la imagen es evocada finalmente por la conciencia, tal imagen precisa la que busco y no otra: cuando sucede eso, entonces ya por surgir esta imagen se está en disposición de que la imagen efectúe operaciones, provoque descargas, movilice muscularmente o movilice un aparato para que este se ponga a trabajar con esa imagen, y entonces aparezcan operaciones intelectuales, o movilice emociones, etc., etc.
Cuando la imagen ha saltado entonces en la pantalla de representación, ya se está en disposición para actuar. Pero el sistema de evocación no trabaja entre imágenes sino que trabaja buscando entre estados.
Es como si dijéramos, acercándonos a la fisiología contemporánea, es como si dijéramos que no se graban imágenes visuales en las neuronas, no quedan las imágenes que ve el ojo pequeñitas, microscópicas, adentro de las neuronas. Sino que más bien hay correntadas electroquímicas, diríamos, que no son imágenes, y cuando se produce el fenómeno de evocación, no se va buscando esas imágenes microscópicas hasta dar con ellas, sino que se van buscando niveles electroquímicos que me dan el registro que corresponde a ese nivel, dentro del cual se articula posteriormente la imagen. Eso diríamos, acercándonos a lo que hoy se piensa en fisiología, que seguro va a cambiar mucho.
Pero esto tiene para nosotros mucho interés. Esto de que así, livianamente se dice que se evoca por imágenes; no se evoca por imágenes, se evoca por estados, y por los estados que acompañaron a la percepción sensorial de aquel momento.
Así es que acá, están pasando muchas cosas. Volvamos a este asunto de la evocación. Un ejemplo que siempre utilizamos: salgo de un lugar, y me doy cuenta en un momento que he olvidado algo. ¿Qué registran ustedes, una imagen, o registran una curiosa sensación?; una imagen, no por cierto. Porque si no sabrían qué se han olvidado. Tienen el registro de una curiosa sensación de algo que han olvidado. ¿Y qué hacen inmediatamente? Empiezan a buscar imágenes, aparece una y dicen: ésta no; aparece otra y dicen; ésta no; van trabajando por descarte de imágenes.
¿Qué los guía en esta búsqueda?, ¿los guía la imagen?; no. No los guía la imagen, los guía el estado que hace surgir a las distintas imágenes, y cuando esta imagen surge, ustedes dicen no, esto no me olvidé porque lo llevo puesto; esto tampoco me lo olvidé porque lo llevo puesto. Y ahí van ustedes guiándose por los estados internos hasta que, finalmente, se produce el encuentro del objeto y ustedes experimentan la sensación de encuentro. Y dicen: «eso es lo que olvidé».
En todo ese trabajo ustedes han estado buscando entre estados, y esos estados han ido haciendo saltar las imágenes y ustedes produciendo ese reconocimiento. Y es muy distinto el estado de búsqueda al estado de encuentro. Son muy distintos los registros que se tienen. Pero en todos los casos estamos hablando de estados; que son acompañados a gran velocidad, casi simultáneamente, por las imágenes. La cosa es mucho más veloz que el tiempo que nos lleva describirla, ¿no es cierto?
Esto va a tener para nosotros muchas consecuencias, esto de lo que se busca entre franjas de estados. Y esto de que se graba, aparte de los fenómenos del mundo externo y del mundo interno físico, aparte de que se graba esto en simultaneidad, se van grabando también los estados que corresponden a ese momento del siquismo.
Por eso, en el ejemplo que pusimos ayer, de esta ciudad desagradable que yo recuerdo, recuerdo a esa ciudad desagradable no solo porque aparecen las imágenes de esa ciudad, sino porque aparece el estado en que yo me encontraba en el momento en que grabé los datos de la ciudad. Y esa ciudad será desagradable o será una ciudad amable, o será una ciudad de tales y cuales características, no por cierto por la evocación de imágenes simples que tenga, sino por los estados que suscitaron en el momento en que lo grabé.
Y eso, que sucede con las ciudades agradables y desagradables, sucede también en gran medida con todos los fenómenos que percibo y grabo.
Observen ustedes una fotografía, una fotografía de otra época. Una especie de cristalización de los tiempos pasados. Ustedes ven esa fotografía e inmediatamente esa fotografía que suscita el hecho feliz de aquel momento, despierta en ustedes la sensación nostálgica de algo que está presente, claro, pero que está perdido: y hay un cotejo, una confrontación entre esto que está presente y aquello que se perdió; este estado que registro internamente, y que claro, ha tenido que ver con las grabaciones de aquel momento y el estado actual en que estoy grabando tal dato. ¿Comprenden eso? Rememoración nostálgica que tiene toda fotografía.
Habíamos dicho que el recuerdo, más precisamente la evocación, surge cuando la memoria entrega a la conciencia datos ya grabados. Esta evocación es producida intencionadamente por la conciencia, lo que la distingue de otro tipo de rememoración que se impone a la conciencia, como cuando ciertos recuerdos invaden a la conciencia, coincidiendo en ocasiones con búsquedas o con contradicciones sicológicas que aparecen sin participación de la propia conciencia.
Esta es una frase larga. Pero más o menos quiere decir que hay distinción entre esto de buscar un dato en memoria; a esto otro de que surjan espontáneamente datos de memoria, invadan a la conciencia con mayor o menor fuerza según la carga que tengan estos datos de memoria.
Hay estados de memoria que llegan a la conciencia, sueltan imágenes y estas imágenes se imponen obsesivamente. Esa imagen que llega de memoria o que suelta memoria, que invade a la conciencia y se impone obsesivamente, ¿es por la imagen en sí, es por el recuerdo en sí, o es por el estado que acompaña a esa imagen? Sin duda que es por el estado que acompaña a esa imagen. Y toda imagen obsesiva que corresponde a una situación que tuve hace mucho tiempo, esta imagen que se me impone tiene fuerte carga -vamos a decir después-, climática. De manera que viene asociada a un estado, al estado en que se grabó aquel fenómeno. ¿No es cierto?
Hay grados de evocación, distintos grados de evocación, según que el dato se haya registrado con mayor o menor intensidad. Cuando los datos pasan levemente el umbral de registro, la evocación será también leve. Incluso hay casos en que no se recuerda pero al volver a percibir el dato se lo reconoce.
Y hay datos precisamente que están trabajando en el umbral de percepción, que para nosotros en este caso es también umbral de memoria. Vamos a ver.
Esto que se puso de moda en su momento, esto de la acción subliminal o la propaganda subliminal, esto que parecía que era un fenómeno de propaganda y que después resultó un fiasco, era un mecanismo simple, bastante elemental, en donde se lanzaba un estímulo en el umbral de percepción.
El sujeto no terminaba de registrar el dato, pero el dato de todos modos entraba. Y sabemos que el dato entraba porque luego ese dato aparecía, por ejemplo, en los sueños del sujeto. Y además porque el sujeto en cierto estado podía rememorar aquello, que en su momento parecía que no había percibido, que no había visto.
Así que hay una cantidad de datos que de todos modos pegan en el umbral de percepción, no son registrados en ese momento por conciencia, pero van a memoria. Y esos datos, si van a memoria, van también relacionados con el estado particular que les acompañaba.
Es más, para que esos datos, desde el punto de vista de la propaganda, pudieran influir, era necesario asociar al disparo del objeto subliminal, asociarlo a una determinada emoción. Entonces si se quería propagandear, por ejemplo, una bebida no era cuestión de cada dieciséis cuadros en un film colocar la bebida. Ya sabemos que si colocamos en cada dieciséis cuadros del film, ese objeto -en este caso una botella-, si colocamos eso, claro, vamos a estar viendo la película y ni vamos a ver pasar el disparo subliminal, que está trabajando justo en la franja de percepción.
Bueno, de todos modos ese dato entra. Pero, si elegíamos determinadas partes del film, las partes que tenían mayor calidez emotiva, y en esas partes de mayor calidez emotivas colocábamos el producto en cuestión, entonces, al estar el sujeto evocando aquella película, -sobre todo en las partes más templadas de la película, en las zonas más tórridas de la presentación-, cuando el sujeto evocaba eso, actuaba con mayor intensidad el fenómeno grabado subliminalmente.
Así que no era cuestión de colocar esa botella cada dieciséis cuadros en un momento estúpido, en una conectiva de la película; en un momento de gasto de celuloide, sino en el momento más interesante. Entonces al recordarse este momento más interesante, actuaba el recuerdo subliminal. Esa era la idea, funcionaba muy elementalmente. Incrementó la venta de sus interesados en un escaso diez por ciento. Y eso es dudoso. Pero todavía la gente siguen creyendo que es un arma secreta terrible, eso de la propaganda subliminal.
En lo que estamos no es en el problema de la propaganda subliminal, claro; estamos en el problema de la imagen o del fenómeno que apenas toca el umbral, se graba; pero está grabándose simultáneamente un estado, un estado y no solamente un fenómeno. En ese punto estamos.
A partir de los umbrales mínimos de evocación, aparecen gradaciones más intensas hasta llegar al recuerdo automático, que es de veloz reconocimiento. Por ejemplo el caso del lenguaje. Uno cuando está hablando y tiene muy incorporado un determinado lenguaje, uno no está recordando las palabras que tiene que articular para que salga la voz. Eso pasa en los momentos de aprendizaje, cuando se está aprendiendo otro idioma, me imagino. Pero no en el momento en que se ha incorporado automáticamente un sistema de lenguaje.
Ahí se está trabajando con ideas, ahí se está trabajando con emociones, con distintas cosas, y entonces memoria va suministrando datos de acuerdo a los estados que se van suscitando en este señor que quiere desarrollar sus ideas. Porque imagínense que curioso sería que la memoria fuera simplemente grabación de datos sensoriales. Entonces para poder hablar, tendría que reproducir todo aquello que se produjo en el momento que aprendí a hablar. Por lo menos el sistema sígnico.
Y yo cuando estoy hablando no estoy buscando el sistema sígnico, lo que estoy buscando es mis ideas, mis emociones, esto o lo otro, y se van soltando las articulaciones sígnicas, esas imágenes sígnicas que voy lanzando luego, moviendo hacia fuera en el lenguaje.
Este es el recuerdo automático, es un recuerdo de veloz reconocimiento. Es el caso por ejemplo del lenguaje.
Pero el reconocimiento en general se produce cuando al recibir un dato y ser cotejado con datos anteriores, aparece como ya registrado siendo entonces reconocido. El reconocimiento de un objeto se produce cuando es cotejada esa percepción con datos percibidos anteriormente. Entonces reconozco y digo: «¡claro, este es mi amigo!», por ejemplo.
Sin reconocimiento el siquismo experimentaría un estar siempre por primera vez ante los fenómenos, a pesar de que estos se repitieran. Sería siempre el mismo fenómeno, pero claro, no recuerdo el fenómeno, entonces sería siempre el mismo fenómeno y no podría haber reconocimiento y así no podría avanzar el siquismo; pese a lo que opinan algunas corrientes de estas épocas. Opinan exactamente lo contrario, que es un interesante trabajo interno trabajar sin memoria, por ejemplo.
Resulta que trabajando sin memoria estos predicadores de esa forma de trabajo no podrían ni siquiera explicárselas a otros. Pero en fin.
El olvido en cambio, es la imposibilidad para traer a la conciencia los datos ya grabados. Es muy curioso cómo a veces se olvidan franjas completas de situaciones, o de conceptos o de fenómenos.
Es muy curioso ver cómo un determinado fenómeno, que ha sido grabado en una situación y luego en otra y luego en otra, como ha sido grabado con un determinado clima que le acompaña, luego, cuando se produce una cierta perturbación, no se recuerda ya ese fenómeno, sino que tampoco se recuerda todo lo que acompañó al fenómeno.
Aquello que pudiera suscitar esa clima es borrado, y por lo tanto son borrados todos los fenómenos grabados en memoria que tiene algo que ver con aquél estado. Se borran franjas enteras porque podrían suscitar esa imagen. Pero en fin, no compliquemos las cosas.
Decimos en general que el olvido es la imposibilidad para traer a la conciencia datos ya grabados. Y eso, está fácil. Esto ocurre por un bloqueo en la reminiscencia que impide la reaparición de la información.
Pero claro, hay también suertes de olvidos funcionales, que impiden la aparición continua de recuerdos gracias a mecanismos de interregulación que operan inhibiendo un aparato mientras funciona otro.
Esto quiere decir, en pocas palabras, que afortunadamente no se está recordando de continuo todo; que afortunadamente se puede recordar situando los objetos y los fenómenos en distintos momentos, en distintos tiempos. Y claro, afortunadamente no se recuerda de continuo porque entonces se vería muy perturbada la recepción de los datos del mundo externo.
Con tal fondo de ruido de recuerdo continuo, es claro que tendríamos problemas al observar los fenómenos nuevos. Y es claro que nuestras operaciones intelectuales se verían fuertemente perturbadas también, si estuviéramos sometidos al bombardeo continuo de memoria.
Si estas corrientes contemporáneas quieren decir eso, de que para observar correctamente un fenómeno es necesario bajar el fondo de ruido de memoria, ¡ah, bueno!, entonces vale. Pero si es así entonces que lo digan, porque parece que están diciendo una cosa bien diferente.
Bien, tenemos unas cuantas cosas más que considerar sobre esto de la memoria, pero la exposición se va haciendo excesiva, así que la continuaremos mañana.