Vamos a terminar con este asunto de los aparatos y vamos a retomar algunas cuestiones sobre impulsos que se han venido conversando.
Los aparatos que controlan la salida hacia el mundo de la respuesta, son los llamados por nosotros centros. Estos centros aparecen como especializadores de respuestas de relación.
El simple mecanismo original de estímulo y de respuesta, es muy complejo en el ser humano, siendo característica de este, lo que llamamos la respuesta diferida; que se diferencia de la simple respuesta refleja, por la intervención de circuitos de coordinación y por la posibilidad de canalizar la respuesta precisamente por distintos centros.
Bien. Así es que esto del estímulo-respuesta es bien diferente al caso de la respuesta diferida, en donde nos encontramos con que esta respuesta ha hecho, antes de efectuarse hacia el mundo, numerosos recorridos.
Nosotros diferenciamos bien entre un estímulo que puede llegar de sentidos a esta conciencia, o un estímulo que puede llegar de memoria a esta conciencia, en la que se producen numerosas operaciones y luego de acuerdo al nivel de la señal elaborada a su vez en conciencia, se busca la salida por un centro u otro, es muy distinto eso a una simple señal que va directamente de sentido a centro, eludiendo conciencia. A este caso simple, le llamamos de reflejo.
Un golpe en una parte de la pierna, en la rodilla, y la pierna que se moviliza, sin necesidad este estímulo, de pasar por los complicadísimos mecanismos de conciencia que elaboran finalmente su señal en forma de imagen, imagen que va buscando el nivel correspondiente en el sistema de representación y de ahí actúa sobre el centro adecuado para volcar la respuesta al mundo.
Nada de eso sucede con este tipo de respuesta que ha surgido simplemente de estímulos y que ha ido a dar a aparato de coordinación directamente, en la que no participa ningún tipo de imagen. Es cierto que casi simultáneamente se configura una imagen, pero claro, en ese caso, este estímulo que ha pasado de aparatos de recepción a centro, también se ha desdoblado y ha ido a dar en memoria; en memoria se ha archivado tal dato y luego, desde memoria, puede ser que llegando a coordinación se elabore una imagen y aunque el estímulo haya desaparecido y la respuesta se haya producido, desde memoria se siga mandando información y se siga manteniendo una imagen que a su vez refuerza la actividad del centro de salida.
La idea no es dificil de captar, y así sucede pues con cualquiera que se dé un golpe en la rodilla; efectúa la respuesta y no obstante la imagen, posterior de todas maneras, se sigue manteniendo no solo por la señal de entrada del estímulo que va decayendo, no solo por eso sino también por el refuerzo contínuo de memoria. Bien.
Los centros trabajan estructurados entre sí y con registros propios -al par del registro general que tiene el coordinador-, por la información que llega desde los sentidos internos en el momento de accionar en el medio, y también por las conexiones entre centros y coordinador.
Es decir que también se tiene conciencia de lo que va pasando con la actividad de los centros, por cuanto los centros al efectuar trabajos de respuesta, también dan señal interna al aparato de sensación. Así pues, los centros pueden seguir dando señal de respuesta, pueden detener esa señal de respuesta, la señal en cuestión que llega a los centros puede correrse y buscar otro canal, etc., gracias a que en la misma salida hay una vuelta de la señal hacia un aparato interno que registra lo que está pasando con la respuesta.
Así pues, si lanzo mi mano en una dirección, ésta mano podría seguir de largo; podría no llegar al objeto; podría cometer numerosos errores si es que de este movimiento no fuera teniendo también sensación interna, al par que voy teniendo sensación por los otros sentidos que van observando las diversas operaciones.
Si tuviera que empujar delicadamente esta máquina y lo hiciera con mucha fuerza, esta máquina saltaría del lugar. Es más, la resistencia que esta máquina me da, me indica a mí cuanta presión tengo que ejercer. Y esto de la presión que voy ejerciendo sobre la máquina, lo sé gracias a la respuesta. Es decir, la acción motriz que desarrollo sobre la máquina, de todos modos encuentra una determinada resistencia de la cual tengo sensación interna, gracias a esa sensación interna, entonces, voy regulando la actividad. Así es que se tiene además, sensación de la actividad de los centros de respuesta.
Esto lo hemos comentado en otro nivel de explicación, en esas revisiones, cuando en el comienzo de nuestras conversaciones empezamos a ver cosas muy antiguas ya dichas. Estamos en esto mismo pero en otro nivel de organización de las ideas.
Hablando de aquellos centros que destacamos en su momento, decimos ahora: que el centro vegetativo es la base del siquismo en el que se activan los instintos de conservación individual y de la especie, y que excitados por señales correspondientes de dolor y placer, se movilizan en defensa y expansión de la estructura total.
De manera que de tales instintos de conservación individual y de la especie, no tengo registro sino por determinadas señales. Tales instintos no existen en sí, sino que estos instintos se manifiestan en el momento en que determinadas señales me dan registro de que se compromete una parte de esta estructura o la totalidad de esta estructura.
Los instintos no son aparatos, no tienen funcionamiento del cual pueda tener registro, sino que este peculiar comportamiento del siquismo frente a estímulos dolorosos o placenteros, pone en marcha actividades a las cuales llamo instintivas. Que es una cosa bien diferente.
También el centro vegetativo se moviliza por imágenes, pero imágenes de registro cenestésico. Y estas imágenes vienen promovidas por el estado de sueño o de fatiga, por ejemplo. Se tiene registro cenestésico de este estado, se tiene registro cenestésico de lo que luego se va a convertir en sensación de hambre; se tiene registro del reflejo del sexo. El registro cenestésico aumenta en caso de enfermedad, en caso de falta de sentidos externos, también. Y esto exige que este centro dé respuestas compensadoras, equilibradoras, a esos impulsos cenestésicos que van llegando de distintas partes de la estructura.
Este centro vegetativo, decimos, es el productor energético. Es el productor energético en algún sentido, no es que él produzca la energía de todo el siquismo, sino que es él el que efectúa las respuestas adecuadas para que se suelten determinados niveles de energía compensando así las señales que se han detectado por vía cenestésica.
Así que en algún sentido, al volcar sus actividades hacia adentro, sobre la propia maquinaria está actuando éste para que abra y cierre compuertas, para que permita el trabajo de un determinado nivel de energía u otro determinado nivel de energía.
Así que él toma sus registros cenestésicos y él da a su vez la respuesta para que se ponga en marcha un punto u otro del intracuerpo, por ejemplo.
Este centro elude casi totalmente a los mecanismos de conciencia. pero su trabajo es captado por los sentidos internos que al disparar sobre conciencia su señal, ésta se transforma en imagen que puede movilizar a las partes involuntarias de los otros centros.
Es decir, que aún cuando de respuesta, aún cuando la señal sensorial vaya al centro vegetativo y dé respuesta, de todas maneras esa señal puede actuar también sobre memoria y de memoria llegar a coordinación y de todos modos esta conciencia, tener conciencia de esas señales. Pero no es la conciencia de esas señales la que moviliza la respuesta del centro vegetativo.
El centro sexual es el colector y distribuidor energético principal, y opera por concentración y difusión alternadas, con aptitud para movilizar la energía en forma localizada o en forma difundida. Su trabajo es voluntario, a veces también involuntario. Y pasa un poco como en el centro vegetativo, del cual a su vez es una especialización, la especialización más inmediata.
La tensión en este centro da fuertes registros cenestésicos, como así también la distribución de energía al resto de los centros desde él mismo; este hecho, da fuerte registro cenestésico.
La disminución de la tensión en el centro sexual, se produce por descargas propias de este centro, por descargas a través de los demás centros y por transmisión de señal a conciencia que la convierte en imagen. También puede colectar tensiones del cuerpo y de los otros centros, ya que está fuertemente ligado al aparato vegetativo, el cual toma las señales de todos los impulsos cenestésicos.
Por consiguiente también, estas señales de otros impulsos cenestésicos alcanzan a movilizar al centro sexual en su sistema de respuestas. Así es que este colector, es colector de diversos impulsos y no solo de impulsos que pudieran considerarse estrictamente sexuales.
La estructura vegetativo-sexual, es la base a partir de la cual se organizan todos los centros, por lo tanto, todo el sistema de respuestas. Y esto es así porque ellos están ligados directamente a estos mencionados instintos de conservación individual o de conservación de la especie. Esta base entonces, instintiva, es la que nutre el funcionamiento de todos los otros sistemas de respuesta.
Fallando por tanto esta base sobre la cual se asientan los aparatos diversos de respuesta, necesariamente fallando esta base, encontraremos perturbaciones en toda la cadena de respuestas.
El centro vegetativo sigue operando a la base, al ir ascendiendo la energía por los centros y al activar los niveles vigílicos.
El centro motriz actúa como regulador de los reflejos externos y de los hábitos del movimiento. Permite el desplazamiento del cuerpo, que en el espacio trabaja con tensiones y relajaciones. Muchas tensiones son de origen motriz y estas tensiones se dan dirigidas a los objetos como si fuera una sobrecarga del centro. En realidad todos los centros trabajan por sobrecarga para dar respuesta.
El centro emotivo es el regulador y sintetizador de respuestas situacionales, de respuestas primariamente situacionales, mediante un trabajo de adhesión o rechazo. De ese trabajo del centro emotivo, se registra esta particular aptitud del siquismo para experimentar, como producidas en él mismo, las sensaciones de acercarse a lo placentero o de alejarse de lo doloroso, sin que por esto el cuerpo actúe, en determinadas situaciones.
En realidad, parece que así está equipada la maquinaria síquica, para tener registro interno también de lo peligroso, de lo doloroso, de lo placentero, y frente a estos objetos experimentar especies de desplazamientos síquicos. Pero claro, con el desplazamiento síquico mucho no hacemos, cuando el peligro es objetal externo.
Y puede suceder además que no exista peligro objetal externo y sin embargo se experimente como emoción ese estado de rechazo o ese estado de adherencia frente a los objetos. Y podría suceder además, que no hubiera tampoco ningún objeto externo, sino que fueran objetos de la propia representación que provocan, por el surgimiento de imágenes, disparos del centro emotivo; y entonces las cosas se complican bastante, porque no hay de qué huir, objetalmente, y sin embargo se está huyendo en el registro de la propia conciencia.
Cuando el centro emotivo da respuestas desbordantes, se producen alteraciones en la sincronización de los otros centros por bloqueos parciales. Este caso de respuesta puede dar lugar a fenómenos tales, que luego estudiaremos, o que ya hemos estudiado hace mucho tiempo, como los de conciencia emocionada, base de una conducta que también se estudiará.
El centro intelectual responde en base a imágenes de los mecanismos de conciencia, llamadas de abstracción, de clasificación, de asociación, etc. En base a las imágenes, a los impulsos que se convierten en imágenes, pero que han partido de determinados mecanismos de conciencia, va a trabajar el centro intelectual, también con un sistema de respuestas.
Trabaja por selección o confusión de imágenes, en una gama que va desde las ideas, por ejemplo (aunque parecen tan abstractas y tan etéreas, sin embargo decimos que de ellas se tiene registro sensorial interno, porque si de estas ideas no se tiene registro sensorial interno, no se tiene después recuerdos de tales ideas; y no se puede tampoco seguir una secuencia de ideas, si no se va teniendo comprobación de lo que va pasando con estas ideas. Por lo tanto, de las ideas, por abstractas y etéreas que parezcan, se tiene registro físico interno, es decir, cenestésico) a las distintas formas de imaginación, dirigida o divagatoria, pudiendo elaborar las respuestas, distintas formas de respuesta, como imágenes simbólicas, sígnicas, alegóricas, etc.
Cuando las respuestas incorrectas de este centro se desbordan de su ámbito, producen confusión en el resto de la estructura, y por ello en el comportamiento.
Existen diferencias de velocidad en el dictado de respuestas al medio. Tal velocidad es proporcional a la complejidad del centro. Mientras el intelecto elabora una respuesta lenta, la emoción y la motricidad lo hacen con más velocidad, siendo la velocidad interna del funcionamiento vegetativo y del sexo, considerablemente mayor a la velocidad de los otros centros.
El funcionamiento de los centros, ya hemos dicho, es estructural, lo que se registra por las concomitancias en los otros centros, cuando está actuando como primario. Por ejemplo, al trabajo intelectual lo acompaña un tono emotivo, supongamos, un cierto gusto o un cierto disgusto por el estudio que se está efectuando, que ayuda a mantenerse en el trabajo, mientras que la motricidad se reduce en ese caso al mínimo.
Así que trabaja el centro de respuesta intelectual, el mantenimiento de tal carga lo hace la emotividad, pero en desmedro del centro contiguo que es el motriz que tiende a inmovilizarse a medida que se acentúa el interés intelectual.
Si en cambio se trata de la recomposición vegetativa, por enfermedad por ejemplo, es decir, el sujeto experimenta enfermedad o debilidad, entonces toda la energía es ocupada en ese trabajo de recomposición vegetativa. Trabaja plenamente tal centro para dar las respuestas internas equilibradoras y la actividad de los otros centros se va reduciendo al mínimo.
Los centros pueden trabajar con disfunciones, lo que ocasiona también, errores de respuesta.
Las contradicciones entre los centros surgen cuando las respuestas no se organizan estructuradamente y los centros disparan actividad en direcciones opuestas entre sí.
Puede usarse la fórmula: en contradicción se piensa, se siente y se actúa en direcciones opuestas.
Este es el punto que nos permite completar muy en general, este antiguo esquema de los distintos «aparatos» con que cuenta el siquismo humano para realizar su trabajo. Pero claro, todo esto lo va haciendo con impulsos.
IMPULSOS
Los impulsos que llegan a la conciencia, provenientes de los sentidos y de la memoria, son transformados en representaciones, en imágenes digamos simplemente; procesando esta -es decir, la conciencia-, esas estructuras de percepción y reminiscencia a fin de elaborar respuestas eficaces en su trabajo de equilibrar a los medios externos e internos.
Así por ejemplo, mientras un ensueño es una imagen-respuesta al medio interno de la conciencia, un desplazamiento motriz es un movimiento-respuesta al medio externo del siquismo, y esto está movido también por imágenes.
Y en el caso de las ideaciones puramente intelectuales llevadas a niveles sígnicos -por ejemplo a niveles puramente conceptuales-, tenemos otro tipo de imagen-respuesta al medio externo; y este signo va a cumplir con funciones de comunicación como en el caso del lenguaje. Aunque también sabemos que hay determinados signos e ideas puras, abstractas, que vuelven sobre el interior de la maquinaria.
Por otra parte, cualquier representación que surja en el campo de presencia del coordinador, suscita cadenas asociativas entre el objeto presentado y su copresencia.
Así, mientras el objeto es apresado con precisión de detalle en el campo de presencia, en el campo de copresencia aparecen relaciones de otros objetos que no están presentes pero que están vinculados con él.
Se advierte la importancia que tienen los campos de presencia y copresencia, en la traducción de impulsos, como en el caso de la traducción alegórica en la que mucha materia prima proviene de datos llegados a la copresencia vigílica.
La memoria en este caso juega también un papel fundamental, en el caso del trabajo de la copresencia. Suministra las señales de datos que no están presentes: están copresentes.
Conciencia efectúa relaciones entre datos presentes y otros datos que no están presentes pero que de algún modo están vinculados con ese objeto; están vinculados por similitudes o por diferencias o por lo que ustedes quieran, pero están vinculados con ese objeto.
Este vínculo que se establece es un vínculo de memoria. Pero como está actuando en el sistema de relación de conciencia, entonces lo ubicamos en el campo de copresencia aunque los datos sean suministrados a partir de memoria. la cosa es clara.
En este contexto, el problema de los impulsos tiene sentido, por la particular forma que el coordinador tiene de trabajar las representaciones. En general por dos posibles vías el coordinador trabaja estas representaciones.
La vía abstractiva, que opera reduciendo la multiplicidad fenoménica a sus caracteres esenciales. Se trate de fenómenos del mundo llamado externo o del mundo interno, de todos modos existe actividad abstractiva, por una parte; y esta otra actividad asociativa, que estructura las representaciones en base a similitud, contigüidad, contraste y seguramente otras formas menores; pero básicamente aquello; estableciendo distintos ordenamientos según el nivel en que operan.
En base a estas dos vías de abstracción y de asociación, la conciencia estructura imágenes dentro de un espacio de representación.
Estas imágenes son nexos, son conexiones; son conexiones entre la conciencia que las forma y aquellos fenómenos del mundo objetal a los cuales están referidas. No habría comunicación entre el mundo objetal y la conciencia si no existieran estas conexiones que han partido como impulsos de algunas de las vías, producen estas imágenes, se emplazan en el nivel que corresponde en el espacio de representación y efectúan su disparo de señal sobre el centro correspondiente para que la señal verdaderamente se manifieste al mundo externo o interno.
Tanto en el caso de la vigilia, como en el de los demás niveles, esas imágenes son nexos entre el siquismo y aquellas realidades síquicas que se quiere señalar y que aparecen notablemente traducidas.
Nos ocuparemos de estudiar solamente a los impulsos relacionados de modo directo con los mecanismos abstractivos y asociativos; no con otros mecanismos.
Desde luego que esos impulsos se verán fuertemente traducidos y transformados, aún antes de llegar a la conciencia; antes de llegar a esos aparatos abstractivos y asociativos, ciertos impulsos, ya, se verán fuertemente modificados por los sistemas de traducción y de transformación, según las condiciones sensoriales previas, y, posteriormente, según el trabajo de los niveles de conciencia.
¿Qué estamos diciendo?. Estamos diciendo que los impulsos que parten del aparato sensorial y llegan a conciencia y en conciencia abren la vía abstractiva o abren la vía asociativa, estos impulsos, ya antes de llegar a conciencia, pueden estar transformados o traducidos; y al estar transformados o traducidos se van a abrir en conciencia estas distintas vías, pero con información que no es la que corresponde exactamente al dato que llegó al sentido.
Y otro tanto va a suceder con datos que provenientes de memoria, abren las vías asociativas o abstractivas en conciencia, pero que antes de llegar a conciencia, partiendo de memoria, ya, esos datos, vienen traducidos o vienen transformados.
Destaquemos una vez más que, de cada sentido brotan impulsos que se traducen luego como imágenes correspondientes, aunque tales imágenes no son visuales, salvo por supuesto, las de la vista. Pero todos los otros sentidos hacen su disparo sensorial que se va a traducir en imagen correspondiente al sentido: imágenes auditivas, imágenes táctiles, cenestésicas, etc.
De ese modo, los impulsos cenestésicos producirán imágenes, pero los fenómenos de traducción y transformación complicarán enormemente las cosas, hasta tal punto, que aparecerán imágenes correspondientes a un sentido, cuando en realidad tales imágenes provienen de los impulsos de otro sentido.
Así es que, por ejemplo, un dato cenestésico interno llega a conciencia y abre una vía asociativa o abstractiva y este dato al llegar a conciencia aparece o se configura como imagen visual cuando en realidad su fuente primera ha sido cenestésica; y la cenestesia no informa con datos visuales, pero sin embargo se ha producido una traducción del impulso y ha llegado a esta conciencia, el dato que primariamente ha sido cenestésico, ahora como imagen visual decíamos, o auditiva, o de otro tipo.
Esto de los transformismos y de las traducciones de impulsos, crea enormes complicaciones en el seguimiento de los impulsos en general. Es muy dificil seguir al impulso en cuestión, precisamente por estas transformaciones que se operan en el camino. Y es lo que, desde luego, ha impedido que gentes ocupadas por estos temas hayan visto cómo es el funcionamiento, precisamente, del aparato síquico; esta movilidad que tiene un impulso, esta transformación, esta traducción que hace el impulso, parte un dato y termina otro dato y entonces, claro, no hay forma de advertirlo.
El problema del sufrimiento adquiere otra revaloración, una revaloración muy distinta al comprender este punto, por cuanto, aquello que produce dolor en un punto, puede ser ilusoriamente transformado, traducido y por supuesto sufrir nuevas deformaciones en la evocación. Y en cuanto al sufrimiento -en cuanto al sufrimiento, no ya al dolor-, en cuanto a esta especie de registro doloroso sicológico, en cuanto al sufrimiento valen las mismas consideraciones, ya que al transformarse los impulsos en imágenes no correspondientes, se movilizarán respuestas tampoco correspondientes a los impulsos iniciales de dolor o sufrimiento.
Así es que el problema del dolor y del sufrimiento, considerados simplemente como sensación, son interesantes. Pero como sabemos a su vez que estas sensaciones son, como impulsos, deformadas y transformadas en la representación, no nos basta con la sensación para explicar el fenómeno del sufrimiento sino que es necesario apelar además al trabajo de la imaginación.
Como por otra parte, los impulsos que partiendo de sentidos, se graban en lo que hemos llamado hasta ahora, aparato de memoria, y esta sensación inicial de dolor, que surgió en un sentido, al grabarse en memoria, al reordenarse en memoria y luego al suministrarse desde memoria el dato que va a ir a abrir distintos canales en conciencia, sucede entonces, que también desde memoria esta información sufre transformaciones y traducciones.
Por consiguiente no basta con explicar el dolor solamente como sensación. Es necesario comprender que esta sensación dolorosa o sufriente, se transforma y se traduce por la imaginación; y también se transforma y se traduce por los datos que provienen de memoria y que luego aparecen como imaginación.
El dolor y el sufrimiento particularmente, terminan en general fuertemente deformados, traducidos y transformados por la imaginación en general. Así es que numerosos sufrimientos no existen en ninguna parte, salvo en las imágenes, traducidas y transformadas por la mente.
Resumiendo lo dicho estos últimos días, podemos hablar velozmente de que hemos tratado el tema de los niveles de conciencia; hemos hablado de los distintos niveles de conciencia; hemos dado las características generales de los niveles: hemos hablado de la relación entre los niveles, aquellos fenómenos que hemos llamado de inercia, de perturbación en general, estos de rebote, aquellos de arrastre. Hemos caracterizado a algunos fenómenos que transitan por los niveles con tono característico, una tensión característica y un clima característico, diferenciando estas tensiones y estos climas de las imágenes a los cuales van adheridos, aún cuando de estos climas y de estas tensiones a su vez se tenga registro e imagen cenestésica; por consiguiente pueden existir climas y tensiones que no están adheridos a una imagen de tipo visual, pero sí tenerse de estos tonos, de estas tensiones, de estos climas, sí tenerse imagen cenestésica.
Hemos hablado luego, tratando de compaginar todo aquello, de un circuito integrado entre sentidos, memoria y conciencia. Hemos visto algunos errores en este circuito y hemos hablado luego del espacio de representación; de la función movilizadora de la imagen; del sistema de acción de la imagen mediante su emplazamiento en el espacio de representación.
Hemos hablado, por último, de los centros de respuesta, movilizados por imágenes, luego de formarse en la conciencia, salvo algunos impulsos que provenían directamente de cenestesia y que iban a centro vegetativo, por ejemplo.
Así es que, hemos hablado, en estos días, de estos puntos y no mucho más. Y desde luego que vamos a hablar, seguramente mañana, de estas dos vías que se abren frente a los impulsos que vienen de sentidos o de memoria; vías abstractivas y vías asociativas, y que dan lugar a un mundo de fenómenos. Solamente ellas, solamente estas dos vías al abrirse dan lugar a un mundo de fenómenos que trataremos de pesquisar y de establecer sobre ellos las leyes más generales, cosa que nos servirá posteriormente, para comprender la mecánica esencial del dolor, del sufrimiento y algún tipo de mecánica que trataremos de organizar para desplazar o para hacer desaparecer este dolor y este sufrimiento.