1250 | Régimen de los Mamelucos en Egipto (1517) |
1316-41 | El Gran Duque Guedimin funda el Gran Reino de Lituania. |
1331-55 | Esteban VI Duschan funda el Gran Reino de los Servios. |
1415 | (Hacia) Exploración de la costa occidental de África bajo Enrique el Navegante. |
1431 | Los portugueses descubren las Azores |
1445 | Los portugueses llegan al Cabo Verde |
1487-88 | Los portugueses doblan el Cabo de Buena Esperanza |
1492 | Primer viaje de Colón |
1495-1501 | Manuel el Grande, rey de Portugal |
1497 | Juan Caboto alcanza el Labrador y la costa continental americana |
1498 | Vasco da Gama llega a la India |
1500 | Alvarez Cabral descubre el BrasilPor este año se enfrenta ya Moscovia a Europa en una actitud de muy considerable independencia. Se hacen grandes obras en la Capital, artistas italianos dirigen la construcción de los muros y los templos del Kremlin, la dignidad de los Grandes Duques cobra énfasis con el ceremonial bizantino: Moscovia aspira a ser la tercera Roma, centro del Tercer Imperio Universal según la vieja predicción cristiana. De Bizancio se toma el águila bicéfala, Moscovia se siente elegida instrumento de la voluntad divina y místico vaso de poder espiritual. Juan IV, el alto señor, se hace coronar en 1547: es el primer césar, el primer tsar.
Se hace un más justo reparto de la tierra y se forma un ejército de mercenarios. Pronto fueron incorporados también los cosacos de la Ucrania, aquellas hermandades, medio militares, medio monásticas, que se habían constituido en la manera de las órdenes militares de occidente. La Ucrania se convirtió en puente que permitiría el acceso a las tierras del Oeste, que deberían ser tanteadas y allanadas algún día. En el Noroeste se ocupó Dorpac y se combatió con Suecia y con Polonia. Occidental y oriental, europeo y asiático, cristiano y pagano-bárbaro, anárquico y despótico era, por naturaleza, el carácter del Estado moscovita. Juan IV, el «Tremendo», que pasaba de la orgía al ayuno místico en el espacio de unas horas, es uno de los monarcas rusos más notables, aunque con su implacable soberbia se haya atraído el odio natural de cuanto allanó, destruyó y degolló con irrefrenable crueldad. |