Hay que ajustar la óptica. Hay cosas que se creen en el sistema, pero que no están probadas en absoluto. El sistema utiliza categorías sociológicas como «centro de decisión», «puntos marginales», etc. Si así fuera el 90 % de la población es marginal.
Nosotros sabemos que tenemos que ampliar nuestra influencia en el medio inmediato, tenemos que ampliarla hasta allí donde podamos producir cambios: si llega a dos personas, bien. Lo demás es estrategismo.
Sobre ésto es bueno advertir que a veces hemos ido apostando a gente que es «antisistema», como si fuera por ésto automáticamente de los nuestros: no basta ésto. Ellos son antisistema desde su particular punto de vista y muchas veces se alinearon con el sistema en contra nuestra. ¿Cómo se entiende esos antisistema que en vez de tirarse contra el sistema, se tiran contra nosotros? Tenemos que estar de acuerdo en el punto de vista y no en sus particulares creencias. Nosotros no tenemos prejuicios, pero sí ellos, no pueden establecer relaciones con nadie y putean a todo el mundo, no son aptos para nuestra apertura. Podrán sumarse en determinados momentos, pero no serán parte de nuestros cuadros.
Es bueno reflexionar ésto en conjunto con los nuestros: ellos no son de los nuestros y tampoco su sensibilidad. Necesitamos que nuestra gente se abra, se relacione, se comunique, ponga en marcha procesos.