Si nos fijamos en la tendencia, los cambios que vamos operando no son solo formales, son sobretodo en la conducta y los comportamientos de los nuestros, son cambios por dentro, en la forma de relacionarse.

Muchas veces tenemos problemas porque se toman modelos del sistema o internos del Movimiento pero deformados, que se transladan y resultan estraños.

Sería bueno, no bien entre el delegado de grupo, conversar con él cual es su rol. Si él se cree un «sabelotodo», va a tener problema y va a formar un grupo con gente que no sabe: con ésto él mismo se está autolimitando.

¿Cómo se va a presentar usted ante la gente? Es bueno de que lo tenga claro desde el primer momento. Puede que no se presente como «sabelotodo» sino que como un «mandamás». El sistema está lleno de sabelotodos y mandamases. El delegado de grupo viene del sistema y conoce solo esos códigos.

Habrá que hablar con él acerca de su ubicación frente a la gente: debe ubicarse exactamente del modo que sea coherente, si no se está generando una tensión inecesaria y va a tener lío con la gente. Hay que ubicar adecuadamente los valores del Movimiento: el valor central no es que yo tenga que saberlo todo. Esto nos inhibe, nos frena y nos crea problemas en la relación con los otros.

Hay que revisar el tema de los roles: él es un factor de cohesión entre personas y busca darle dirección a la cosa. Una persona humílde, con poco conocimiento, que quiere poner esto en marcha. Es un cohesor, relacionador entre gente y direccionador de procesos, transmisor de ideas y procedimientos.

Si se plantean así las cosas, la gente más bien agradece. A la gente le gusta que sea cabal, que coincida la actitud con lo que él conoce. Si el rol no está montado sobre otros valores, la gente lo reconoce.

El punto es que cada cual encuentre su forma genuina, en donde los valores no están puestos en el sabelotodo o en el mandamás.

El tema de los roles es serio en este momento de apertura. Este tema es fundamental en la comunicación con la gente. Tenemos que cambiar desde dentro. No hay que preocuparse si ésto produce inestabilidades, ésto está bien. Esto tiene que partir desde los orientadores, que tienen que ir ajustando sus roles.

Es curiosa la línea del liderazgo: el orientador gatilla sobre el orientado y él tiene que hacerlo sobre el medio, pero los orientadores no lo hacen sobre el medio. No es lo mismo orientar para adentro que para afuera.

No es posible que el orientador tenga «plus» y no lo utilize para influir sobre su medio. Será muy interesante el día que nuestro orientador muestre la cara; ésto es muy alentador. Los roles se ajustan según lo que se hace y es interesante pegar en los medios mostrando la cara, que nuestros orientadores sean locomotoras y no empujen desde atrás. Muy interesante para la gente ver al orientador haciendo eso.

No es solo que el orientador acompañe en los operativos, sino que es una cosa protagónica, hay que dar la cara y salir a confrontar. Es un absurdo que si nos putean vaya un delegado de grupo a confrontar, cuando se supone que el de más nivel lo puede hacer mucho mejor. Esto es coherente, si no, vamos a tener orientadores que, cuando se arme el lío, se van a esconder. Cada cual lo hará a su medida; si lo puedo hacer con más influencia, mucho mejor.

Hay algo por dentro que tenemos que hacer con esto de los roles y los liderazgos. Estamos aún en etapa de cuadros y tendemos hacia lo masivo.

Estamos cambiando conductas por dentro, nuestro comportamiento responde a otra etapa. Tenemos que pensar en cómo nos abrimos nosotros al medio ante de pensar en masas. Cómo se abre nuestro orientador que gatilla sobre la estructura hacia el medio.