Pasemos a la segunda idea que se refiere a la difusión.

La primera forma de difusión que conocemos se refiere al boca a boca. Si no puedo dialogar con un desconocido utilizando el punto de vista del Movimiento, ya puedo observar una primera falta de comprensión de nuestros materiales. Si no puedo decir a otra persona desconocida para mí qué debe hacerse frente a un conflicto puntual, observo fallas en mi comprensión del punto de vista del Movimiento. Si ante un conjunto, o en una discusión de varias personas, o en una asamblea, o en un debate no puedo opinar e indicar qué hacer hay fallas en mi conocimiento de los materiales.

(Esto del boca a boca podrá evaluarse mejor después de la nivelación. Y lo importante ser· observar si se transmiten ideas bien hilvanadas y no si el lenguaje es fluido.)

La segunda forma de difusión no es ya el boca a boca, sino que se refiere a la palabra escrita. La producción del panfleto y la declaración frente a un conflicto puntual debe estar mínimamente entrenada. Tenemos información de varios conflictos, por ejemplo toma de fábricas en las que los nuestros han participado activamente dando orientación, brindando apoyo logístico, conectando con la prensa y con otros grupos, etc. Pero la producción del documento, de la declaración que deben hacer los trabajadores para que su reclamo se exprese claramente y se pueda difundir, es tema que no hemos resuelto todavía muy fácilmente. En esas tomas de fábrica, la redacción de la declaración que representa las aspiraciones de los trabajadores es un tema en el que debemos vanguardizar.

Pero la palabra escrita toma especial relevancia en nuestras hojas de barrio que de a cientos de miles circulan por el mundo. Podría tratarse de millones de ejemplares que si no llevan el mensaje serían irrelevantes desde el punto de vista de la difusión sirviendo solamente al contacto y a la generación de recursos para el sostenimiento de locales. Está claro que en las hojas de barrio deben aparecer los conflictos debidamente priorizados, debidamente interpretados y también debe insinuarse la acción a seguir para su resolución. Es en el editorial de la hoja y en varios artículos distribuidos convenientemente en donde debe darse claramente nuestro mensaje. En el resto de la hoja deben participar los vecinos, de distintas opiniones, bastando que no propicien ni la violencia ni la discriminación. Es un error suponer que si los que escriben no participan de nuestros códigos, entonces bajan el nivel de nuestra publicación. No se ha entendido que nuestras publicaciones deben ser pluralistas, inclusivas, participativas. Y no puede ser que para participar en ellas se tenga que sostener nuestras posturas. Nosotros manejamos la publicación; en el editorial y oportunos artículos fijamos posición y el resto es, sencillamente, participativo y diverso.

Sobre las hojas de barrio hay alguna otra consideración que hacer. Normalmente la prepara un grupo de los nuestros y luego con ella comienza la visita a comercios, etc. y así se va sosteniendo la publicación, tratando de ampliar su tiraje e influencia. Es como si con la hoja preparáramos pasos a futuro. El tema es éste: uno de los nuestros llega a un barrio, luego ubica un lugar para encontrarse con gente, o un lugar que sirva de referencia, después coloca estratégicamente un centenar de afiches pidiendo colaboradores voluntarios para sacar la revista del barrio. En ese pedido del afiche, destaca la necesidad de diagramadores, redactores, fotógrafos, operadores de computadora, etc. ¿Qué sucederá con ésto? Hay ya algunas experiencias que muestran que se puede agilizar de este modo el armado de la revista, además de formar un grupo de colaboradores del lugar y además de abrir el abanico de contactos para gestionar más fácilmente la apertura del local. Si ésto funciona, hemos ahorrado varios pasos de trabajo.

(En el afiche convocamos exactamente a lo que vamos a hacer; colaboradores voluntarios para producir una revista con tales y cuales características, y con ellos trabajamos desde el comienzo mismo en esas actividades concretas y precisas. Nos conviene que las cosas estén muy claras desde el principio para evitar que luego se produzcan situaciones confusas.)

Los criterios aplicados para el armado interno de la hoja de barrio sirven para revistas, radios y T.V. de las que poseemos el control en el sentido de que nos reservamos el editorial, el espacio oportuno y la interpretación de la noticia. Todo lo demás, es participación pluralista. También sabemos que si los medios de difusión en los que participamos no están en nuestras manos, el esfuerzo por introducir nuestra postura es el primario y no la preocupación por el pluralismo.

Sobre los medios de difusión quisiera agregar algunas consideraciones. Al parecer, un buen modo de montar medios de difusión es «desde abajo», algo parecido a lo que ocurre con las hojas de barrio. En materia de ejemplos tenemos el caso de la revista de Bombay y el caso de la radio de Madrid.

Creo que el estudio de esos dos modelos puede terminar en su aplicación en otros puntos, debidamente adaptados. Hemos montado de otro modo alguna otra revista que estaba bien concebida pero que se encontró luego con problemas de financiación porque dependía en su desarrollo de los avisadores. En el caso de otras tres radios y la productora de T.V. instaladas en Argentina, la etapa de sostenimiento dada para seis meses funcionó y se autosostienen.

Si la radio de Madrid se autosostiene desde su origen y se desarrolla, al par que hace participar a nueva gente y capacita personal proporcionalmente a su desarrollo, creo que podemos apoyar la estación de T.V. para que siga el mismo curso. Pero, volviendo atrás, los dos modelos (revista y F.M.) podrían ser estudiados para su implementación en otros lugares. La revista producida en París desde un vocero, puede también ser tenida en cuenta. Por lo demás, este tema de los voceros es de primera importancia y, es claro, que su contacto con la coordinadora y la comisión ideológica de un país es el ámbito desde el que parte su acción de difusión. Pero no es bueno confundir funciones. No depende de la coordinadora el funcionamiento de una hoja de barrio, o un local, o un medio de difusión, sino que ellos están relacionados con la estructura que los puso en marcha. Tratándose del vocero la cosa cambia porque su actividad se relaciona con el conjunto de los consejos en un país dado.

Pero todo este tema de la difusión, que es uno de los primarios de la presente etapa, comienza con el boca a boca que tenemos que elevar de nivel. (Si hay problemas con el boca a boca, que es lo mínimo, esos problemas se van a reproducir luego en las otras formas de difusión).