Todavía no sabemos qué hacer con la gente que llega. Así contáramos con medios para una difusión amplia, no estaríamos en condiciones de cosechar todo lo que se conectaría.
Los plegamientos no han sido crecientes sino fluctuantes, sin embargo sirvieron para lo siguiente hasta ahora:
1. Sin duda que como actividad llevaron a que los nuestros se fueran amoldando.
2. Para ponernos en contacto con gente con la que habitualmente no nos conectamos (medio inmediato). Teníamos una dialéctica fuerte con los medios inmediatos y por el solo hecho de invitarlos rompimos barreras con ellos. Los invitamos a participar, y pasamos a ser buena gente. El rompimiento de esa dialéctica sobre la que luego podemos avanzar, ha sido por encuentros, etc. Es distinto pasarles un material, a que puedan entrar a reuniones, hablar con gente y ser bien atendidos. Hay una diferencia enorme, y entonces la prevención desaparece.
No podemos hablar de éxitos en cuanto a que hayamos conseguido un plegamiento creciente, pero sí en cuanto al amoldamiento de los nuestros y al rompimiento de barreras con el medio inmediato.
Esas son las dos funciones cumplidas por el plegamiento hasta hoy.
Nosotros sufrimos una ambigüedad grande porque por un lado queremos hacer participar de la periferia a mucha gente, y por otro no queremos imponerles formas organizativas para que no se produzca el embotellamiento del Movimiento en otra escala. Así es que ampliamos esos medios, pero somos reacios a darles organicidad. Es criterio general que no queremos darles la organización del Movimiento, y también es criterio general que alguna organicidad eso tiene que tener. Ahí estamos.
Si pensamos en el seguimiento personal de cada tipo que llega, hay una imposibilidad física. En teoría, puede hacerse cargo aquel que lo invitó, pero entonces estamos siempre en la misma en el sentido de que es el nuestro el que conecta de nuevo, y no el plegamiento que tiene motor propio.
Necesitamos una organización mínima con el objetivo de que arranque, que haga por las suyas aún cuando con nuestra orientación. Y no podrá ser la orgánica del Movimiento, ni esto de sostener el contacto personal uno a uno.
Podríamos tentar improvisar alguna forma, o seguir dándole rodaje como va y retomar el tema en 6 meses.
Tendríamos que ponernos en el diseño de una forma que de por sí actúe y pliegue a otros. No se podrá sustituir a los nuestros en la orientación, pero eso es distinto de la atención personal uno a uno. Tendrá que ser una forma inteligente desde el punto de vista de que funciones con la menor cantidad posible de formalismos que suenen a cosa encorsetada. Tendrá que ser una forma muy simple, con el objeto de que tenga dinámica propia. ¿Que luego tengamos que darle orientación? Ok, pero con dinámica propia. Eso de que la gente se ve, se reúne, colaboran entre sí, tienden distintos lazos y vínculos, hacen negocios… Como si pusiéramos un ámbito para que esos vínculos se establecieran.
Eso, como cosa paralela a lo que pasa en el sistema, donde la gente está tan fragmentada. Queremos poder construir formas organizativas cuando se vacíen las estructuras del sistema. A lo mejor nuestros médicos atendiendo emergencias, nuestros abogados solucionando problemas, nuestros ministros reemplazando a sus ministros.
Se están produciendo vaciamientos importantes en lo institucional; quedan sólo los esqueletos. Cuentan con recursos, desaprovechadas… Son muchas las cosas que pone el sistema que la gente no usa. No estamos en el momento de colapso institucional, pero se va viendo un gran vaciamiento.
Son casos distintos a los de Gandhi en India, y al de Irán, pero también ahí se advierte que no se pretendió tomar las casas de gobierno, ocupar los edificios, etc. Simplemente, se vació. El caso más cercano es el de la URSS, y más puntualmente el del intento de golpe: no funcionó y se fueron.
Y no funcionó porque los códigos no se transmitían. No funcionaban ni los golpistas, ni el gobierno.
Hoy hay mucho síntoma de que la gente no responde. Hay vaciamientos importantes. Son cosas que se ven desde hace décadas, aunque sea con el folklore propio de cada lugar, pero es esa tendencia al vaciamiento institucional lo que se ve crecer.
Y no es que no haya eventos que nucleen gente. Ahí está el ejemplo de conciertos de música clásica al aire libre, del que participan 400.000 personas. Son fenómenos raros, búsquedas de participación, de encuentros con otras personas. Pero lo que fomentan las instituciones… Hay mucho síntoma, pero no digamos que la gente no tiende a juntarse. Si les encaja la forma sí que se mueven.
Hay migraciones de las instituciones, vaciamientos. Ahí es donde debemos estar expertizados y encontrar las formas para que la gente que vacía las instituciones, llene esas formas. No es fácil o ya lo hubiéramos hecho. No es fácil. Tenemos que poner las formas a disposición de la gente y que ellos con gusto encuentren su ubicación.
Estamos en un problema teórico, casi abstracto, de formas de estructuración, ni siquiera de propuestas. No diría que estamos trancados sino sintonizando esa forma. No podemos detenernos mucho más en este tema, aunque no esté resuelto. Dejémoslo rodar 6 meses más, consigamos una buena masa de información, ampliemos el plegamiento con esto de las visitas (nos metemos en las casas como se les mete la TV), y veamos comportamientos hasta que vayamos ambientándonos bien. Y en cuanto instalemos un local, hagamos una primer barrida de invitaciones al vecindario, que es barrer una posible contra, se integren o no a las actividades.
Lo de las visitas, además, es aplicable a las campañas de crecimiento. La idea es: «lo que no es estructurable, es plegable» y no «lo que no es estructurable, ¡chau!»