Un hombre puede saber todas estas cosas pero no comprenderlas. El «saber» está determinado por la acumulación de relación de datos pero el «comprender» se obtiene de la aplicación práctica del saber.
Nadie pues que no está en el trabajo lo comprende. Así, las objeciones que se formulan desde afuera de la Escuela no tienen sentido por que están dirigidas desde otro nivel de lenguaje y desde ninguna comprensión.
Igualmente, quien ha estado en el trabajo y no ha logrado modificar su núcleo de ensueño, podrá hacer objeciones de personalidad pero nunca esenciales.
Se entiende que hablamos de objeciones y no de tonterías en que ocupan sus ocios los intrigantes del pueblo chico.
Conviene ahora destacar otros actos importantes de la enseñanza.