No estamos en condiciones de rastrear la procedencia (hasta sus orígenes) de la línea ideológica que Silo desarrolló en la Escuela. Parece no obstante, que ya otros habían emprendido su trabajo con una orientación similar.
Hay quienes afirman que la Escuela es una sola y la misma siempre. Que la escuela está en los orígenes de toda gran religión, ya que los fundadores salen de ella y adaptan las enseñanzas con sentido popular, pero respetando los principios fundamentales. Que la Escuela siempre se ha dividido en numerosas órdenes de especialización, desarrollándose una más que otras de acuerdo a las necesidades de sus integrantes. Que en fin, con el correr del tiempo muchas de esas órdenes se han ido desviando hacia el formalismo ritual y el ocultismo sin sentido, cortando poco a poco su contacto con la fuente.
Masonería, Rosacrucianismo, Teosofía, etc. serían ejemplos de diversas órdenes de la misma Escuela (para citar a las más recientes y dejando de lado si conservan o no su contacto original).
Los grandes fundadores: Rama, Zoroastro, Moisés, Buda, Cristo, serían maestros a quienes la Escuela les dio la misión de popularizar la enseñanza.
Todo esto desde luego no puede probarse.
Pero aun cuando los orígenes nos sean remotos, aun cuando las grandes sectas estén desconectadas y no tengan la misma raíz, debemos reconocer un conglomerado de doctrina y técnica común a todas ellas.
Claro está que las diversas religiones y sectas tienen puntos de divergencia, grados de profundidad y seriedad dispares, organizaciones distintas y fines que en ocasiones aparecen como opuestos.
Por otra parte, la validez de una enseñanza espiritual no está necesariamente ligada a la tradición. Hay quienes opinan lo contrario.
Para los investigadores, el nacimiento de las religiones y de la Escuela permanece oscuro. Aun cuando sus orígenes sean discutidos, la Escuela tendrá una cantidad de temas traducidos al lenguaje de la época, que nos permitirá comprender sus pretensiones.
No es fácil apresar un cuerpo de doctrina que está dirigido a la realización espiritual de los individuos. Tratemos por lo menos de ordenar los puntos más importantes que Silo desarrolló a los que se disponían a ingresar a la Escuela.
Disposición de quien desea iniciar el Trabajo
Aquél que entra a la Escuela, tiene bien claro los siguientes puntos:
- Que no es libre para tomar ninguna decisión. Que todo lo que cree elaborar y elegir, es el producto de las determinaciones del medio que lo rodea y de las propias necesidades de su maquinaria sicofisiológica. Debe tener presente la fórmula: «El hombre no puede hacer nada sino que todo le sucede».
- Que no debe buscar fines, ni declaraciones de principios, ni cosas semejantes. Si hay una finalidad, es la de enseñar métodos de liberación, que permitan al ser humano, dejar de obrar mecánicamente. Sólo un hombre no mecánico puede trazar planes y orientarse hacia fines con significado.
- Que a la Escuela se va a aprender y no a enseñar o discutir. Lo primero que debe aprender es a escuchar.
- Que no se puede saltar ningún paso de los que se le indiquen sin peligro de arruinar todo lo que ha ganado y destruir toda posibilidad futura.
- Que la impaciencia es su peor enemiga.
- Que todo lo que haga en contra de la Escuela, lo hace en contra de sí mismo
- Que a él no se le necesita.
Si no se asimilan desde el comienzo los puntos enunciados, ha emprendido una tarea estéril.