Buenos Aires
23 de agosto de 1969.
CONFERENCIA
He observado diversos procedimientos en la elaboración autobiográfica.
Muchos me han parecido complicados en exceso, así es que responderé brevemente sobre un recurso casi escolar, que puede utilizarse para simplificar las cosas.
Antes sin embargo, conviene refrescar alguna ideas.
La tarea de asumir la propia biografía requiere conocimientos. No debe pensarse que uno puede construir su biografía por el simple hecho de haber vivido.
Sabemos desde luego, que aunque nuestra memoria pudiera desplegarse hasta mostrar los últimos detalles de la vida pasada, esto no nos permitirá comprenderla. Además, el recordar no posee el sabor de vivir las experiencias y por otra parte, cada experiencia se da en una situación tal, que la interpretación posterior que hacemos de ella cuenta con otras referencias y se nos escapa lo vivido realmente.
Revivir lo acontecido en uno con toda facilidad sin que se escape ningún elemento, llevaría por lo menos el mismo tiempo que el invertido desde el nacimiento hasta el momento en que se decide realizar la construcción biográfica.
Por tanto, al hacer la biografía se pretende únicamente recordar hitos que permitirían una comprensión estructural de lo que ha sucedido hasta hoy.
¿Cuáles son los hitos? Aquellos que dan una visión más clara de la propia mecanicidad. Tales son: los accidentes, los vicios (en sentido amplio), las repeticiones y los desvíos de los proyectos.
Es casi superfluo advertir que no deben hacerse interpretaciones acerca de la causa que ha provocado la aparición de esos fenómenos. Se trata sencillamente de tener en cuenta los datos biográficos.
Parece adecuado estirar la biografía año por año y colocar en los casilleros que conocemos, los surgimientos de los diversos hitos. Si se comienza por el primer casillero, que es el del año del nacimiento y en ese año (aparte de consignar el primer accidente que es nacer) aparece alguno de los hitos mencionados, conviene anotarlo sintéticamente, procurando que una sola palabra exprese el hecho. No interesa que esa palabra tenga significado
claro para otros, basta que represente al sujeto el hito de la cuestión.
Así se continúa con los siguientes casilleros hasta llegar al año actual. El procedimiento es pues, bien sencillo.
Las dificultades parecen radicar en el hito de las repeticiones, ya que éstas aparecen al comparar situaciones, y en el hito de los desvíos de proyectos, puesto que tales proyectos surgen generalmente en un casillero y su desvío franco aparece más adelante.
Para solucionar estos problemas debe hacerse un desarrollo más o menos extenso (aquí es muy difícil establecer límites) de la biografía, aparte de la síntesis de los casilleros. Esta exposición paralela será de gran utilidad porque en ella se irán anotando los proyectos y los fracasos que estos fueron sufriendo, hasta convertirse en acciones irrealizables.
He mencionado en primer término la síntesis (la de los casilleros) y en segundo lugar, a la exposición biográfica, en realidad debe procederse a la inversa.
Contando ahora con todos hitos ubicados, se llega al momento actual. Este año es un gran casillero en el que conviene colocar en sucesión todos los datos que aparecían separados más arriba. De esta manera el sujeto tiene la curiosa sensación de que en este momento su situación es la resultante de acumulaciones mecánicas de los hitos discriminados previamente.
Ahora se cuenta con suficiente material como para iniciar la interpretación biográfica que dará comprensión adecuada a las fantasías que se ha tenido acerca de la propia vida.
No creo que deba agregar mucho sobre la interpretación biográfica, tan conocida por todos.
Quisiera ahora destacar algunos puntos sobre el tema del biorritmo.
Para establecer los ritmos de los distintos centros, importa una adecuada graficación de sus procesos. La dificultad mayor de la graficación estriba en que no permite cualificaciones y que solamente refleja cantidades. Como a su vez la «cantidad» de trabajo de un centro es de apreciación subjetiva, los resultados que se obtienen son muy discutidos.
Sea como fuere, necesitamos obtener una imagen general del biorritmo y para eso tomaremos en cuenta lo siguiente:
Primero. En cuanto al centro intelectual, se trata de graficar su funcionamiento, siendo el punto máximo la autoobservación, el mínimo la fuga y el punto medio el estado de mentación ordinaria.
Tanto para este centro como para los otros, las intensidades máximas y mínimas están dadas por casos ideales imposibles de alcanzar.
Segundo. Teniendo en cuenta el centro emotivo, se grafica con números altos de alegría y con mínimos la depresión. Puntos medios se consideran a aquellos en que no se reconocen estados emotivos especiales (una suerte de neutralidad emotiva).
Tercero. Con respecto a la motricidad, el punto máximo será la sobreactividad corporal, el mínimo la postración y el medio, el movimiento habitual cotidiano.
Cuarto. Finalmente se graficará el trabajo vegetativo considerando punto máximo la buena salud y fortaleza física, mínimo a las enfermedades y la debilidad general, medio al estado habitual.
A cada día corresponden cuatro punteos (uno para cada centro). Todo lo que sea accidente o shock, puede graficarse con un círculo al lado o alrededor del punto anotado.
Conviene puntear cada día sin tener a la vista los datos de los días anteriores, para no ser influido por ellos.
Finalizado un mes de observación, puede armarse la gráfica del trabajo de los cuatro centros, uniendo los puntos de cada uno por líneas, resultando así cuatro funciones que en ocasiones podrán entrecruzarse.
De esta manera, aparecerán en cada una de las cuatro curvas: crestas, subidas y bajadas, y se podrá observar la tendencia general de cada una de ellas.
Podrá comprobarse que la tendencia comienza a subir y luego baja, mostrando que cada tanto tiempo finaliza un ciclo y comienza otro. Estos ciclos precisamente son los que delatan los ritmos de cada centro.
Se observará que las distintas funciones tienen ritmos propios, siendo los más lentos los intelectuales, y más frecuentes los vegetativos. De esta manera, mientras algunas funciones suben otras bajan.
Estudiando periodos más largos (tres meses por ejemplo) aparecen momentos en que todas las curvas se sincronizan coincidiendo en subidas (que llamamos momentos fastos) y otros en que todas bajan (momentos nefastos).
Los ritmos de cada centro, parecen conservarse a lo largo del tiempo. Estos varían no obstante por acción de shocks y por acción de Trabajo. Los primeros imponen un ritmo más marcado, el segundo se refleja en el estiramiento o alisamiento de las curvas.
Por muy avanzada que una persona esté en el Trabajo, siempre aparecen predisposiciones al ciclaje según ritmos precisos, y esto se observa sobre todo en los momentos fastos y nefastos.
Obteniendo la fórmula matemática de los ritmos de cada centro, pueden preverse situaciones por adelantado de no mediar shock o accidentes de desvío.
No obstante, si alguien se toma el esfuerzo de graficar sus ritmos en periodos largos, observará que aun los accidentes aparecen rítmicamente.
Otra cosa a tener en cuenta es que la subida o bajada en el trabajo de un centro fuera del ritmo normal, influye sobre los otros centros, alterando el proceso general. Esto que digo se observa claramente durante las enfermedades, las crisis emotivas, y los sobreesfuerzos motrices e intelectuales.
En fin, la subida o bajada anormal, capaz de alterar el proceso general, casi siempre está motivada por los shocks.
Puede intentarse graficaciones de largo aliento, efectuando el punteo al finalizar cada día, y esto durante meses. Pero también puede puntearse en ocasiones hora por hora en días elegidos al azar. De este modo aparecerá el ciclaje de los centros aun en distintos momentos del día con mucha precisión.
Teniendo material de largos periodos y de ritmos diarios, puede iniciarse la tarea de interpretación…
En cuento al rastreo de ensueños, me parece que se debería simplificar el procedimiento, utilizando cuatro técnicas.
La primera, mediante la ayuda de las cartas T.
Expuestas todas ellas ante la vista, pueden elegirse unas diez o quince, decidiendo tal elección simplemente por la sensación de agrado que provocan.
Estas cartas que se han obtenido, se procesan según las letras de código que cada una tiene al pie. Se forman de esta manera varios grupos, eliminando las cartas aisladas.
En un nuevo procedimiento, se elige un solo grupo suprimiendo al resto. El grupo elegido da el clima de los ensueños generales, y lo que tienen en común las diversas cartas del grupo, nos permite entrever el núcleo de ensueño.
Es recomendable repetir el procedimiento varias veces y en distintas ocasiones, hasta observar un núcleo que no varía. El reemplazo de las cartas T por las manchas del test de Rorscach no parece contribuir a que los ensueños buscados se expliciten, (todo lo contrario), ya que se requiere toda una interpretación adicional sumamente discutible. De todas maneras este test o el de Szondi u otros, pueden ser investigados a la luz de interpretaciones que nos son propias, y teniendo siempre presente que fueron concebidos en base a un esquema diferente del siquismo humano.
La segunda técnica, se efectúa, utilizando los círculos de personalidad.
Si en el círculo pequeño coloco aquello que más observo en otras personas o aquello que más critico en otros, y en los círculos que rodean al primero sigo anotando datos cada vez menos importantes o críticas más desdibujadas, termino obteniendo unos cinco o seis círculos que reflejan la proyección de los ensueños.
Dados los círculos, se buscan los caracteres comunes entre sí a fin de obtener un núcleo fijo.
Como en la técnica anterior, conviene repetir en diversas oportunidades el procedimiento hasta tener la certeza de un punto de apoyo invariable.
La tercera técnica, se refiere al rastreo de ensueños a través de las imágenes oníricas nocturnas.
Recordando al despertar el sueño nocturno, debe anotárselo de inmediato.
Para algunas personas es difícil el recuerdo del sueño, llegando a creer que no sueñan durante la noche. Haciéndola dormir en condiciones incómodas o extendiéndolas en las horas destinadas al sueño, éste, se «aliviana» y es más sencillo rescatar las imágenes.
Con material de varios sueños (obtenidos distanciadamente) se podrá trabajar hasta determinar una relación o un clima fijo, delata el núcleo de ensueño.
Finalmente, existe una técnica del rastreo de ensueños de un modo directo. Esta consiste en la observación de las propias divagaciones o fantaseos en estado de vigilia cotidiano. La mejor forma de hacer aflojar los ensueños es contar previamente con el cansancio físico. En tal situación, si se hace reposar la mirada en un leño ardiendo o en un agua que corre suavemente, se podrá observar el aflojamiento del sueño.
Es importante anotar los sueños observados, para cotejarlos con otros de observaciones posteriores.
El material obtenido permite desentrañar el punto fijo.
Si se han usado las cuatro técnicas y cada una de ellas ha proporcionado un punto fijo, podrá observarse que al compararlos resultan similares. Si esto es así, se está con seguridad en presencia del núcleo de ensueño.
De acuerdo a lo anterior, bastaría operar con una sola técnica, ya que todas conducen al mismo resultado. Pero se recomienda hacerlo mediante varios procedimientos, a fin de evitar los errores de una observación apresurada o forzada.
Para terminar con estas cuestiones menores, diré que me parece una buena forma de entrar al trabajo, producir monografías sobre la biografía, el biorritmo y el rastreo del núcleo de ensueños personales.
Si la gente de nivel avanzado recomienda estos tres puntos a quienes se aproximan al trabajo (al tiempo que supervisa su realización) creo que una ayuda adecuada estará facilitando la comprensión del tema de la mecanicidad.
o es el caso que los principiantes declamen algunos tópicos, sino que comprendan (y para eso que experimenten) en sí mismos aquellos que se les explica.