Revisando nuestra relación con otras organizaciones en Francia, se comentó: Es nuestra hora. Nos interesan las cosas con mucho perfil. No tenemos que pedir que nos acepten. El que se quiere plegar, bien. No a los frentes o al examen de admisión de los otros. No andamos pidiendo afecto, aceptación, no tenemos el síndrome del abandono. Y si nos acusan de sectas o lo que sea, nosotros no andamos respondiéndoles. Ellos tienen que explicar los 20 millones de muertos de Stalin, las torturas y asesinatos de la Inquisición.

Ellos dicen que no son los mismos pero lo son: Son Los Mismos. Ya es tiempo que expliquen. Nosotros estamos en lo nuestro, en la cagada de los gobiernos, de Chirac, no en darles explicaciones. Ponemos nuestro perfil propio como en Italia, sin componendas con nadie. Se pone la cosa en marcha y los demás se pliegan, o no se pliegan. Lo demás es entrar en relativismos.

Hoy la gente quiere las cosas claras, con perfil. Ahora el planteo es f cil: este es el proyecto, el que quiere apoyar, bien, y si no, nada. Son ellos los que se van achicharrando. Hay un error conceptual, no es el tema de que si nos apoyan o no. Hay un error de enfoque ahí. Nos importa un carajo si nos aceptan o no. No estamos en lo mismo. Ellos, los otros, son la contra, son decadentes, con decadentes no nos metemos. Todas las organizaciones que nos topamos en los barrios, que hoy son muchas porque están desestructurados, antes eran una sola. Están vencidos ideológicamente, no valen un carajo. Nosotros queremos reconstituir el tejido social, no los queremos reconstituir a ellos. El sistema ha hecho el trabajo del sepulturero.