Pero creo que de todos modos (porque desde luego no está concluso el tema), este asunto del militante es para estudiarlo. Por lo pronto, en las agrupaciones políticas tiene consecuencias fuertes, fuertes. ¿Y por qué no? Es para discutirlo y comentarlo entre nosotros. Y por razones de solidaridad militante, compartir estas inquietudes también con los militantes de otros partidos (Risas). Porque nos encontramos con ellos en la calle, a veces nos intercambiamos cosas, nos prestamos mutuos servicios, nos apoyamos en distintas situaciones. Por qué no decirle: «Oíme, la bocha viene mal desde la cúpula hasta vos (Risas). ¿Has visto lo que pasa en otras agrupaciones? «Sí, pero nosotros somos de otro modo». Está bien, nosotros somos de otro modo, pero vos estás usando un reloj japonés, zapatos brasileros, una camisa hecha en Taiwan. ¡Oíme, Pierrot, tarde o temprano llega la onda! «Pero es distinto, porque la producción del país…». No, nada, digo ¿no? Es un tema pesadito ¿eh?

Tenemos que conversar, porque ese señor no hace autocensura, lo que le digamos sobre eso lo va a registrar con sabor a verdad, porque el está sufriendo esas dificultades, no le estamos mintiendo en eso. Le estamos poniendo sus sentimientos y sus experiencias en sistema, le estamos explicando que es lo que en realidad va a pasarle, y le estamos explicando cómo él está siendo desplazado hacia la periferia y cómo sus acciones son cada vez menos consideradas por la cúpula. Y cómo él, al revés, está siendo un problema desde el punto de vista de las cúpulas y como está siendo reemplazado por las cámaras de TV.

Esto es una observación al paso, de que estas cosas deberían discutirse ampliamente, no sólo entre los nuestros, sino por solidaridad, entre los voluntarios de otras agrupaciones a los cuales se les llama militantes. De manera que será interesante encarar ésto como campaña de comunicación con los militantes de otras agrupaciones, como una franca y abierta discusión acerca del concepto de militancia, su significado, su desarrollo y su destino. Comprenden ustedes que ésto puede suscitar serias reacciones en las cúpulas (Risas)… ésto que decimos de ninguna manera es malo para los militantes, de ninguna manera, ésto que decimos en tono jocoso, de que por razones de solidaridad militante deberíamos discutirlo. Que en el fondo es una realidad, humanamente hablando. Además es cierto. Por qué no hablarlo y por qué no discutirlo, más que plantearlo como un acto de sabotaje a mansalva (Risas). Tiene una parte picaresca, claro, claro que la tiene. Ya sé, es cañonear hacia los costados, está bien desde el punto de vista de desarrollo de nuestras estructuras, está bien si toda esa parte está, no cabe duda. Pero hay que mirarlo más hondamente lo que le pasa a la gente, vas a ver si no tiene valor. Claro que tiene.

Además no estamos tratando de convencer a nadie. Estamos hablando de esclarecer las cosas, discutiéndolas. A ver, a ver que me digan como es la cosa. Es todo un tema de las relaciones humanas con los otros militantes, aparte de que: «ustedes piensan eso, que a violencia, que la no violencia, que ésto, que los modos de producción». Sí, sí, todo eso está muy bien. Pero bueno, ¿y qué con la militancia? Tu rol, tu caso y el mío ¿cómo es?

Vos te considerás un militante de un partido y me consideras a mi un militante de un partido, por consiguiente vos estás con una ideología y yo estoy con otra, vos en un partido y yo en otro. Muy bien.

Pero somos la base ¿no es cierto? Sabemos los problemas de la calle ¿si o no? Sí. Tenemos algo en común. Soldaditos de un ejército, soldaditos de otro ejército; lo que quieras. Pero somos soldaditos ¿no?

Vasocomunicancia y solidaridad fraterna, independientemente de las organizaciones políticas que parcelan la misma generación.

Así que si consecuentemente se produce un cañoneo hacia el costado con la cúpula de los partidejos, eso es otra cosa. Pero esa es la consecuencia de nuestra acción esclarecedora. Ya que estamos reunidos acá tomando unos cafés y todo esto, por que no ampliar nuestro punto de vista sobre el hecho existencial humano, cotidiano del militante. ¿Por qué no llevarlo a términos existenciales más que a términos ideológicos o a términos partidarios? ¿Por qué no reducirlo a términos existenciales? ¿Qué pasa con el militante, con sus aspiraciones, sus proyectos a futuro? En fin, ¿Qué? ¿Por qué no llevarlo donde hay que llevarlo, a términos de existencia?

Me parece muy legítimo. No digo que nos aboquemos a eso, a provocar una perturbación general (Risas)… No digo que nos aboquemos a eso, tenemos nuestros calendarios, nuestras cosas, nuestros proyectos, nuestro modo de acción y demás. Pero digo que a la hora de las discutideras y de las cuestiones, sí, sí, está muy bien, ustedes son eso, nosotros lo otro, lo que quieras, pero ¿y qué tal?, ¿cómo te sentís? No digo que debamos abocarnos a ésto, pero digo que los nuestros, pero todos los nuestros deberían tener claro ese punto. Verlo clarito. Deberíamos dedicar algunos párrafos en nuestras publicaciones, en nuestros discursos. Aunque no estemos abocados a ese tema (Risas)… Solidaridad con la militancia, independientemente del tipo de ideología, el tipo de planteo. Pero ¿entonces qué?, ¿podemos hablar con los de la UCD? Claro, hay que hablar con todos.

Oíme, si atropellas a un tipo en la calle, sea proletario, burgués, banana, peinadito, vos lo levantas al tipo, le das agua, lo que sea, después le decís: bueno, bueno, tenés una cara de UCD que te caes al suelo ¿y qué, lo vas a dejar que se desangre?, no es así la cosa.

Así que tiene su burbuja, tiene interés esta discusión. Con lo cual, emergentemente, creamos algunas dificultades a los cínicos, a los políticos que en algún momento les han dicho a los nuestros: «Ah, ustedes creen eso porque recién se inician en la política, ya van a ver, ya van a ver…» Ahora van a ver ellos, así que nos han dicho que ya vamos a ver, porque vos sos parte de la cúpula y nosotros somos idealistas y demás, ahora te vamos a enseñar. Al de la cúpula le vamos a explicar bien por abajo. Han sido muy ingenuos al provocarnos (Risas).