Luego hay un importante número de la población que desea el cambio, que quiere el cambio, que está con la idea, con el sentimiento y con la necesidad del cambio y cree o intuye o sabe o le parece que por la vía de los partidos eso no va a suceder. También es un importante porcentaje de la población. Está bien, pero usted dirá, a la hora de los votos la gente vota… sí, es así. Pero hay un importante porcentaje de la población que está con eso y ve que no es idóneo el cambio a través de los partidos. Claro, el militante de siempre puede decir: bueno, concedamos, somos el 2% de la población activa, pero reconozcamos que ese 2% es el que, por su planteo y por su acción, se acerca más al poder que otros por otro tipo de planteo. Y en ese sentido, vale, porque si este partido, esta línea o lo que sea se acerca más al poder, a mí no me importa que sea un 2% o un 3%, o qué se yo: abrirá camino para que luego haya mayor participación popular. Puede decirse eso. Es más idóneo participar de aquello que va directamente dirigido al poder que participar de otras actividades. Que aunque pudiera nuclear más gente, supongamos, no tendría le efectividad, la contundencia de éstos si sale bien.

Entonces tiene su fundamento la militancia, claro que lo tiene, está bien, reconozcamos: somos en realidad, del total de la población, un grupo pequeño. Pero estamos encaminados, con un tropismo muy claro, a los mecanismos del poder para producir las modificaciones y, en todo caso, dar apertura y participación y mostrar a la gente que tal cosa es posible. Está bien este planteo. Se puede apoyar un militante en estos planteos, en estas ideas, pero no soluciona el problema del oleaje que viene en contra. Es correcto porque explica la militancia y por qué hacerla de ese modo y no de otro, eso es correcto. El tema es que la bocha viene en contra. Así que merece su discusión todo ésto.

Y ésto tiene además, me parece, algunas consecuencias sociológicas. Las tiene porque toda la gente que dejado de militar y está dejando de militar, toda la gente que aspira a cambios y no milita, todos aquellos que están siendo rechazado por los partidos y por todo ésto que viene en contra, todos ellos, porcentajes chicos o grandes, forman parte de la población. Y todos aquellos quedan en ese magna poblacional, perdidos, desorientados, desarticulados, ¿no es cierto? Hay un porcentaje de la población que está en esa situación y esos también importan. Desde luego que, números aparte, de toda esta gente que va quedando ahí, descalibrada, digamos, número aparte, toda esta gente tiene importancia, como tiene importancia el total de la población. El punto es ¿cómo hacemos nosotros para llegar a estratos más amplios de la población y comunicar no sólo con los voluntarios políticos, sino con los voluntarios de todo tipo? Porque los hay, y muchos, que no son políticos, por mil motivos que no viene al caso mencionar, ni tampoco buscar motivos para descalificarlos. Son voluntarios y a su modo.