Así como existen puntos nerviosos y glandulares que regulan las actividades de respuesta del ser humano y a los que englobamos con la designación de «centros», también existen puntos en el sistema nervioso que regulan los niveles.
Efectivamente, ciertos puntos envían señales para que se efectúe la actividad vigílica, de semisueño, o de sueño. A su vez, esos puntos reciben señales de diferentes partes del cuerpo, antes de ponerse a disparar sus órdenes, con lo que resulta un circuito cerrado. En otras palabras, cuando el cuerpo necesita del reposo nocturno, suministra datos a ciertos puntos que comienzan a dar sus señales y el nivel de conciencia baja. Cuando el descanso ha hecho su efecto reparador, esos puntos comienzan a enviar señales provocando el despertar. También estímulos externos o fuertes estímulos internos, pueden disparar el fenómeno y producirse la suba de nivel aún cuando el sueño no haya cumplido su ciclo reparador.
vigilia
En el nivel de vigilia, encontramos el mejor despliegue de las actividades humanas. Los mecanismos racionales trabajan plenamente y se. tiene dirección y control de las actividades de la mente y del cuerpo en el mundo.
Sueño
En el nivel de sueño, los mecanismos racionales se ven muy disminuidos en su trabajo y el control de las actividades de la mente o del cuerpo, es prácticamente nulo. En momentos, el sueño es netamente vegetativo y sin imágenes, pero luego comienza un ciclo de sueño con ensueños (imágenes), para interrumpirse y comenzar otro período sin ellas esto sucede cada noche.
Las imágenes del sueño son muy veloces, tienen fuerte carga afectiva y sugestionan fuertemente a la conciencia. El material de estas imágenes está tomado de la vida diaria, aunque articulado caprichosamente.
El sueño sirve para reparar al cuerpo y para ordenar toda la masa de información recibida durante el día. Además, sirve para «descargar» numerosas tensiones síquicas.
Semisueño
En el semisueño, se mezclan fenómenos de los otros dos niveles. A él se desciende antes de entrar en el sueño y a él se llega antes del despertar completo. En plena vigilia se desciende al semisueño con frecuencia en los estados de fatiga. El nivel de semisueño es pródigo en fantaseos y largas cadenas de imágenes que cumplen con la función de “descargar” tensiones internas.
Ensueños
El ensueño en vigilia no es un nivel, sino un estado en el imágenes propias del nivel de sueño o semisueño, se abren paso “presionando” a la conciencia. Ello ocurre precisamente con la misma finalidad de la descarga de tensiones. Pero también, los ensueños en vigilia sirven para compensar dificultades de situación o necesidades que experimenta el sujeto. Cuando hablamos de fantaseo o ensueño en vigilia, no nos referimos al nivel de semisueño, ya que el sujeto puede seguir realizando sus actividades cotidianas pero “soñando despierto”.
Observamos que la mente se traslada de un objeto a otro, instante tras instante; que es muy difícil mantener una idea, un pensamiento sin que se filtren elementos ajenos a ellos (otra imágenes, ideas o temas). Estas infiltraciones son los ensueños o divagaciones que dependen de las presiones internas de los otros niveles; de estímulos externos (ruidos, olores, formas, colores, etc.) y de estímulos corporales (tensión, calor, hambre, sed, etc.).
Estos ensueños son inestables y cambiantes y constituyen los mayores impedimentos para el trabajo de la atención.
Llamamos «ensueños secundarios», a aquellos que se disparan cotidianamente y que tienen carácter situacional, es decir: pasajero. Pero existen otros ensueños de mayor fijeza, o repetición, o aquellos que aún variando denotan un mismo «clima mental». A veces, estos mismos aparecen en los fantaseos del semisueño y en el sueño nocturno.
El estudio de los ensueños secundarios y de los ensueños en los otros niveles, sirve para determinar cierto núcleo fijo de divagación que es el que orienta las tendencias, aún cuando el sujeto no lo advierta.
En otras palabras, que las tendencias vitales de una persona (aparte de las condiciones que le imponen las circunstancias), están lanzadas a alcanzar esa imagen, ese ensueño fijo que las guía.
El núcleo de ensueño orienta las tendencias de la vida humana en una dirección no advertida por la conciencia. Esto es de máximo interés, por cuanto muchas de las «razones» que una persona da sobre sus actividades, en realidad están motivadas por ese núcleo.
Los cambios en el núcleo, provocan cambios en la orientación de la vida de una persona.
En otros casos, el núcleo queda fijado a una etapa de la vida y también las actividades que se desarrollan, quedan fijadas o referidas a esa situación.
Ahora bien, al núcleo de ensueño no se lo visualiza, sino que se lo registra como un «clima mental». Ejemplos de núcleos son: permanente sentimiento (injustificado) de culpa; sentimiento trágico del futuro; sensación de opresión o de desencuentro consigo mismo, etc. Estos núcleos, permanecen fijados durante años apareciendo los ensueños compensatorios. Así por ejemplo, si el núcleo que presiona constantemente, es similar al sentimiento de abandono o de inseguridad, es muy probable que surjan ensueños compensatorios de adquisición, de posesión, etc. y que estas imágenes guían las actividades del sujeto. Esa persona explicará tal vez con razones muy claras sus actividades, pero en rigor, será el núcleo el que las dirigirá a través de imágenes compensatorias que se manifestarán con ciertas características constantes, a través de los ensueños secundarios.
Los ensueños secundarios, dan respuestas compensatorias a estímulos, sean de situación o de presiones internas, porque sus funciones son (entre otras) las de descargar las tensiones producidas por las dificultades. Por tanto, esos ensueños son muy variables, pero si se observa constantes en ellos se advertirá que giran en torno a un «clima» particular. Ese delata el núcleo de gran fijeza. Cuando el núcleo de ensueño empieza a manifestarse como imagen fija, dicho núcleo comienza a variar, por cuanto su tensión básica ya se orienta en el sentido de la descarga.
El núcleo puede durar años, o toda la vida, pero puede cambiar por accidente. Al modificarse una etapa vital (pasaje de la infancia a la niñez, juventud, etc.) cambia el núcleo, ya que las presiones internas que dan lugar a su nacimiento, justamente varían con esos cambios fisiológicos tan importantes.
Si por efecto de accidentes o choques varían esas presiones y varía el núcleo, entonces cambian los climas, por tanto las imágenes secundarias y aparece una imagen sintetizadora llamada por algunos «arquetipo». Eso indica la declinación de una etapa y el comienzo de otra.
La orientación general de la vida empieza a cambiar y la conducta experimenta modificaciones importantes.
También el trabajo interno puede producir esos desplazamientos de núcleo de ensueño y, por tanto, modificar radicalmente la orientación de la vida personal. Sin embargo, para nosotros, basta con detectar esos ensueños secundarios y llegar al núcleo, aunque más no sea para comprender sus funciones y su fuerza determinante en nuestras actividades cotidianas.
Las presiones internas que dan lugar al nacimiento del núcleo de ensueño, están ligadas al funcionamiento de los centros instintivos y por ello varían tales núcleos con los cambios de etapa fisiológica, del mismo modo que los accidentes físicos graves logran parecidos efectos.
Hemos dicho además, que los shocks emotivos pueden también formar o modificar un núcleo de presión interna, ya que la parte involuntaria del centro emotivo da señales a todos los centros, modificándolos en su acción. Si el shock emotivo es intenso, puede modificar por mucho tiempo el funcionamiento del centro vegetativo, lo que desatará desde ese momento un nuevo núcleo de presión, apareciendo la compensación consecuente. También los ensueños secundarios habrán de mostrar el surgimiento de un nuevo tema permanente (no obstante su variabilidad) y las búsquedas o las intenciones vitales del sujeto, se orientarán de otro modo, variando también su comportamiento en el mundo. Esos shocks emotivos pueden actuar con tal fuerza que además provoquen alteraciones serias en algunos puntos del centro vegetativo, apareciendo disfunciones o somatizaciones, es decir: enfermedades físicas.
Trabajo
Se puede tomar la masa de ensueños secundarios en los distintos niveles, para buscar un clima constante y de ese modo llegar al núcleo de ensueño.
Esto se hace anotando:
- la mayor cantidad de ensueños secundarios en vigilia que tengan cierto carácter permanente (no los ensueños situacionales de compensación) y
- los fantaseos del semisueño (al entrar o salir de ese nivel), que también tienen permanencia a lo largo del tiempo que dura la investigación y
- los ensueños del sueño profundo, es decir los «sueños» en sus constantes.
El rastreo de ensueño secundarios en sus características más permanentes, nos lleva a ese núcleo que en sí es una dificultad o una carencia y que como compensación, es el motor de los grandes proyectos o deseos vitales en una prolongada etapa.
Es importante en este ‘trabajo de rastreo, acumular la mayor cantidad de material de ensueños en los distintos niveles de conciencia, anotándolos a lo largo de algunas semanas. También debe anotarse los proyectos a largo plazo, o los «grandes deseos».
Posteriormente, se buscarán las constantes llegando al núcleo de presión o a la compensación de ese núcleo que es la movilizadora de las grandes tendencias en esa etapa vital.