Estamos viviendo lo que Ortega y Gasset llama la época de la conciencia desilusionada, es la época en la que los perros aúllan frente a la luna pidiendo algo que no se sabe exactamente qué es. Esa es justamente la parte peligrosa porque están dispuestos a agarrarse de cualquier cosa por muy caliente que se encuentre.
Si no tengo la respuesta frente a la pregunta “¿Hacia dónde voy?”, pudiera ser que haya alguien que lo diga por uno (una personalidad fuerte, por ejemplo) aunque también pudiera darse que se evidencia la dependencia de uno y uno se decida a romper esa dependencia avanzando hacia el mundo interno. Eso habría que estudiarlo.
El tema es qué apertura va a haber para nosotros. Qué posibilidades de cambio tenemos.