Seguramente van a aparecer muchas propuestas de aparatos de todo tipo. Nosotros vamos a montar solamente aparatos de difusión. Tenemos que distinguir entre programas en medios que no son nuestros, cuyo contenido es confesional y medios de difusión nuestros, que no son confesionales.
Al poner en marcha un aparato, necesitamos una medida para ver si funcionan o no funcionan. Se le dá un plazo para su apoyo; si no se autosostiene y no crece, se cierra, no lo vamos a sostener indefinitamente.
Si bien aspiramos a tener nuestros medios de difusión, se pueden dar situaciones mixtas, en donde nos asociamos con otros mayoritariamente o minoritariamente (siempre teniendo un espacio).
Las Productoras nos interesan porque producen y además distribuyen programas. Nos permiten abrir otros canales en los medios de difusión. Son una suerte de medio de difusión «indirecta». Pueden tener un departamento de publicidad que se pueda convertir en agencia.
En tema de editoriales, al largar una revista, para que esa pueda funcionar tiene que basarse en una editorial, la cual normalmente sirve también para sacar libros.
En seis meses vamos a evaluar la forma de montar los aparatos. Procedemos desde los Consejos de mayor nivel, gradualmente y por partes, preferentemente con los sectores, apoyados por el fondo del Consejo. Las líneas podrán movilizar su estructura para poner en marcha un aparato, teniendo en cuenta que hay que atenerse a los compromisos si se hacen subscripciones. La dirección será dada por el orientador. Hay que dimensionar el nivel con la posibilidades del Consejo que lo pone en marcha. No vamos a poner en marcha varios aparatos del mismo tipo en simultánea. Haremos pruebas piloto en un lugar y, si funciona, se pasa la experiencia a otros lugares.
La gente que trabaja en los aparatos que montemos, es preferentemente gente del medio. No están concebidos los aparatos para darle trabajo a los nuestros. La línea editorial es nuestra. Es distinto interpretar los acontecimientos a citar materiales nuestros.