El Movimiento es estructuras y medio. Y medio. Cada uno puede mirarse a sí mismo y decir: Bueno, yo soy una persona -más o menos una persona- y tengo un medio. Un medio familiar, un medio de relación, un medio laboral, un medio de amistades, bueno esos medios que cada uno tiene. Pueden ser medios muy pequeñitos o medios más amplios, depende de lo que a cada uno toca vivir. Los medios son variables según cada uno de nosotros. Pero todos tenemos algún medio. Al interno de esto vivimos en situación, con el medio inmediato, con la pareja o con los amigos. Podrá no tener pareja, de acuerdo, pero alguna relación tendrá, amistosa o lo que fuera. Siempre estamos en un medio, en un medio social. Usamos unas ropas, usamos un lenguaje, ademanes, un modo de comunicación. Cada uno de nosotros tiene su medio social. El Movimiento también tiene un medio. Entonces, si nosotros nos consideramos a nosotros mismos sin medio, va a haber problemas. Si el Movimiento se considera a sí mismo simplemente como estructura, tendrá problemas. Si el Movimiento se ve a sí mismo nada más que como niveles, estructuras, etc., puede llegar a hacerlo y no está mal desde el punto de vista de la eficacia organizativa, sí, ¿por qué no?, ¿pero dónde se va a aplicar esa energía? Puede haber un Movimiento muy perfecto, cerrado en sí mismo, sin medio. Y da la impresión que deberíamos ver al Movimiento como nos vemos a nosotros mismos.
Tal parece que al Movimiento habría que pensarlo como la estructura en su medio. Ese es el tema: el modo en que nosotros nos vemos a nosotros mismos. Somos como un individuo y estamos en situación, todos, estamos situados frente a las personas. Estamos situados en medios que nos rodean. Si queremos que el Movimiento se parezca a la vida, y no que sea un sistema de transistores, o poleas de transmisión, o una máquina cibernética. Si lo vemos como la vida misma que se transforma, que se adapta al medio, el Movimiento puede ser algo de gran riqueza que funcionará y se desarrollará de acuerdo a cómo se adapte al medio.