El signo cumple con la función de expresar convencionalmente abstracciones para operar en el mundo, unificando en un mismo nivel de lenguaje, fenómenos de naturaleza diferente.
Expresión y significado son una estructura.
Cuando el significado de una expresión es desconocido, el signo pierde valor operativo. Las expresiones equívocas o multívocas son aquellas que admiten varios significados y su comprensión surge por contexto.
El contexto uniforma el nivel de lenguaje. Pero los contextos suelen estar puestos fuera del ámbito de un nivel de lenguaje dado, surgiendo las expresiones sincategoremáticas u ocasionales (por ejemplo, ante una misma llamada a la puerta, al preguntarse “¿quién llama?”, distintas personas responden: “yo”, entendiéndose en cada caso de quién se trata por la voz, la hora, la circunstancia de espera de una visita, etcétera. Es decir, por contextos que están fuera del nivel de lenguaje en el que se expresa siempre: “yo”).
En cuanto al signo como tal, éste puede ser la expresión de un significado, o cumplir con la función de señalar a otra entidad por carácter asociativo.
Diferencias entre signos y categorías sígnicas
Las conectivas entre signos son formalizaciones de relaciones siendo ellas, a su vez, signos. Cuando los signos pierden su significado por traslado cultural, suelen ser considerados como símbolos.
La función sígnica de símbolos y alegorías
Cuando a un símbolo se le da valor convencional y se lo toma en sentido operativo, se lo convierte en signo. Las alegorías también cumplen con funciones sígnicas.