La conciencia puede encontrarse sumida en pleno sueño, en se­misueño, o en vigilia, pero también en momentos interme­dios o de transición.

Hay gra­daciones entre los niveles de con­ciencia, no diferencias tajantes.

Hablar de niveles, es ha­blar de diferentes operaciones y del registro de esas operacio­nes. Es gracias a ese registro que puede distinguirse entre dis­tin­tos niveles de conciencia, y no se puede tener regis­tro de los niveles como si éstos fueran ámbitos vacíos.

Características de los niveles

Se puede afirmar que los distintos niveles de conciencia cumplen con la función de compensar estructuradamente al mundo (entendiendo por “mundo” a la masa de percepciones, re­presentaciones, etcétera, que tienen su origen en los estí­mu­los del medio externo e interno).

No se trata simplemente de que se den respuestas, sino que se dan respuestas com­pen­satorias estructurales. Esas respuestas son compensaciones para restable­cer el equilibrio, en esa relación inestable que es la relación conciencia–mun­do o psiquismo-medio.

Cuando va quedando energía libre del trabajo que se hace en el funcionamiento vegetativo, los niveles van ascendiendo porque van recibiendo la energía que los abastece.