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XX – LA RELIGION INTERIOR
- Repara en mis consideraciones. En ellas no habrás de intuír sino alegóricos fenómenos y paisajes del mundo externo, pero también descripciones reales (no alegóricas) del mundo mental.
- Tampoco debes creer que los “lugares” por donde pasas en tu andar, sean los que roza el doble en su separación del cuerpo físico. Semejante confusión hizo a menudo obscurecer a profundas enseñanzas religiosas y así hasta hoy, se cree que “cielos”. “infiernos”, “ángeles”, “demonios”, “monstruos”, “castillos encantados”, “selvas”, “ciudades remotas” y demás, tienen realidad visible para los iluminados. El mismo prejuicio (pero con interpretación inversa), ha hecho presa en los escépticos sin sabiduría, que han tomado esas cosas por “ilusiones” o “alucinaciones” padecidas por mentes afiebradas.
- Debo repetirte entonces, que en todo ésto debes comprender que se trata de estados mentales simbolizados por “objetos”, supuestamente existentes en sí mismos. Esto no excluye, sin embargo, que la mente y sobre todo el doble con sus atributos, actúe en el mundo físico.
- Considera conmigo como de gran importancia, estos tres puntos: primeramente, los Principios. Su exámen y observancia producirán en ti una nueva forma de vivir. En segundo lugar, la Guía del Camino Interno, que meditada con frecuencia, te impedirá equivocar la dirección en tu desarrollo. Por último, el trabajo con la Fuerza, clave del despertar-adquirido-de-modo-permanente y de la inmortalidad.
- Estos tres puntos son pilares sobre los que descansa el maravilloso templo de la Religión Interior. Templo existente en todo ser humano, tantas veces rozado en infatigables búsquedas milenarias, tantas veces presentido en épocas de fe; y tantas veces olvidado en épocas de derrumbe.
- Todas las religiones y por cierto también la religión del ateísmo, tienen dos caminos. El camino del Fanatismo (o de la Conservación), lleva a los abismos. El camino del ascenso, lleva al templo de la Religión Interior.
- Cuando se habló de las ciudades de los dioses adonde quisieron arribar numerosos héroes de distintos pueblos; cuando se habló de paraísos en que dioses y hombres convivieron en original naturaleza transfigurada; cuando se habló de caídas y de diluvios, se dijo gran verdad.
- Luego los redentores trajeron la Palabra y llegaron a nosotros en doble naturaleza (humana y divina), para restablecer aquella nostálgica unidad perdida.
- Vuela ya de regreso a las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de dimensiones antes ignoradas. Vuela sin duda, hacia el templo escondido de la Ciudad de Dios.
- Tú, yo y todos nuestros hermanos, divisamos abiertas de par en par, las puertas del templo de la Religión Interior.