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III – EL SIN-SENTIDO
- En muchos días descubrí esta gran paradoja: aquellos que llevaron el fracaso en su corazón, pudieron alumbrar el último triunfo; aquellos que se sintieron triunfadores, quedaron en el camino como vegetales de vida difusa y apagada.
- En muchos días llegué yo a la luz desde las obscuridades más obscuras, guiado no por enseñanza, sino por meditación.
- Así, me dije el primer día:
- No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte.
- Toda justificación de las acciones, sean éstas despreciables o excelentes, es siempre un nuevo sueño que deja el vacío por delante.
- Dios es algo no seguro.
- La fe es tan variable como la razón y el sueño.
- “Lo que uno debe hacer”, puede discutirse totalmente y nada viene definitivamente en apoyo de las explicaciones.
- “La responsabilidad” del que se compromete con algo, no es mayor que la responsabilidad de aquel que no se compromete.
- Me muevo según mis intereses y ésto no me convierte en cobarde, pero tampoco en héroe.
- “Mis intereses”, no justifican ni desacreditan nada.
- “Mis razones”, no son mejores ni peores que las razones de los otros.
- La crueldad me horroriza, pero no por ello y en sí misma, es mejor o peor que la bondad.
- Lo dicho hoy por mí o por otros, no vale mañana.
- Morir no es mejor que vivir o no haber nacido, pero tampoco es peor.
- Descubrí, no por enseñanza, sino por experiencia y meditación, que no hay sentido en la vida si todo termina con la muerte.