1. Te expliqué en alguno de los principios: “Cuando encuentres una gran Fuerza, alegría y bondad en tu corazón o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece a tu dios interior, como si te agradecieras a ti mismo”
  2. Tu dios interior, no es sino esa energía que va tomando unidad en ti por tu trabajo corriente y que va conformando al doble, capaz de acrecentarse con el gran pasaje de la Fuerza y trascender más allá de esta vida. “Agradecer”, significa concentrar los estados de ánimo positivos en este interior radiante, símil de la esfera transparente que conoces. Esto permite asociar los estados positivos con tal representación, de modo que a la inversa (en situaciones desfallecientes), al apelar a idéntica imágen, ésta entregará la “carga” psíquica que le fuera asociada. Como además, esta energía está elevada por el contacto con la Fuerza, su acción trasciende el simple campo de lo mental personal.
  3. Por todo ello, tu dios interno devolverá ampliado en beneficio aquello que le pidieras, siempre que antes hubieras tomado contacto con la Fuerza (gran pasaje) y hubieras acumulado en ti, numerosos estados positivos.
  4. Para que todo lo anterior te resulte aún más claro, agregaré que el no olvidarse del cuerpo, o de sí mismo en la vida cotidiana, puede lograrse progresivamente si la atención al cuerpo es reforzada con esta imágen interna que acabo de mencionarte o por lo menos, con la sensación de existencia de la fuerza en uno mismo.