1. Debes adquirir ahora suficiente percepción de los distintos estados internos en los que te puedes encontrar.
  2. El primer estado, en el que prima el sin-sentido, aquél que mencionamos al comienzo, es conocido como estado de simple y difusa vitalidad. Todo se orienta por las necesidades, pero éstas son confundidas a menudo con los deseos y las imágenes contradictorias. Allí hay obscuridad y la luz de la razón está muy alejada. Se permanece en ese estado vegetando, perdido entre formas no definidas. Desde ese punto propio del sueño profundo, se puede evolucionar sólo por dos vías posibles: la vía de Muerte o la de Mutación.
  3. La vía de la Muerte te pone en presencia de un paisaje caótico y obscuro. Los antiguos conocieron ese paisaje y casi siempre lo ubicaron “bajo tierra”, en las profundidades abismales. Los instructores también visitaron ese reino para luego “resucitar” en niveles luminosos. Por la vía de la Muerte se reconoce el estado de vitalidad difusa, muriendo entonces a la vida anterior y ascendiendo hacia otro estado.
  4. Llegando a él, se encuentra el refugio de la Regresión. Desde allí se abren dos caminos: el del Remordimiento y aquel otro que sirvió para el ascenso, es decir, el camino de la Muerte. Si tomas el primero es porque tu decisión tiende a romper con tu vida pasada. Si regresas por el camino de la Muerte, destruyes tu posibilidad evolutiva y recaes en los abismos de la Vitalidad difusa.
  5. Ahora bien, te dije que había otro sendero para escapar de la Vitalidad, ése era el de la Mutación. Si eliges esa vía, es porque quieres emerger de tu penoso estado, pero sin estar dispuesto a abandonar algunos de sus beneficios aparentes. Es pues un falso camino, conocido como “Camino de la Mano Izquierda”, tomando la palabra “izquierda” por “torcida”. Muchos monstruos han salido de las profundidades por ese tortuoso pasadizo. Ellos han querido tomar el cielo por asalto, sin abandonar los infiernos y por tanto, han proyectado en el mundo medio infinita contradicción.
  6. Supongo que ascendiendo por el reino de la Muerte y por tu consciente Remordimiento, has llegado ya a la morada de la Tendencia. En ella no puedes descansar mucho tiempo. Dos delgadas cornisas sostienen tu morada: la Conservación y la Frustración. La Conservación es falsa e inestable. Caminando por ella te ilusionas con la idea de permanencia, pero en realidad desciendes velozmente hacia la Vitalidad que habías superado por la Muerte y el Remordimiento. Mala es tu posición en la morada de la Tendencia: o te dejas estar y caes o asumes responsablemente el camino de la Frustración (penoso, pero único-no-falso).
  7. De fracaso en fracaso puedes llegar a la próxima morada, que se llama “la morada del Desvío”. Cuidado con las dos vías que tienes ahora por delante: o tomas el camino de la Resolución, que te lleva a la posada de la Generación o tomas el del Resentimiento, que te hace descender nuevamente hacia el refugio de la Regresión, hacia el refugio del semi-sueño. Allí estás plantado ante el dilema: o te decides por el laberinto de la vida consciente y tomas la Resolución o regresas al laberinto de la vida obscura. Son numerosos los que no habiendo logrado superarse, regresan a los reinos inferiores por el Resentimiento. ¡Desafortunado aquél que llegando penosamente ante el umbral, no pudo franquear la entrada del despertar!
  8. Pero tú has ascendido por la Resolución; te encuentras ahora en el primer albergue de reposo conocido como la “Generación”. Allí tienes tres puertas: una se llama “Caída”, que lleva directamente a la Regresión, otra se llama “Intento” y la tercera, “Degradaciön”, que te lleva directamente a los abismos, sólo que desandando moradas y caminos en este orden: Tendencia, Frustración, Desvío, Resentimiento, Regresión, Muerte, Vitalidad,. No cabe duda que debes escoger la puerta media.
  9. Sube por la escalinata del Intento y llegarás a una cúpula inestable. Desde allí, desplázate por un pasillo estrecho y sinuoso que conocerás Como la Volubilidad, hasta llegar a un espacio amplio y vacío como Una plataforma, que lleva el nombre de “espacio-abierto-de-la-energía”.
  10. En ese espacio puedes espantarte por el paisaje desierto e inmenso y por el aterrador silencio de esa noche transfigurada por enormes estrellas inmóviles. Allí, exactamente sobre tu cabeza, verás clavada sobre el firmamento, la insinuante forma de la Luna Negra. Allí debes esperar a la alborada, paciente y con fe, pues nada malo puede ocurrirte si te mantienes quieto y sin desesperar.
  11. Podría suceder en tal situación, que quisieras por tu propia inventiva, arreglar una salida inmediata de allí. Si tal ocurre, podrías a tientas encaminarte a cualquier lugar con tal de no esperar el día en silencio y fe, pero debes recordar que todo movimiento allí es falso y se llama genéricamente: “Improvisación”. Si olvidándote de lo que ahora te menciono, comenzaras a improvizar movimientos por tu cuenta, ten la certeza de que serías arrastrado por un torbellino entre senderos y moradas hasta el fondo más obscuro de la disolución.
  12. ¡Qué difícil debe ser para ti comprender como los estados internos están encadenados unos a otros! Si vieras qué lógica inflexible tiene la conciencia, advertirías que en estas cosas, quien improvisa a ciegas, fatalmente comienza por la Degradación de la enseñanza, luego surgen en él los sentimientos de Frustración, posteriormente en el Resentimiento y por último llega a la Muerte y al mundo de la Vitalidad, en el que todo es olvido de lo que algún día se alcanzó a percibir.
  13. Si en la explanada alcanzas a percibir el día, surgirá ante tus ojos el radiante sol que habrá de alumbrarte la realidad objetiva. Entonces verás por primera vez, que en todo lo existente vive un Plan.
  14. Es difícil que caigas desde allí una vez que el Plan te fuera revelado, salvo que voluntariamente decidieras descender a los reinos inferiores para beneficio de otros, que deben ser instruídos en estas verdades. En tal caso, descenderás por el Propósito, hasta la morada de la Inestabilidad y desde allí (si ése es tu deseo), bajarás aún por la Fatalidad hasta los niveles que eligieras.
  15. Pero quién habla de bajar, cuando ha consolidado de modo permanente la conciencia de sí, el estado de despierto que ya no se pierde. ¡Quién habla de bajar, cuando se roza el nivel de conciencia creador!
  16. No debo hablar más de estas verdades, porque ellas, sin experiencia, sólo sirven para trasladar al campo de lo imaginario lo efectivamente realizable.
  17. Que te sirva lo dicho hasta aquí, a ti que vienes desde el lejano sin-sentido.
  18. Si lo explicado no te fuera útil, qué podrías objetar o poner por encima de esta enseñanza, si de todas maneras, nada tiene fundamento y razón para tu estado de existencia, próximo a la imágen de un espejo, al sonido de un eco, a la sombra de una sombra.
  19. Por lo contrario, alégrate si ha descendido al mundo de las tinieblas un cabo luminoso. ¡Alégrate!, pero recuerda bien que hemos traído la verdadera palabra de redención que dice: “Sólo tú puedes redimirte”