Este libro no cuenta con el beneplácito de la aristocracia ateniense. Tampoco con el de los fariseos de Judea, ni de la burguesía defensora de la «civilización occidental y cristiana”. Choca a los persas, a los romanos y a los yanquis.

Sin embargo, la izquierda (para darle un nombre), que por simple dialéctica debería simpatizar con él, se siente tocada en su amor propio y lo reprueba. Parece que el movimiento de la historia siempre es extraño a los intereses de las facciones.

El templo de Apolo, el Sanedrín y la Iglesia Católica, hubieran podido repetir un millón de veces sus errores, padeciendo siempre de la misma amnesia.

Nadie puede aceptar, por tanto, los hechos que aquí se presentan.

Quienes leyeron las pruebas de este libro, pensaron que el compilador se había basado en diversas fuentes de información: Platón, Aristófanes, los cuatro Evangelios, los Apócrifos, Josefo, Strauss, Renán, Petrucelli della Gattina y las crónicas de los escribas del año 1970 de la era de Piscis… ¡Nada más inexacto!

Las tres historias que componen el libro se fundamentan en los archivos audio-visuales de Hassein (una suerte de video-tape), que fueron desarrollados ante el compilador para que éste los tradujera a su modo o para que contara lo que presenció.

Estos archivos se conocen desde hace mucho tiempo bajo el pomposo nombre de «akásicos». En realidad, se trata de grabaciones impresas en un pequeño cristal procesador de datos y conservador de información.

Para tranquilidad de algunas personas en extremo sensibles (que pudieran imprudentemente entorpecer la libre circulación de este volumen), digamos que todo ésto es, en rigor, una ficción y que si bien algunos de los personajes utilizados existieron, las cosas no sucedieron como aquí se relatan.

Confiamos en que las últimas afirmaciones permitan que todos sigamos siendo buenos amigos y que nuestra digestión y nuestro sueño continúen aprovechando a la mayor gloria de Dios.