Sócrates continuó recostado y dijo:
«Por todo lo que llevamos ironizado, comprendéis la misión que me confirió esa mujer singular llamada Diótima (que no fue por cierto Jantipa, la cocinera). Esta misma tarea os confiero para que la llevéis adelante.
«Habéis de entender que estando en el centro de la civilización, vuestro trabajo se hace más fácil llamándolo «Filosofía». A través de ella podéis transmitir el verdadero conocimiento que está encerrado en los Misterios de las escuelas.
«Según lo que hemos desarrollado, el hombre fue olvidando su origen divino, transformándose ora en pájaro, ora en cuadrúpedo, ora en sierpe y tendrá que terminar en pez. Cuando esta etapa sea completada, podrá recomenzar el círculo hasta recordar su origen. Entonces, será un semidiós.
«Todos vosotros comprendéis que ésto es un enigma ya que he puesto en el comienzo al hombre y de él he derivado los animales. Siendo que las cosas han procedido de manera inversa. ¡Ea!, que cada cual busque y encuentre el significado.
«Aclarado ésto, podemos continuar.
«Krishna alimentó al pájaro. Hermes, al cuadrúpedo. Aquí estamos nosotros alimentando a la sierpe y vendrá luego el pez llevado por alguien que no conocemos aún, pero que seguramente encarnará porque la Idea existe y debe ser completada en el mundo sensible.
«Para que se haga más evidente todo ésto, quiero mencionar que este alejamiento del Origen que a primera vista resulta una degradación, es en realidad una vuelta al círculo y es el paso necesario de la evolución del hombre.
«Lo otro que quiero decir, se refiere a las transformaciones: la categoría de las aves que llevan plumas en lugar de pelos, procede (luego de una pequeña modificación), de esos hombres carentes de toda malicia, pero ligeros, que se ocupan de las apariencias celestes y creen a causa de su simpleza, que las demostraciones obtenidas por el sentido de la vista, son las más sólidas. Eso les ocurrió a los brahmanes cuando perdieron la enseñanza.
«La especie de los animales terrestres y de las bestias salvajes se formó a partir de los que no utilizan para nada la filosofía y jamás someten a su consideración la naturaleza de ninguno de los objetos celestiales; y eso por carecer del uso de las revoluciones que tienen lugar en la cabeza y seguir solamente las directrices de aquellas partes del alma que se hallan radicadas en el pecho. Como consecuencia de esos hábitos, sus miembros anteriores y sus cabezas se han inclinado hacia la tierra, atraídos por la afinidad que sienten por ella. Sus cráneos se alargaron y tomaron toda clase de formas según la manera en que las revoluciones del alma se habían comprimido como efecto de su pereza. Por esta razón también, esa clase de seres nació en cuatro patas.
«El Dios dió a los más estúpidos más puntos de apoyo, ya que ellos eran más atraídos a la tierra. Así sucedió en Egipto al comenzar su declinación.
«En cuanto a los más imbéciles de entre ellos, los que han tenido totalmente su cuerpo sobre el suelo, puesto que los pies no les eran ya de ninguna utilidad, los dioses hicieron que nacieran sin pies y que reptaran sobre la tierra. Tal es nuestra situación, cultos y hermosos varones atenienses.
«Finalmente, la cuarta y última especie, la acuática, nació de los más bestias e ignorantes de todos. A ésos, los artífices divinos ni tan siquiera les han concedido una respiración pura, ya que su alma está llena de impurezas como consecuencia de todos sus desórdenes. Por ello, en lugar de la respiración pura y ligera del aire, no les han dejado más que una respiración profunda y turbia dentro del agua. Ellos han recibido los lugares más bajos por habitación, es decir, las profundidades de las aguas… Así les acontecerá a otros que marquen una nueva etapa.
«De este modo, los seres vivientes se metamorfosean unos en otros según que ganen o pierdan en inteligencia o en estupidez.
«Ahora bien, estas especies de animales deben alimentarse para no perecer y cumplir así con la curva de su destino.
«Según se ha explicado, todo cuerpo posee espesor. Todo espesor envuelve necesariamente la naturaleza de la superficie y toda superficie está compuesta por triángulos.
«De éste modo, un cuerpo animado como el de las especies vivientes que incluye los cuatro sólidos, se alimenta también de ellos buscando cada parte afinidad con los elementos externos.
«Cuando de un cuerpo sale más de lo que vuelve a él, el conjunto muere; y crece cuando sale menos de lo que llega.
«Ahora bien, cuando la constitución del viviente es joven, cuando tiene todavía el armazón de su nacimiento hecho de triángulos totalmente nuevos, esta juventud les asegura mutua adherencia vigorosa. Toda su substancia es de consistencia tierna. Los triángulos que ella coge y que le vienen desde afuera (aquéllos de que están formados los alimentos y las bebidas y que son más viejos y más débiles que los suyos propios), ella los domina y los digiere con sus triángulos totalmente nuevos. De esta manera, ella hace crecer al viviente al que nutre de triángulos semejantes en gran número. Pero cuando la raíz de los triángulos se rompe y se distiende por haber ya sostenido durante largo tiempo numerosas luchas contra múltiples enemigos, no son ya capaces de romper y asimilar los triángulos nutritivos que penetran en el cuerpo y se dejan fácilmente dividir por los que vienen de fuera. Entonces, al ser dominado así por los otros, el viviente entero decae y este estado recibe el nombre de vejez.
«Finalmente, cuando los vínculos que mantienen atados los triángulos no pueden resistir más, dejan a su vez que se relajen los vínculos del alma y ésta, liberada en conformidad con la naturaleza, echa a volar alegremente».
Hizo una pausa y agregó:
«Nosotros, desde el comienzo, hemos dado el alimento al ser humano con el amor que un padre siente por su hijo; pero cuando éste, llegado a la madurez, lo ha despreciado, su herencia ha pasado a los hijos menores. Este es el sentido que han tenido los banquetes místicos; preparar tales triángulos que sirvan de alimento a cuerpos nuevos y no del modo en que lo hace Jantipa, aderezando las comidas de tal modo que en lugar de esas figuras divinas, he tragado durante veinte años cubos indigeribles. Por eso me veis ahora, viejo, pelado y defectuoso».
Todos los discípulos rieron y uno de ellos preguntó:
– Si Atenas suelta su alma, ¿a quién pasará?
– Esperemos que su alma se le escape por la boca y no por algún otro orificio -comentó Sócrates-. Estad atentos a Macedonia, que si aparece bárbara es porque su cuerpo es tierno y puede digerir mejor que este cuerpo envejecido, el alimento de los dioses. Cuando ella crezca llevará la Doctrina a todas las tierras que conquiste. En ningún caso penséis que eso puede hacerlo la Persia porque ella también está envejecida y sólo servirá de eslabón con el Asia.
Así que Sócrates hubo terminado, cantaron todos un ditirambo a Dionisios y bebieron el vino sagrado.
Luego se retiraron presurosamente.