Cuando hablamos de transformaciones profundas hacemos una suerte de sustitución del paisaje de formación, que empuja y viene de atrás, lo sustituimos por algo más consciente. No es consciente el mundo en que uno se formó y actúa. Pero cuando lo sustituimos, reemplazamos ese mundo para movernos con los propósitos que nosotros formamos. Este largo trabajo de formación de los propósitos, que tienen que ver con valoraciones, tonos afectivos y búsquedas. Es cosa seria este salir del paisaje de formación dado y entrar en otro armado por uno. Armar un propósito es armar un paisaje de formación diferente. Con un tono afectivo determinado, sin esa potencia afectiva esos propósitos son vistos desde afuera y no desde adentro. Pueden decidir actividades que están mucho más allá de uno. Son esos paisajes que tienen que ver con el propósito. También hay grandes modificaciones de paisajes de formación por accidentes sociales. Cambias y se viene abajo toda una posición frente al mundo, de pronto aparece un paisaje diferente que choca con el momento dado y hay que ver las transformaciones que se producen, es un caso extremo como la irrupción de las religiones. Hoy está el cambio en el tema de los paisajes. O cambias por acción intencionada o por accidente. Hay un lío entre lo que uno recuerda con lo que se vive. Hay una gran diferencia y son las cargas afectivas, sin carga afectiva nada cambia ya que es profundamente cenestésica y trabaja sobre los sentidos profundos y sus representaciones son profundas. (Reunión Informal de Escuela. PPDV – 7-2009)