El propósito cargado afectivamente trabaja en copresencia y tratas de meterte en esa renuncia de todo. Los fenómenos que no están presentes siguen operando. Cuando vemos que se produce lo que nos propusimos es porque el propósito ha estado actuando copresentemente. La dirección del propósito está presente en los vacíos.

En los músicos o científicos que han trabajado fuertemente en una búsqueda, el propósito quedó trabajando en copresencia. Hay muchos fenómenos que se manifiestan en estados de inspiración, en sueños y en todos los niveles. A veces se hacen rituales para que esa inspiración se exprese. El mecanismo de copresencia es fantástico. Esa es una gran magia que explica los fenómenos de copresencia que siguen a la Ascesis. Se requiere un trabajo atencional para cargar ese propósito y luego sólo hay que preocuparse por hacer desaparecer el yo. Correr ese foco atencional para que ese propósito mayor “se haga cargo”, para que esa otra copresencia ocupe el lugar del yo.

Hay que poner atención al armado de la carga afectiva del propósito para que, aunque me distraiga, eso funcione. Son automatismos de memoria con carga afectiva. Esos mecanismos son muy útiles e interesantes. La copresencia que sigue trabajando es la que te guía, te lleva al lugar, sigue trabajando en los afectos. A veces tienen el carácter de obsesiones y de alucinaciones. Si el propósito fuera obsesivo, con carga afectiva, te guiaría permanentemente. La copresencia toma el primer plano, el control de las cosas. Te puede pasar que una copresencia ocupe los mecanismos de conciencia hasta producir alucinaciones.

Las conversiones se producen porque ha estado trabajando el propósito copresentemente. Es el caso de Saulo, que perseguía a los cristianos… entonces le aparece una luz, el fuego fatuo y se produce su conversión. Pero él estaba en una búsqueda que permitió esa conversión.

En determinadas operaciones se pretende que el propósito se convierta en una obsesión y tome fuerza importante. Las alucinaciones se ponen a la orden del día, a medida que se corre el yo y pueden “salir muchos bracitos”3 muchas formas diferentes, con el mismo significado.

El fenómeno de conversión es porque se está en eso, hay una acumulación hasta que el propósito se libera. En la Disciplina se ve el fuerte potencial de la configuración del propósito con carga afectiva. Y luego poder salir de los mecanismos habituales para entrar en ese otro espacio-tiempo. Sin propósito no puedes hacer nada, es una experimentación piojenta.

En nuestras Disciplinas hay dos mecanismos que hay que trabajar: 1) configurar el propósito y 2) la suspensión del yo. Son los mecanismos más interesantes. Y si se complica la vida cotidiana es porque no has configurado un propósito adecuado. (Notas personales, reunión informal, junio 2008)