Configuración. Espacio. Inclusión en la forma. Las paredes internas de la esfera.
Distancia de la forma al centro del registro. Destacar tres momentos diferentes: el umbral, el espacio que
fuga y la esfera.

En este paso trabajamos la Entrada configurando un Umbral que nos lleva a un espacio diferente del cotidiano donde se desarrollará todo el trabajo con la Disciplina. Una manera de configurar el Umbral puede ser subiendo escalones y pasando por un arco en el que destacan columnas y un dintel de piedra. Cada uno debe construir su propia alegoría, definiendo si hay escalones o no, qué forma va a tener ese Umbral, de qué material está hecho cada elemento, colores, texturas, etc. Se debe perfeccionar esto hasta obtener una Entrada fija y “sagrada” (en el sentido que marque la diferencia con los espacios cotidianos y con los registros cotidianos).

Desde allí se transita hacia un plano blanco que fuga en todas las direcciones infinitamente. Se tiene la sensación de “ir hacia el mundo de las formas”. Se avanza por el plano que fuga en todas direcciones hasta el centro de esa superficie.

Se acerca el horizonte de enfrente. Se acercan los horizontes de ambos costados. Se acerca el horizonte de atrás. Se forma un cuadrado sobre el que estoy de pie. Ese cuadrado se convierte en un círculo. Estoy en el círculo y, alrededor de él, se levantan pétalos, como de una flor, que al cerrarse sobre mi cabeza terminan formando una semi-esfera. Estoy incluido en el centro de una semiesfera.

Ahora el plano se empieza a curvar hacia abajo y se arma la esfera en la que quedo flotando en el centro, equidistante de sus paredes.

Hago coincidir el límite de la esfera con el espacio de representación. No hay nada afuera de la esfera. Está omnipresente.

Desde observar “afuera” y ser sostenido por el “plano” se pasa a estar incluido, lo que marca un interesante cambio de posición, de perspectiva y, en suma, de registro frente a las formas.