Inmediatamente los impulsos me colocan en el “mundo” ya que no puedo mantener el estar en “lo profundo” si mi atención no está abocada a ese esfuerzo. Verifico la paradoja de mantener la suspensión de impulsos (cosa que me expulsa de “lo profundo”) o, inversamente, la anulación de la suspensión (que también me expulsa de “lo profundo”). Si en algún instante he logrado la suspensión de impulsos y ejercitando esa práctica he dilatado la suspensión, es porque he eludido la presencia de la atención confundida con el “yo”. Por tanto, si reconozco la intención de mantener la suspensión como operación central sin que me expulse desde “lo profundo”, es porque dicha intención actúa copresentemente como Propósito que proyecto o introyecto. La forma pura es excluyente del “yo” y del “mundo” y sólo tengo posteriores traducciones de sus significados.