Cuando se empiezan a observar en la rutina diaria los fenómenos de circulación de la Luz, de la Fuerza y de las concomitancias en todos los plexos, se está en condiciones de potenciar la energía. Para ello se practica la rutina desde la creación del ámbito, e inmediatamente se desarrolla la carga en el plexo productor mientras la energía sube hasta la cúspide. Comienza el paso 9º en el que se suelta la referencia al plexo productor y toda la atención va al espacio ubicado en la cúspide que se ha ido constituyendo en “punto de control”. Se está en condiciones de producir la Separación aumentando la carga hasta el límite y, de ese modo, se va ampliando el umbral de tolerancia. Allí comienza la transformación energética del paso 11º. Con la atención concentrada en el punto de control, el crecimiento de la tensión debe producir allí la “ruptura de nivel”. Así es que la proyección energética del paso 12º se expresará desde el punto de control en el momento de la ruptura de nivel. Esto es posible porque se ha trabajado el Propósito de externalizar o introyectar la energía antes de comenzar la rutina. El fenómeno se expresará en el momento de “ruptura de nivel”. Las rupturas de nivel son anomalías del psiquismo. Nos estamos refiriendo a la ruptura del nivel habitual del funcionamiento de la conciencia, no estamos hablando de los niveles de conciencia. El tema de la fuerza y de las concomitancias es un fenómeno de ruptura de la secuencia normal.

Es claro que el Propósito, fuertemente configurado, orientará el desplazamiento energético no desde el centro atencional (ocupado en el punto de control), sino copresentemente.