Esta es una Disciplina que trabaja con un sistema mental de fuerte alegorización y asociación. El “cuerpo” que va sufriendo un proceso de transformación es la representación del operador. Por lo anterior, no basta realizar operaciones con materiales, es necesario que el operador “resuene” con ellos en un argumento de transformación. Se trata de la dirección de un proceso en el que el operador va cumpliendo pasos de los cuales debe tener registros precisos (indicadores).

A diferencia de las situaciones cotidianas en las que uno no resuena con los objetos, sino que únicamente los usa, en la Disciplina es necesario que el operador “resuene” con las sustancias en una determinada frecuencia mental. El operador va siguiendo un proceso pautado por pasos, de los que debe tener indicadores precisos, registros precisos. Cuando no se logra el indicador, tendrá que reflexionar y repetir los pasos hasta ese punto.

Todo esto viene de muy antiguo. Los alquimistas trabajaban con indicadores, por ejemplo, representaban el dragón verde comiéndose el Sol, toda una alegoría para expresar que el ácido nítrico actuaba sobre el azufre. Las producciones de los antiguos alquimistas están llenas de estos indicadores. Son indicadores, “registros” decimos nosotros. Solo si se echa el ácido en el azufre se obtendrán estos indicadores y no de otra forma. Hay muchas antecedentes en ellos y no podría ser de otro modo.

No eran formas de trabajo habitual. Las prácticas alquímicas son muy variadas y distintas entre sí. Todo esto comenzó en distintas culturas y con variados intereses hasta declinar en el siglo XVIII. Los alquimistas de distintas épocas se basan en la idea de proceso. Ya en la alquimia Babilónica se intenta entender los fenómenos agrícolas, inundaciones, fertilidad, cosechas, en los que ellos ven ciertas constantes y repeticiones. Se va el verano pero vuelve, son las cosas agrícolas, cíclicas, que toman importancia en la formulación. Consideraban como agentes de esos cambios, el día, la noche, el verano, el invierno, los relacionaban con lo que pasaba cósmicamente, con ciertos momentos del sol, de la luna, las casas de los dioses, su horóscopo. Esa alquimia se relaciona con lo que conocemos después como astrología, con un sistema de alegorías e indicadores, precursora de la astronomía.

En simultáneo y en otras latitudes se llegaba a conclusiones parecidas, sin relación de causa efecto. Por ejemplo, aparecía en Egipto otra Alquimia más ligada a lo material y no tan abstracta como en los babilónicos. Los egipcios van más a los objetos, trabajan sobre los fuegos, las piedras, los metales, ellos son los que descubren el vidrio. En distintos pueblos aparecen manifestaciones de este pensamiento, pero siempre con raíz agrícola. La domesticación de los vegetales, la agricultura es un hito muy importante en la historia humana y aún hoy sigue evolucionando.

También se produce la domesticación de los animales, ya no estamos en la época de la caza, hay que domesticarlos y que se reproduzcan. Incluso la domesticación se extiende a otros seres humanos, siendo la esclavitud, paradójicamente, un paso evolutivo en la organización humana frente a etapas anteriores de confrontación y asesinatos masivos de otros grupos humanos. Se dirigen procesos que están en la naturaleza, son actos diferidos en el tiempo que permiten acumular plus y ampliar posibilidades. Se comienza a manipular la naturaleza con el manejo de las aguas, la hidráulica y el regadío. Surge la domesticación de los elementos. Ese es un momento de grandes consecuencias. ¿Cómo podemos convertir cosas, vegetales, minerales para que sean útiles a la evolución? Ya estamos en presencia del pensamiento alquímico, que es siempre evolucionista, siempre tratando de llegar más lejos. Esto se da en distintas culturas, pero con variantes, y en ocasiones estos descubrimientos pasan de un pueblo a otro.

La idea es domesticar la naturaleza yendo a las cosas más elementales para hacerlas evolucionar hasta llegar a cosas de mayor valor como el oro. La base del valor del oro era su escasez. El oro reemplaza a la sal como valor de intercambio, es fácil de transportar. ¿Cómo podemos empezar a producir lo que no está en todos lados? Se piensa que el oro proviene de metales anteriores, metales más toscos que van madurando y evolucionando. La Alquimia le da importancia a esto en su momento, pero no tiene que ver con las transformaciones internas, aunque sin duda ha habido transformaciones. Pero no es la Alquimia, es el proceso histórico que ha cambiado la concepción de la naturaleza. Y se llega a la concepción alquímica y a los fuegos como elemento transformador.

La época del hierro es la última etapa del trabajo de los metales. Sin embargo, paradójicamente, el hierro es el primer metal que fue trabajado. El hierro que aparece de los cielos, de los meteoritos siderales (de ahí viene la palabra “siderurgia”), se utiliza para objetos domésticos y rituales. Se lo trabajaba con la tecnología propia de la piedra. Esto es antes de la época de los metales, gracias a una pequeña ayuda de los cielos. Es después que surge la idea del procesamiento de los metales. Es domesticación a otro nivel. Si no se hubiera extendido la domesticación no se hubiera podido pensar en ese tipo de transformaciones.

En la Alquimia china para producir transformaciones en las personas utilizan los metales, la píldora de la eterna juventud. Los alquimistas chinos trabajan en el aparato de imperio, al servicio del estado. Ahora se busca la juventud eterna, o alargar la vida. La Alquimia se hace muy utilitaria en esta dirección. En realidad se está acercando a una medicina. No se busca el oro, los emperadores tienen riquezas, ahora necesitan juventud e ingieren ciertos preparados para conservar la vida, muchas veces con resultados mortales para el emperador (y, seguramente, también para los alquimistas que trabajan en eso). Todo esto da lugar a mitos que traducen estas propiedades, las fuentes de juvencia, las píldoras de la inmortalidad. Muchas veces estos mitos dan lugar a expansiones territoriales, buscando en lugares cada vez más alejados estos elementos.

Aún hasta tiempos recientes los galenos se refieren a ciertas enfermedades a través de alegorías de los metales. En relación a la sífilis dicen: “por unos pocos momentos de Venus muchos años de Mercurio” (en referencia al tratamiento mercurial que se daba para curar esa enfermedad). Pero no está la idea de la transformación del operador. El cambio del operador trabajando con las sustancias es más reciente.

Se trabaja produciendo la materia prima, ese andrógino, ese compuesto de mercurio y azufre. En ese trabajo con fuegos y ácidos, el Artista puede haber aspirado los vapores mercuriales neurotóxicos, relacionados con alucinaciones y fenómenos extraordinarios. El vapor de mercurio no se lo percibe y es sumamente tóxico, va directo al sistema nervioso. Siempre se tiene trasfondo de lo peligroso. Hay mucho de intuición en esto. No es que estaban tomando intencionalmente estos vapores, pero sí sufrieron los efectos de este tipo de trabajo.9 No pasa lo mismo con el azufre, cuyo vapor es sofocante pero no tóxico. En esas prácticas peligrosas, en esas ciencias ocultas, es posible que allí se gestara la idea de que al combinar ciertos metales se producen modificaciones internas en el operador.

La materia prima no es una, son dos que combinadas dan inicio al proceso. El mercurio y el azufre. Esto ya aparece en el neolítico, el tema de los andróginos. Esto tiene un trasfondo biológico, una gran intuición del óvulo y el espermatozoide.

Se trabajó mucho con los metales y sus transformaciones. Entonces había mucho interés en descubrir cuál era la materia prima. Para muchos eran materiales deleznables, que salen de desechos. Materiales que sacaban de la orina. Procesándola, llegaron a producir el fósforo blanco que producía luz. La búsqueda de la materia prima permitió mucha experimentación, lograron ácidos, álcalis, muchos descubrimientos en este recorrido de aciertos y errores. Para hacer todo esto, han desarrollado todo un instrumental muy sofisticado, que llega hasta el mundo de hoy, transferidos a la Química. El suave baño María viene de un procedimiento del trabajo de una alquimista “María la judía” (para calentar la sustancia sin exponerla al fuego directo). Muchos descubrimientos son accidentales y por vía de la intuición.

Así que cuando apareció la Química se encontró muy equipada. Dotaron el panorama de muchos aparatos, sustancias, todo un avance en su momento. La historia de la Alquimia es compleja porque se expresa en distintas culturas y épocas con formas diversas. Así llegamos a la Alquimia como ciencia universal que toma el nombre de una voz árabe, de estos viajeros que acumulan información y toman contacto con otras culturas.

Ya en el Renacimiento, se acerca mucho a la ciencia. Utilizan un arsenal de instrumental, el laboratorio del siglo XVII es muy sofisticado. Hay mucha experiencia y literatura en ese momento hasta que deriva Química, pero hasta su final fue evolucionando, perfeccionándose y desarrollándose por esa vía mental que la llevaba. La Alquimia hizo muchas cosas en esta época, y buscaba la transformación del operador. Después se psicologizó, quedándose en la transformación, pero abandonando las prácticas materiales.

 

8 La Disciplina Material se suele practicar en un ámbito conocido como “maestro” que debe tener buena aireación y ventilación ya que se trabaja con ácidos y vapores tóxicos. Ha de atenderse, además, a los peligros de incendios y quemaduras por manipulación de mecheros, sopletes, ácidos hirvientes y por explosión del instrumental de vidrio. También hay que cuidar el contacto de la piel con substancias venenosas como el mercurio.

 

9 En otros contextos y en otros momentos (tradiciones chamánicas, mancias, brujería, magias) se trabajaba intencionalmente buscando sustancias tóxicas que, al ser ingeridas, producían experiencias y alteraciones de la conciencia. Se trabajaba con ungüentos, sustancias que pasaban al torrente sanguíneo y producían sus efectos. Algunas de estas prácticas mágicas paganas, con raíces alejandrinas, al insertarse en la cultura cristiana tuvieron un choque serio. Sostenían que el mundo no era como se lo percibía, sino lo que estaba oculto y detrás de los fenómenos.