Ahora es difícil de precisar. Es fácil ver todo ésto con lo que ha ocurrido históricamente pero no es fácil verlo con lo que va a ocurrir. Este es el estado de la cuestión. Lo que sí podemos afirmar es que en esta época hay dos aspectos del asunto que siempre deben ir relacionados.

No sólo se trata de tener en cuenta el humanismo, es decir, no se trata de tener una estrategia voluntarista donde digamos: «pase lo que pase, nosotros vamos a hacer tal cosa». ¡No! Todo lo que hagamos, lo haremos en relación a lo que va pasando en el sistema.

No podemos tener una estrategia cerrada: de que nos vamos a mover de tal manera, en tal dirección y que vamos a hacer tales cosas. Siempre debemos ver qué está pasando con el sistema y prever en qué dirección va el sistema. No nos podemos limitar a una cosa cerrada a una estrategia voluntarista, debemos preguntarnos siempre ¿qué pasa con el sistema?, ¿qué va a suceder con las sociedades y la gente? y todo ésto debe ser tenido en cuenta en el diseño de nuestra estrategia. Siempre nos preguntamos ¿adónde irán las cosas si siguen un determinado desarrollo y qué debemos hacer nosotros con relación a ello?

Nuestra estrategia general no puede ser pensada como si cualquier cosa. Tenemos el ejemplo histórico del Socialismo. En el campo socialista se desarrolló la creencia que si se avanzaba social y económicamente ésto precipitaría la caída del capitalismo. Con base en este supuesto se elaboró la estrategia y se la mantuvo sin revisarla. Lo que vimos fue que reventó el socialismo antes de la caída general del capitalismo, fue una previsión muy mal hecha por parte de los socialistas.

Socialistas y Capitalistas lo platean todo en términos económicos, han pensado de igual modo, sólo que colocados en polos opuestos. El eje de su planteo está basado en las fuerzas productivas. Ambos son planteos economicistas resultado del pensamiento del siglo XIX. Son macroeconómicos. Ya cayó un ala de la visión economicista, pronto caerá la otra. Estamos asistiendo al final del economicismo.