Donde la banca se ha mostrado más deshumanizada es con la base social. Es donde ha demostrado una capacidad de engaño infinita porque presenta las cosas como no son. A través de sus campañas de publicidad, de sus sistemas de promoción y de su forma de llegar al usuario genera un ámbito y un conjunto de copresencias en donde le hace creer al trabajador que todo lo que él quiera es posible obtenerlo por medio del crédito, todo se lo presenta fácil.
Eso sí, en el momento de pagar, el usuario paga o revienta. Y en esta fase (no la de la oferta sino la del cobro) todo cambia. Podemos ver dos momentos en la acción del sistema financiero sobre el usuario final. El primero es cuando ofrecen el crédito, las visitas que hacen y los roles que utilizan, las notas que envían, las llamadas que hacen y el trato que dan cuando uno los visita. El segundo momento, cuando tienen que cobrar; las visitas que hacen y los roles que utilizan, las notas que envían, las llamadas que hacen y el trato que dan cuando uno los visita. Son dos cosas totalmente distintas. No son dos mundos, son dos departamentos de un mismo mundo; son como el juego del policía bueno y el policía malo.
En el momento en que el usuario tiene que pagar y no puede no se discute que le crearon condiciones artificiales para hacerle creer algo que la práctica demostró que no puede ser.
En el momento de pagar o del embargo no se tiene en cuenta que hubo una intermediación desleal, que fue víctima de un sistema de venta engañoso y manipulador. Que cada vez que presentaba una objeción de imposibilidad de pago real, el vendedor entrenado se la rebatía creándole una nueva ilusión.
Cuando el usuario no paga el sistema financiero dice: «Es que la gente no sabe administrarse». «Es que planifican mal su presupuesto». El usuario no tiene por qué estar preparado para planificar teniendo en cuenta variables accidentales que le hagan explotar un presupuesto. El sistema económico fomenta la compra compulsiva, crea una avidez artificial de créditos personales. No se puede argüir que la gente se mete en problemas porque no se autocontrola, ésto no se le puede pedir a una población stresada y carente de muchas cosas.
La relación entre la entidad crediticia y el usuario no es leal, ni recíproca y mucho menos solidaria. La relación es despareja, es la relación entre la buena fe del cliente y la mala fe del vendedor (la entidad crediticia). Es una relación desbalanceada, deshumanizada, desalmada.