Hay una forma de responder a las preguntas que nos hemos propuesto, que es intelectual. Vamos a intentar responder por otra vía.
Revision
No con tono autobiográfico, sino más estructuradamente; «yo en situación» considerado como una estructura.
a) Paisaje de formación.
Cómo era el paisaje en el que nos formamos desde los primeros recuerdos. No nos preocupamos solo de los objetos, de lo tangible, sino también de lo intangible, valores, usos y costumbres, la sensibilidad de la época.
b) Miradas y comportamientos.
Cómo era mi mirada en ese paisaje y cómo era mi comportamiento. Cómo yo creo que me veían los otros y cómo interactuaba con mi comportamiento.
c) Comportamientos como tácticas de vida que sigo usando (a lo mejor desde los 5 años).
Tácticas que se formaron en esa época y que a lo mejor sigo usando con algunos toquecitos.
d) La mirada como exposición de situación frente al otro.
La valorización que hago del que me mira influye sobre mi conducta y sucede que uno se comporta frente a esa mirada de un modo que no quisiera comportarse.
La mirada del otro suscita en mi compulsiones, fuerzas internas no controladas, que determinan la acción. El sistema de compulsiones funciona en los distintos niveles. En el nivel de sueño no hay controles. En la vigilia habitual me muevo por compulsiones, hago las cosas sin saber que las estoy haciendo. Si pongo vigilancia sobre mi mismo, estoy en conciencia de si, por lo tanto lo que me ocurre es consciente. Si estoy atento a mí mismo cuando planifico cosas de interés, rápidamente saltan las compulsiones a las que estoy sometido. A eso le llamamos «fuera de tema». Cualquier planificación donde no está la atención sobre mí, es la prolongación de mis compulsiones.
Si mi planificación involucra a otros, estoy involucrando a otros en la prolongación de mis compulsiones. Uno no puede sino hacer eso, no tiene más remedio, no hay salida. La única posibilidad de hacer cosas de otro nivel es trabajando en otro nivel. Esto nos llevará luego al tema de la dirección mental en la acción.
Cuando se está expuesto a la mirada del otro, se está chupado por el otro y no se sabe lo que se hace. Respecto de mí mismo, fuera de tema. No es un problema de calidad del mecanismo del razonar, sino un problema de conciencia de sí. Podría estar chupado por un chorizo o por un tema filosófico, es lo mismo. La atención (mirada) no está puesta en mí mismo, sino en el otro que hace brotar en mí esas compulsiones.
Así como me suceden cosas con la mirada del otro, me pasa con el futuro. Me chupa la imagen de lo que quiero lograr a futuro. La compulsión de la imagen puesta a futuro. He preparado el proyecto fuera de tema. Esto es más fácil verlo en otros porque somos la mirada de los otros para el otro, es como si fuéramos la conciencia de sí del otro. Por ej. al ver el proyecto de un orientador se verán con facilidad los arrastres de él en el proyecto.
Con toda planificación se pretende un objetivo. Parece que se llegara al logro del objetivo y se acabara allí. Pero los acontecimientos se continúan más allá del objetivo. Cuando estoy hipnotizado con ese objetivo, lo que pasa más allá no lo veo porque no estoy vigilante.
Nuestro tema es la dirección mental, no el objeto.
No puede haber proyecto que vaya lejos si la dirección mental está movida por las compulsiones.
Aristotélicamente existe una causa final. Por ej. el escultor hacía la estatua que quiere hacer. Cuando me pongo a diseñar la estatua he propuesto una dirección, una vez elegida, está la imagen. En la dirección mental está el tipo de escultura que quiero hacer.
Si mi dirección mental está montada sobre una compulsión, estoy fuera de tema. Ningun proyecto es un proyecto grande si no está lanzado desde un nivel de conciencia vigilante. No hay como, no puede uno no estar expuesto a las compulsiones. La dirección mental, en nuestras cosas, no conviene que sea corta porque va a haber problemas. La dirección mental es el antepredicativo en el lanzamiento del proyecto. Hubo épocas en las cuales se pudieron imponer compulsiones sobre otros porque coincidían con ellas. Hay épocas en las que no se puede imponer las propias compulsiones, en un ámbito en que todo se está desvencijando. Dentro de lo negativo ésto es algo beneficioso, es una válvula de seguridad que se produce en el sistema, a pesar de él. Los proyectos se pueden explicar racionalmente pero sin embargo están armados a partir de compulsiones.
Estamos pidiendo a la gente dar un paso más. No que deje de hacer cosas, pero que sean más conscientes de sí mismos, que sepan desde dónde están lanzando esa planificación.
El tema es saber lo que se está haciendo. Es interesante mirarse a si mismo sin forzamiento de técnica.