Buenos Aires
16 y 17 de agosto de 1996

La elección de junio en Capital Federal fue un hito; pero no es cuestión de dormirse en los laureles. Hemos logrado crear una confusión, hacer un lío; pero hay que ver cómo sigue la película.

La izquierda tradicional ha quedado descolocada, golpeada.

El sector de izquierda es pequeño en este país y no se ve que vaya a crecer por el lado de la izquierda tradicional. Para peor todavía está vigente el prejuicio o el formalismo de que la izquierda debe ser marxista. Esto no es así, ni lo ha sido porque siempre hubo marxistas, troskistas y diversas variantes socialistas.

Ahora, hay un fenómeno emergente con otras raíces y otro armado ideológico y otro estilo; el Humanismo.

La izquierda debe ser diversa. Esto es bueno, significa que hay discusión de ideas, diversificación. No más el monopolio marxista ni ningún otro.

Tenemos buenas relaciones con la izquierda tradicional y estas relaciones deben ser de colaboración en la acción y de ningún modo en la parte electoral. Ellos dicen que lo electoral no es importante y, entonces, de acuerdo. No es importante, así que no debe haber líos. Podemos trabajar juntos en la base y en las elecciones presentar opciones por separado.

Las elecciones en Capital son importantes. Capital no es el país, pero influye poderosamente.

El retroceso general de la izquierda no es fácil de revertir, pero nosotros sí podemos avanzar y lo estamos demostrando. En cada elección la toma de conciencia de la gente también es un avance (la toma del bolsillo no).

Así que está bien seguir la conversación política a nivel nacional, no a nivel de la Capital. El crecimiento estructural es nuestro objetivo principal, pero también tenemos que hablar de otros temas complementarios.

¿Qué hacer? ¿Qué es lo que correspondería hacer? ¿Qué tareas concretas? ¿Con qué prioridades? Esos son los interrogantes que tenemos que responder en esta reunión; pero primero podemos repasar algunas actividades que estamos desarrollando.