En Occidente, los cínicos siguen modelos claros para lograr dos cosas: dinero y dominio. Son igualmente idólatras que otras culturas; pero atrás, como presentan valores diversos y formas culturales distintas, le dicen que están atrasados, que son retrógrados, que tienen «supersticiones»…

Hay que tener claro como opera la fe pública, eso en lo que todos creen, esa que todos tienen en algo, en valores de ellos. Al respecto, son todos beatos, frailones, crédulos, devotos creyentes de valores externos. Creen muchas cosas y son muy prácticos por algo simple: la creencia está instalada. Así, al instalarse una creencia principal – tener dinero y cosas – ésta se sigue como zanahoria porque creen que así solucionan sus viditas. ¡Y no la solucionan!

¿Donde está el poder de la creencia en ésto? En suponer que con eso – el dinero- la cosa va. En suponer que con acceder al objeto más preciado, se tiene algo especial, más allá, del mero objeto. Por eso el objeto está cargado sicológicamente, está en la escala más alta de valores, el comportamiento personal y social gira entorno a ello, etc. Todo el mundo está en eso, es obvio que «eso» es lo más importante. No obstante, hay sufrimiento, infelicidad, etc., es decir, los registros humanos dicen otras cosas, pero la gente es terca. Sin ese componente de la creencia – ese «algo» especial que se lograría – no puede hacerse nada. Y eso funciona en el sistema porque se ha instalado la creencia de que con ese valor la cosa va. Y, hábilmente, se lo hace aparecer como algo válido-en-sí, como algo externo.

Por otro lado, es obvio que se necesita dinero para hacer cosas, es un elemento utensilio, instrumental, pero los otros creen que se consigue algo, que da algo más…

Recomendaríamos UTILIZAR SIN CREER, pero de verdad; que no fuera una frase hueca o un slogan vacío. Esto es difícil porque se ha instalado y hace mover todo a su alrededor. No podemos luchar contra ello, (no te opongas a una gran fuerza…) Recordemos aquello de «tanto luchas contra los dragones que terminas siendo un dragón».

Además, sobre ésto sabemos que se sufre mucho por la imaginación, la imaginación de tener, de perder, dejar de tener, etc.
Mejor dejemos todo como es, no-ruido y a lo nuestro.

Mejor hacer porque el centro de gravedad no esté en eso porque te perjudicas (y perjudicas a otros).

Esas son condiciones externas y la intención propia se abre paso frente a condiciones: Yo pongo mi proyecto intencional, que se abra paso triunfando en medio de condiciones externas, no soy respuesta a condiciones externas.

Está bien eso de usar los recursos sin creer, de modo tranquilo, sin neurotizarse y mucho ojo con estar tomados por la imagen de esos valores externos.

Eso en cuanto al dinero, ya con el sexo es la catástrofe.

Lo mismo con la imagen de sí, con los perseguidores de prestigio y fama. ¡Encadenados a ello!

Obvio que al respecto hay condiciones, hay presiones sicológicas; eso está ahí, se lo toma o se lo deja, pero ¡que no ocupe el foco atencional!
Te recuerdo: ¡Tu cosa está en tu proyecto! No te distraigas.

Uno se desvía siempre cuando «uno cree que pasa algo especial» con eso otro – dinero, sexo, prestigio -, ¡aunque no pase nada!

Si uno está con su proyecto y aparecen estas cosas – sexo, dinero, prestigio – por separado o todo junto tal vez, y uno es tomado por eso, y comienza a girar en torno a eso, uno termina en un cretino.

Uno tiene que saber estas cosas, conocer las jugarretas de la cabeza e ir más a lo que hay que construir.

Pensemos además, que al final está eso del fin de la vida.

Al final todo termina en una cama, en el lecho mortal.

Pero… No está tan seguro esto de la muerte.

Hay que hacer algo para que todo no termine con eso. Veamos que hay algo más fuerte que eso.

Hablamos de estas cosas con soltura, aunque sabemos que las gentes que se neurotizan por esos valores, con estas conversaciones se afectan mucho, señal que han de considerar estos asuntos. Así las cosas al respecto.