En el gran sistema de la historia, podríamos haber escogido la generación o el momento o bien la civilización, etc. Sin embargo, hemos preferido que la edad sea nuestro específico tema de estudio.

Comprendiendo la mecánica y el desarrollo de las tres edades, tendremos una visión general de cualquier civilización.

Esquematizamos las edades, del modo siguiente:

Tradicionalismo Racionalismo Desilusión
Diferenciación
(Visión puesta en el pasado)
Complementación
(Visión puesta en el futuro)
Síntesis
(Visión puesta en el presente)
Estamento y aristocracia Igualdad y burocracia Castas y tecnocracia
Voluntad, religiosidad Razón y ciencia Emoción y magia

Sabemos, sin embargo, que los caracteres de cada edad penetran en las otras.

Teniendo presente el cuadro, veremos las edades en su expresión característica: el tradicionalismo como religiosidad; el racionalismo como ciencia y la desilusión como magia.

Observamos que al decir «tradicionalismo», «racionalismo» y «desilusión», estamos definiendo las edades por estados de conciencia. Y no es de extrañar que así sea, ya que todo el proceso histórico es interpretado como el momento de la conciencia hacia la supraconciencia. Conviene entender esos estadios, expresándose.